(Primera parte)
Dedicado a mi primer nieto, el ya joven César Rodríguez Domínguez, pronto a llegar a su mayoría de edad.
El 27 de diciembre de 1999, envié una misiva al Sr. Salomón Juan Marcos Issa, a quien le faltaban tan sólo cuatro días para ocupar el cargo de Presidente de la ciudad de Torreón, a partir del 1° de enero del 2000 por un período de tres años.
Después de manifestarle mis sinceras felicitaciones, le hice saber de un proyecto que a la letra dice: "Soy médico gineco obstetra, escritor, investigador e historiador, y por este conducto, deseo expresarle un proyecto para este fin de milenio e inicio del siguiente: investigar la mañana del 1° de enero en todos los hospitales que se dedican a la atención de embarazadas, los nacimientos que se registren en las últimas 12 horas del 31 de diciembre y los que se llevarán a cabo las primeras 12 horas del día siguiente, anotando la hora de nacimiento, nombre de los padres, del médico y pediatra que los recibieron.
"Considerando que este acontecimiento de finalizar un milenio e iniciar otro es de gran trascendencia para toda la humanidad, me dirijo a usted para hacerle la siguiente sugerencia: Que el Ayuntamiento de Torreón que usted presidirá a partir del inicio del 2000 extienda alguna constancia, diploma, reconocimiento o presea a estos recién nacidos de fin y principio de un nuevo milenio, y que en una ceremonia que pudiera programarse para la primera o segunda semana de enero, se les entregue a sus padres, considerando, señor Juan Marcos Issa, que sería de gran trascendencia este reconocimientos…".
Terminó diciembre de 1999 y se inicia el nuevo milenio; los primeros días de enero transcurrieron con la velocidad que sólo el tiempo suele realizar; pasaron los primeros quince días y fue entonces que "empecé a sospechar", que como ya es una costumbre muy dada dentro de los funcionarios públicos, jamás recibí ni tan siquiera "un acuse de recibo" a mi petición, a mi sugerencia, y una vez más, porque no es la primera vez que me sucede, estas personas ignoraron el artículo octavo de nuestra Constitución Mexicana, que a la letra dice: "Los funcionarios públicos respetarán el ejercicio del derecho de petición, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y respetuosa, pero en materia política, sólo podrán hacer uso de ese derecho los ciudadanos de la República. A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la autoridad a quien vaya dirigido, la cual tiene la obligación de hacerlo en breve termino al peticionario".
Transcurrieron los años, el mensaje no contestado pasó al olvido aparentemente; sin embargo, a finales de noviembre del 2009, recordé que aquellos niños y niñas estaban por arribar a su décimo aniversario de vida, renaciendo la idea que si no se les había dado un reconocimiento en su momento, valdría la pena que se hiciera en estos momentos, y fue así que el 30 de noviembre del 2009 envío al Sr. Eduardo Olmos Castro, Alcalde electo para los siguientes cuatro años, una misiva en la cual le hago saber del proyecto del 2000: reconocer a los niños de fines del y los primeros del nuevo milenio por haber sido los primeros laguneros en arribar a nuestra región en las últimas horas del Siglo XX y las primeras horas del Siglo XXI, y que si bien habían hecho caso omiso de mi sugerencia, que se llevara a cabo en este su décimo aniversario, ya que prácticamente no ocasionarían muchos gastos. Como aún no tenía sus oficinas dentro de la presidencia municipal, llevé la misiva a la casa de campaña que había servido durante varios semanas y que estuvo ubicada por la Diagonal Reforma, no obstante, también se hizo caso omiso a la misma y jamás se acordaron que tenían el deber, la obligación, de una respuesta aunque fuera negativa; también ellos, (él y su equipo de trabajo), ignoran el artículo octavo de la Constitución mexicana.
Estamos en vísperas de finalizar un año más; casualmente, está por iniciarse una nueva administración que estará presidida por el Lic. Jorge Zermeño, a quien en estos días le haré llegar, una vez más, la misma petición, la misma sugerencia, pero ahora con la diferencia de que se les otorgaría a unos jóvenes que precisamente este día último de diciembre y el primero de enero llegarán, arribarán, a su MAYORÍA DE EDAD, con todos los derechos, privilegios y a la vez con las obligaciones que este aniversario trae consigo, y estoy seguro de que todos ellos se sentirán muy orgullosos de que se tenga esta distinción.
No dudo, el Lic. Zermeño y el equipo de trabajo que consideramos ya ha de estar elegido, verán con buenos ojos este detalle que tendrán con aquellos recién nacidos que quedaron considerados como los niños de fines de milenio y principios de este Siglo XXI del que ya hemos recorrido 17 años.
Por: Dr. Leonel Rodríguez R.
