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2018

Diálogo

YAMIL DARWICH

En unos días más habremos consumido otro año; maravillosamente en sólo un segundo pasaremos del 2017 al 2018, empezando una nueva cuenta del tiempo que incluye propósitos de cambio, proyectos de todo tipo, planear reformas en su vida -que espero no sólo quede en eso-, casarse, hasta empezar con un prometedor negocio o empleo. ¿Usted qué hará?

El tiempo es una forma que los humanos inventamos para dimensionar nuestra vida; para el universo no significa gran cosa, pero para nosotros lo es todo: medidas de logros, lo bueno y malo, el principio y fin.

El universo cuenta con unos 14,000 millones de años, -eso dicen los que se han preocupado en medirlo en tiempo- así que, considerando la vida del planeta tierra, -unos 4,500 millones de años- nuestra casa tiene solamente una tercera parte del tiempo consumido desde el Big Bang.

Hagamos otras cuentas del tiempo: la esperanza de vida del hombre moderno es muy variable, dependerá del país en que se vive, con las condiciones de cuidados en atención a su salud, alimentación recibida a lo largo de la vida, calidad de educación familiar y escolarizada, condiciones de vivienda, etc. Por ejemplo: los europeos pueden aspirar a un promedio de 78 años; los norteamericanos un poco menos: 77.6 y nosotros, los latinoamericanos, unos 71.5. Las mujeres un poquito más, quizá tres a cinco años extras; claro que estamos analizando el promedio mundial, la realidad es que Usted puede contar años -más o menos- en su vida y la de cada cual.

Tome en cuenta que la documentación de la existencia del más remoto antecedente de género humano conocido es desde 300,000 a 350,000 años y luego tuvimos que esperar a que se diera toda la evolución del hombre -los últimos Neanderthales existieron hace 20,000 años- hasta llegar -apenas hace unos 15,000 años- a encontrar al verdadero homo sapiens; luego, de 6 a 7 mil años para la aparición de los sumerios, primeros en organizar verdaderas comunidades primitivas.

Ahora hagamos algunas conversiones matemáticas para dimensionar lo que es el período de vida de un humano, tomando 75 años como promedio para todos los planetarios:

Al compararnos en el tiempo, desde el inicio del Universo, vivimos 186.66 millonésima parte de un año; 266.66 partes desde las cavernas; para que apareciera el Homo Sapiens Sapiens 200avas partes de año, y tan sólo 97.2, para llegar a los pueblos primitivos. Tal vez, entendiendo la dimensión, por ello le prometieron a Abraham que tendría más descendencia que las arenas del mar.

Los mexicanos vivimos 76.7 años en promedio, menos que un instante del Universo y una 35ava parte desde la existencia de nuestro país -217 años-. Esa es nuestra dimensión en medidas de tiempo, ideadas por nosotros, los humanos.

Claro que hemos evolucionado como ninguna especie del mundo lo ha podido hacer -quizá no lo harán, al no dejarles oportunidad alguna con nuestro ánimo destructivo- y es cierto que hemos llegado a desarrollar calidad de vida material insospechada gracias a la ciencia y técnica desarrollada; pero somos muy pretenciosos y creadores de fracesitas como "los amos del universo" o "reyes de la creación".

Con todo, iniciamos un nuevo año que nos presenta grandes retos en lo económico, político y social y ante ello, los ciudadanos, deberemos estar pendientes de las decisiones que tomen los líderes mundiales y particularmente los nuestros, regionales.

Será conveniente generar mayor interés para informarnos fidedignamente de nuestra realidad regional y, en consecuncia, exigirles a nuestros gobernantes honradez, trabajo y esfuerzo. Ellos tienen el reto de alcanzar mejores condiciones de vida para todos, envueltos en crísis económica -deuda eterna- y confrontaciones entre politiqueros "cangrejos mexicanos". ¿Recuerda el cuento?

Lo que sí podemos hacer es retomar nuestros compromisos personales y familares, logrando que todos participemos en el trabajo por el bien común de los de casa y aquellos que nos rodean.

Ser mejores personas: evitar la corrupción y mejor aún: no participar en ella; encontrar reconciliación con esos de quienes nos hemos distanciado; cuidar la salud y motivar a los demás a hacerlo -caminar, por ejemplo-; y muy importantemente, trabajar en enriquecer la vida espiritual, ejerciendo la terapía del perdón, evitando pensamientos nocivos, la envidia, revancha o el odio. Al menos "¡bájeles dos rayitas!" -expresión juvenil-.

Es cierto que la verdadera felicidad está en cada uno de nosotros y trabajándola para sí, luego irradiarla a los demás, empezando desde la familia y continuando con los amigos y compañeros de trabajo o estudio.

Lo demás es divertido: salir y entrar en casa con maletas, comer 12 uvas en el último minuto del año, apostar promesas de mejorar -como bajar de peso o dejar de fumar- , hasta usar ropa interior de color rojo o amarillo.

Le deseo, ante todo, que logre ser feliz responsablemente.

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