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Esbozos de algunos de los consortes que vendrán

SIN LUGAR A DUDAS...

PATRICIO DE LA FUENTE
“En esta vida la primera obligación es ser totalmente artificial. La segunda todavía nadie la ha encontrado”.

— Oscar Wilde

Aunque a muchos les causa una suerte de fascinación y controversia, oficialmente el cargo de Primera Dama nunca ha existido en nuestro país. Es decir, que en ningún sitio de la estructura de la administración pública federal, se mencionan ni asignan atribuciones y obligaciones específicas a la esposa del presidente.

Tampoco percibe salario alguno ni está sujeta a la Ley de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos en virtud de ser un puesto no electivo de carácter honorífico. Por ello, cada primera dama ha moldeado su rol sobre la marcha y según el momento histórico y político del país.

En ocasiones, como ocurre con los jarritos chinos, a varias de ellas no hemos sabido ni dónde acomodarlas. Otras marcaron el rumbo de la historia aunque no siempre de manera positiva.

Me refiero exclusivamente a primeras damas por razones obvias y evidentes, sin tufo a machismo. Y es que salvo los casos de candidatas a la Presidencia como Marcela Lombardo, Cecilia Soto, Patricia Mercado, Josefina Vázquez Mota y quizá en esta ocasión Margarita Zavala desde la tribuna independiente, la posibilidad de una mujer presidente es todavía remota.

Estimo que sobre el particular, la investigación más completa que existe sigue siendo el libro-ensayo La Suerte de la Consorte de la socióloga y escritora Sara Sefchovich. Como la propia Sefchovich explica, no se trata de un libro de chismes de alcoba ni anécdotas circunstanciales, sino de una radiografía que recorre 500 años y detalla qué tanto han influido a la esposa del mandatario en turno.

Viene lo anterior a colación pues además de la obra de Sefchovich, cada vez existe un mayor número de sitios que dan cuenta de las actividades no sólo de la primera dama, sino del círculo cercano de aquellos que detentan el poder político en nuestro país. Extraña dicotomía en un México que dice estar harto de los políticos y todo lo que huela a ellos, y por el otro consume mayores dosis de información sobre actividades en apariencia intrascendentes y cotidianas de quienes lo gobiernan. Sin duda, tal fenómeno irá in crescendo de aquí a seis meses, cuando acudamos a las urnas a elegir al siguiente mandatario. Y sí, aunque no queramos vendrá a modo de dupla.

Si bien tímidamente, pues estamos en período de precampaña, los expertos en marketing político ya han comenzado a tratar de que nos acostumbremos a la idea de que los suspirantes, al igual que las hamburguesas con papas, también vienen en combo.

Tales son los casos de Beatriz González Müller, esposa de Andrés Manuel López Obrador, como de Juana Cuevas, cónyuge de José Antonio Meade. En uno de los adelantos de Esto Soy Yo, documental de la vida de López Obrador producido por Epigmenio Ibarra, el tabasqueño nos presenta a su esposa Beatriz cantando “El Necio”, composición de la autoría de Silvio Rodríguez. En honor a la verdad, la señora González Müller, además de ser una académica culta y sumamente preparada, es también bastante entonada y natural. “Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios qué será divino, yo me muero como viví”, canta Beatriz en dicho video que está en Youtube para consulta del lector.

Por otro lado, hace unos días desde su cuenta de Twitter, Joaquín López Dóriga subió una foto “espontánea” de Juana Cuevas realizando la compra de año nuevo en un supermercado de la capital del país.

El horno no está para bollos y muchas personas, especialmente los jóvenes, identifican a López Dóriga como un periodista históricamente cercano al poder, la estrategia no funcionó en ciertos círculos.

Además de las críticas al ex hombre fuerte de Televisa, miles de internautas calificaron dicho tuit de burdo ardid publicitario para posicionar al precandidato del PRI. Mal que bien, espontánea o pagada, se consiguió que durante dos días Juana Cuevas fuera tendencia en redes sociales.

Hablo de dos esbozos, si bien tímidos, de lo que vendrá. Y es que además de elegir al siguiente presidente o presidenta de México, de alguna manera también estaremos optando por una dupla. Por ello, estudiemos detenidamente el perfil de los cónyuges.

Claro que tendrán poder de decisión e influencia sobre el siguiente presidente porque como dijo la periodista Olga Wornat: nadie, léase nadie, puede competir con ocho horas de sábanas…

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Escrito en: sin lugar a dudas

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