Verdades y rumores
La fracción del PRI -que ahora es oposición- en el Cabildo de Torreón, ha comenzado la “miniadministración” de un año lanzando dardos envenenados contra el gabinete del alcalde panista Jorge Zermeño, principalmente para presionar y que se ponga las pilas a la voz de ya para que atienda el rezago que hay en servicios públicos. Pero las lenguas de doble filo, que nunca faltan, sobre todo en las transiciones de gobierno con alternancia partidista, comentan que este reclamo de los ediles priistas pudiera revertírsele a su propio partido. Y es que dicen que, en primer lugar, la urgencia en la necesidad de atención de varios servicios públicos municipales es un reconocimiento implícito de las fallas en este rubro de la pasada administración priista, encabezada por el ahora gober Miguel Riquelme y Jorge Luis Morán.
Así que apresurar al actual ayuntamiento para que haga en un año lo que no hizo o hizo poco en cuatro, es lo más parecido a darse un balazo en el pie. Pero las mismas lenguas viperinas dicen que si se cuestiona a don Jorge por la “lentitud” de su equipo para presentar planes de trabajo a escasos días de haber asumido el cargo, pues cuantimás deberían hacerlo con don Miguel, quien ya lleva más de un mes sentado en la Silla Máxima del Palacio Rosa y no ha logrado completar su gabinete, tampoco presentar su plan de los primeros 100 días ni mucho menos el plan sexenal, aunque claro va por seis años y no por uno. Dicen los subagentes disfrazados de matracas tricolores que en estos poco más de 30 días de gobierno el mandamás provincial ha procurado más hacer los amarres necesarios con las bases priistas que fijar las líneas a seguir en su administración, por lo que ha consumido buena parte de su tiempo en reuniones con los liderazgos. Cuentan que esto se debe a dos factores: uno, la demora en la resolución de la elección, que lo tuvo viviendo prácticamente seis meses en la Capirucha del Esmog; y dos, la resistencia del exgober Rubén Moreira a soltar el control de la provincia y, sobre todo, los hilos que mueven a la clientela del PRI. Por eso dicen que el nombramiento de don Rubén en la secretaría de acción electoral del CEN tricolor más que un premio al susodicho fue un favor a Riquelme para dejarle un poco más de margen de maniobra
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Cuentan que la invasión de predios particulares en el Parque Industrial Mieleras iniciada 24 horas después de la toma de protesta de Zermeño ha encendido las alarmas de los ejecutivos de las empresas instaladas en el sector, quienes, según dicen, están pensando incluso solicitar la intervención del gober Miguel. Y es que, para algunos agudos observadores de la cosa pública, algo huele raro en todo este asunto. Se trata de la zona fabril de mayor crecimiento en Torreón, a donde han aterrizado las principales inversiones gestionadas por el exgober Moreira II y el propio Riquelme, cuando era alcalde. De la noche a la mañana centenares de familias aparecen en el sector para desmontar y fraccionar con la intención de fincar, incluso apoyados de maquinaria pesada. Además, según los reportes de nuestros subagentes disfrazados de palas y picos, varios de los invasores son personas que ya cuentan con viviendas en Zaragoza Sur, colonia que surgió hace 15 años también de una invasión y curiosamente también en el arranque de una administración municipal panista. Incluso, dicen que algunas de las lideresas mencionadas por las familias son las mismas que propiciaron la posesión de los predios del antiguo ejido Zaragoza. Por eso a no pocos llamó la atención la reacción de don Jorge, quien asumió que todas las personas que llevan a cabo la invasión en verdad tienen necesidad de una vivienda y que, en consecuencia, va a buscar la manera de apoyarlas con pies de casa. Pero hay otros a los que no les extrañó tanto, ya que consideran que se trata de una estrategia para, de forma muy sutil, evidenciar el verdadero objetivo de este extraño movimiento. Mientras son peras o manzanas, la preocupación del sector empresarial es mayúscula ya que consideran que se manda una señal muy negativa para los inversionistas potenciales que, ante tal nivel de inseguridad en la propiedad, van a pensarla tres veces antes de poner un peso en el municipio.
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En temas de la grilla electoral, dicen que las propuestas indecorosas están a todo lo que da para seducir a políticos y que terminen cambiándose de chaqueta. Nuestros subagentes disfrazados tazas de café nos reportan que el equipo de operadores del PAN en Torreón tienen la mira puesta en varios altos perfiles priistas para sumarlos al plan de reelección en el ayuntamiento. Y es que, según dicen, dichos perfiles han sido relegados por el PRI manejado desde Saltillo y que algo pudieran aportar, al menos en imagen e impacto mediático, a la campaña electoral. Cuentan que las propuestas que les han estado haciendo van desde sillas en el Cabildo hasta algunos puestos en el gabinete de 2019, situación que, dicho sea de paso, si no se maneja bien, puede provocar resentimientos dentro del propio PAN, en donde la lucha por posiciones también está bastante fuerte. El fenómeno del cambio de chaqueta no es nuevo en estas tierras. Hay que recordar que hace algunos años Luis Gurza, personaje de prosapia panista, se puso los colores del PRI luego de que fue relegado dentro del partido que aún controla Guillermo Anaya con todo y que fue uno de sus fieles escuderos. Así que ahora algunos de esos perfiles tricolores que están coqueteando con el PAN consideran que para poder agarrar hueso es necesario cambiarse de equipo. O dicho en palabras del bajo mundo político, se quieren poner “agurzados” en esta elección.
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También en el pacífico pueblo de Lerdo se cuecen las habas en eso de las aspiraciones políticas. Cuentan nuestros subagentes disfrazados de nieve de cajeta con vainilla que el que encabeza la lista de suspirantes en estos momentos es el regidor Carlos Aguilera, mejor conocido como el “A poco nos vamos a quedar así”. Y como el exalcalde priista no se quiere quedar así, es decir, como regidor, dicen que anda buscando desesperadamente ser considerado para un cargo partidista en la Capital de los Alacranes o en una curul en San Lázaro, en donde la lista de aspirinos es bastante larga. Don Carlos anda muy pegado al exgober Ismael Hernández Deras, quien a pesar de todo sigue moviendo los hilos del PRI en el Chiapas del Norte. La intención de Aguilera, dicen, es hacerse del control estatal de la Confederación Nacional Campesina, que en aquella provincia sigue aportando una buena cantidad de votos para el tricolor. Pero dicen que también quiere ser diputado federal, de preferencia plurinominal, para no tener que ensuciarse las botas haciendo campaña. Es por eso que a Aguilera se le ve muy poco en Lerdo, ya que se la pasa de viaje por el interior del estado, recorriendo pueblos y municipios en plan de campaña. Ya a pocos les extraña no verlo en las actividades oficiales que organiza la alcaldesa lerdense María Luis González Achem, incluso en las sesiones de Cabildo a donde ni siquiera va a levantar la mano. El hecho no pasaría de ser un caso más de funcionario que cobra del erario mientras hace otras cosas, pero resulta que don Carlos tiene asuntos pendientes en la administración municipal que pudieran meter en serios aprietos a doña María Luisa. Se trata de la deuda de millonaria que el ayuntamiento tiene con los exempleados que demandaron al municipio luego de la administración de la hoycontralora Rosario Castro con la finalidad de seguir laborando. A quien le tocaba resolver dicho problema era nada más y nada menos a Aguilera, entonces alcalde. Pero como él no quiso ceder a las presiones de la gente de su archienemiga doña Chayo, hizo oídos sordos y un problema que pudo haberse resuelto con unos cuantos cientos de miles de pesos, ahora es una bronca de 130 millones. Para que se dé una idea, amable lector, el presupuesto anual de Lerdo ronda los 515 millones de pesos. Ahora sí que, como dice el ya clásico de la política lerdense: “¿a poco se van a quedar así!”.
