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Crónica Lerdense

La lucha por la ampliación del fundo de Lerdo

Para la urbanización en 1927, se pretendía expropiar las fajas de terreno paralelas a la vía del ferrocarril eléctrico y de la carretera del Auto Club.

Para la urbanización en 1927, se pretendía expropiar las fajas de terreno paralelas a la vía del ferrocarril eléctrico y de la carretera del Auto Club.

JOSÉ DE JESÚS VARGAS

La ciudad más antigua, la más pintoresca y la de mejor clima en la Comarca Lagunera todavía para 1922 la superficie del Fundo Legal de 1879 continuaba siendo el mismo, dando como resultado de que la ciudad no creciera por ninguno de los puntos cardinales y por consiguiente el progreso en todos los órdenes estaba estancado. En ese entonces la Ciudad era la más pobre tanto en lo comercial como en lo industrial, se puede decir que carecía de ambas cosas, ya que no existían sino pequeños comercios, aun cuando la comunidad y autoridad municipal se desganaban por ver progresar a nuestro municipio, pero el apoyo Estatal estaba concentrado en Gómez Palacio y la Capital, sin embargo, una que otra industria se establecía, como fue la instalación en 1925 de la Cervecería Durango, conocida como Sabinas.

Mientras que Torreón se desarrollaba en el concepto urbano y absorbió el comercio comarcano y dio nacimiento a la industria que alcanzó en esos tiempos una regular escala y siguió en forma veloz en lo comercial, industrial. Y Lerdo, había quedado materialmente inerte y hasta entró en descenso notable, no teniendo ninguna fuente que pudiera hacerse resurgir en ningún orden, pues carecía de toda comunicación ferrocarrilera y terrestre, únicamente con el Tranvía Eléctrico. Por lo tanto, las esperanzas de progreso no existían, aparte carecía de muchos servicios y de infinidad de casas abandonadas. En ese entonces gran número de habitantes de ciudad Lerdo, al no contar con empleos en su lugar de residencia tenían que trasladarse a sacar su subsistencia precisamente a las ciudades vecinas, situación que las familias de Lerdo preferían radicarse en Torreón, aunque sufrían la penalidad de pagar las rentas de las viviendas en un valor elevado, dejando de gozar el agradable clima en Lerdo, sus jardines públicos y particulares.

Y cuando se dio la oportunidad de traer a Lerdo un progreso más o menos que halagara a la ciudad, una terca decisión de algunos vecinos de Gómez Palacio, Dgo., de oponerse a las iniciativas como fue en la compactación del antiguo camino que se había utilizado en el tendido de las vías del Tranvía de Mulitas para una carretera Lerdo-Torreón, lo que una vez terminada se obligó a que no hubiera tráfico hasta el grado de alambrar el camino; todo esto lo hacían porque consideraban que la carretera era un peligro para Lerdo y Gómez Palacio, porque suponían que Torreón tomaría más fuerza en su absorción de la población y la economía, ya de por sí, había pasado en la última década del siglo XIX. Después, en mil novecientos veintitrés el Auto Club, solicitó la Calzada de los Insurgentes (Bulevar Miguel Alemán) para convertirla en una moderna carretera, para lo cual tuvieron que cambiar el canal del Municipio que corría por el lado oriente de la calzada y obligarse a hacer un camino para carros de llanta de fierro, a esta tan innegable mejora se opuso grandemente la Directiva del Comité Administrativo de los Ejidos de Ciudad de Lerdo, Dgo.

En ese entonces el Comisariado Ejidal de Lerdo, estaba integrado por los ciudadanos Timoteo Encerrado, Álvaro Palacios y Francisco R. Gutiérrez; con su carácter de presidente, Secretario y Tesorero, respectivamente de la propia Comisaria y cerca de cien ejidatarios, se reunieron en asamblea el día 13 de noviembre de mil novecientos veintiséis, con los ciudadanos Presidente Municipal David García Muñoz, el C. Antonio García Robledo, el C. J. Higinio González, Presidente de la Cooperativa Ejidal, más el C. Ingeniero Estanislao Peña, Jefe de la Sección de irrigación de la Comisión Nacional Agraria, para disentir y prestar opinión colectiva de los miembros del Cuerpo Ejidal acerca del proyecto de urbanización que abrigaba el gobierno de Durango, y el Ayuntamiento de esta ciudad. Así mismo se trataría la pretensión de expropiar una faja de terreno ejidal fraccionada y adjudicada en parcelas conforme a la Ley, de ciento sesenta metros de ancho a cada lado de la carretera que une a esta ciudad con la de Torreón, Coah.

En esa reunión de principio los ejidatarios consideraron que en ese momento no era necesaria la ampliación del fundo de ciudad Lerdo, argumentado que los habitantes con que cuenta no bastan para poblar el área urbanizada de que actualmente se dispone dentro del fundo, pudiéndose poblar la ciudad de Lerdo, y estaban en contra de la expropiación de la zona pedida. Aparte de que los campesinos no le tenían confianza al Gobierno del Estado al cederles alguna superficie, porque pensaban que el gobierno no les indemnizaría justamente el valor intrínseco de las parcelas afectadas y nunca podría indemnizarlos del efecto moral que les causaría a los poseedores el abandono de las tierras en donde han puesto su trabajo con su corazón.

Además los ejidatarios no estaban de acuerdo de que el Ayuntamiento dejara fuera de la zona de urbanización un sobrante de terreno en caso de que se hiciera la expropiación para que pudiera dedicarse a nuevos fraccionamientos a fin de establecer en ellos a los parcelarios afectados dejándoles su casa y las obras que más amaron, ya que con eso no se resolvería el conflicto porque el campesinado perdería de hecho la base de su trabajo agrícola, aparte de que la zona restante no sería suficiente para formar parcelas con la extensión que fija la ley, y no había donde tomar el terreno faltante a cada uno, sino muy lejos y en terrenos inútiles o incultivables.

Ante esta problemática en vía del progreso, Lerdo ya necesitaba buscarse otras alternativas de una fuente distinta y una de ellas fue la ampliación de la urbanización hacía el norte oriente. Por eso en el año de 1927 las autoridades municipales se dieron a la tarea de gestionar para que la zona urbana creciera en esa dimensión, siendo el proyecto del Ayuntamiento de solicitar ahora la urbanización de las fajas de terreno paralelas a la vía del Ferrocarril Eléctrico de Lerdo a Torreón y de la Calzada de los Insurgentes, siendo aceptado un noventa y nueve por ciento de los habitantes que consideraron provechosa la urbanización para la ciudad y el Municipio.

La bondad y beneficio que traería la realización de la urbanización lo fundamentaron las autoridades, ya que en Lerdo se podrían conseguir a conveniencia de los vecinos que no soportaban el clima de Torreón, con casas cómodas, sanas, rodeadas de la vegetación y de la fertilidad de las tierras, siendo un lugar que se contaba con una rápida comunicación con Torreón, razón por la cual la edificación de la zona urbana sería un hecho que traería un gran progreso para la ciudad. La solicitud de la ampliación de la urbanización por las autoridades municipales, estaban bien cimentadas, pero, les preocupaba que las tierras en cuestión atravesaban con la dificultad de que las mismas se dedicaban exclusivamente a la agricultura y en posesión del Comité administrativo de los Ejidos de Ciudad Lerdo, Dgo.

Sin embargo, se veía la posibilidad que para cultivar la misma cantidad de tierra que tenían asignadas, bien lo podrían hacer en otras parcelas de las tantas que existían vacantes. La cantidad de tierra que solicitaban los vecinos de Lerdo para urbanización fluctuaban entre ochenta y cien hectáreas, cosa que se aseguraba la facilidad de que los Ejidatarios fueran trasladados sacrificando una gran extensión de tierras de cultivo, pero que al mismo tiempo se beneficiaría el progreso de esta ciudad. La ampliación de la urbanización que había sido proyectada por las autoridades municipales y del Estado, fue vista y ocupó la atención pública del diputado Federal Sr. Pedro Álvarez integrante del Congreso de la Unión, quien prometió tratarla en México y se estudiarían los proyectos de los terrenos de los ejidatarios para dar más vida a la Ciudad de Lerdo.

Continuará.

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