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Permisivos

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YAMIL DARWICH

¿Piensa Usted que "el fin justifica los medios?; acepta aquello de "mal menor por bien mayor", eso que Tomás de Aquino defendía como la menos dañina de las soluciones.

Desde luego que el mal no puede generar el bien, así como un "árbol malo no puede dar frutos buenos"; y sin embargo, es la forma que frecuentemente utilizamos para tratar de justificar acciones erradas, mayormente en nuestros tiempos y por personas que carecen de una adecuada formación humanista y/o principios básicos de bueno y malo.

Algunos hablan de "La Teoría del Complot", en donde se argumenta el interés de unos pocos -los más poderosos- por controlar la economía del mundo utilizando todos medios disponibles para poder beneficiarse, incluyendo a la industria y comercio internacional, los movimientos en bolsas de valores, bancos y hasta la manipulación de la consciencias para llevarnos a la permisividad.

Lograr hacer a un ser humano permisivo -condición de quien permite, consiente o no ofrece resistencia a algo- facilita su mejor manipulación y va por encima del bien personal, que rechazamos al ser inducidos. Así, somos capaces de llegar al extremo de alterar el orden social ejecutando acciones que van contra las normas de alguna sociedad en particular.

Esa permisividad generalmente va acompañada de la superficialidad de quién es inducido a ejercerla en su vida; ese que no profundiza en la reflexión sobre lo bueno y lo malo de sus acciones y comúnmente se sorprende por los resultados negativos obtenidos. Cuando se trata de patología social profunda, se pierde la consciencia, hasta las sensaciones de malo.

Lo innegable es la promoción de la superficialidad para favorecer la permisividad, especialmente en los jóvenes, que por vivir el período de formación personal y jerarquizacion de los valores propios, pueden ser inducidos a desear, comprar, actuar y evaluar las acciones incorrectas como correctas.

No reflexionar -pensar- a fondo, permite que tomemos decisiones a la ligera y como consecuencia, al no ser bien medidos los efectos, puedan estar errados o al menos no ser la mejor decisión, entre varias que pudieran haberse tomado.

Los mercadólogos antiéticos conocen el efecto de la superficialidad permisiva y se aprovechan de ella para satisfacer a sus clientes y cubrirles las expectativas de ventas -ingresos- que les prometieron.

Esa actitud de promover la permisividad no es utilizada solamente por los empresarios inmorales -los antisociales- quienes se valen de ese medio para vender más, sean artículos de vestir -ropa de moda-, equipos computacionales -teléfonos móviles como ejemplo-, hasta tóxicos -alcohol y drogas-.

En el medio político se presentan casos que son excelentes ejemplos; politiqueros buscando la sumación de adeptos a sus posturas políticas, si es necesario por encima del bien común y, dado el caso, promoviendo actitudes y acciones que van contra la sociedad; son ejemplos aquellos que invaden vías de comunicación, promueven el vandalismo, buscan la anarquía, etc.

De entre ellos, se ha presentado en la CDMX, una actitud de promoción de la permisividad que, a todas luces, busca el incremento de la popularidad personal con actitudes no éticas, por encima del bien común:

Dione Anguiano Flores, del Partido de la Revolución Democrática, exprocuradora del entonces D.F., exdiputada local y exasambleísta del D.F., actual Delegada de Iztapalapa, se ha aventurado a proponer a los jóvenes estudiantes que le escuchaban: "¡Cojan rico!"

Claro que la abogada se escuda en las estadísticas de embarazos de menores y la propagación de enfermedades sexuales. Con el supuesto propósito de evitar que los muchachos comprometan su futuro, les recomienda el uso del condón para gozar la adolescencia y no embarazarse pues ahorita "¡hay que coger!"

Desde luego que su formación como abogada general no le dejó la oportunidad de conocer principios básicos de psicología y educación para los jóvenes; ignora el viejo principio que dice "si a un joven le pides todo: te dará mucho; si le pides poco: no te dará nada"; el resultado de su limitación por inconsciencia ética y pobre cultura general, le abre la oportunidad de promover la permisividad y superficialidad en el desempeño sexual, tema de por sí abusado y confundido.

Hay mucho camino por recorrer y más aún por educar y trabajar, empezando por nosotros, orientando a nuestros menores y, sobre todo, combatiendo la ignorancia de quienes se "cuelan" en el poder y lo mal administran, como la irresponsable basura politiquera que le comparto.

No se vale que para generarse simpatía entre los jóvenes -nuestro bono de juventud- los inmorales se sostengan agarrados a las "lianas del poder" haciéndonos a los simples ciudadanos pagar la cuenta social quienes, de pronto, nos sentimos indemnes e impotentes ante tan mal intencionadas acciones.

Le pido que comente y analice con sus cercanos los efectos de la superficialidad y la permisividad, como un buen antídoto contra los antisociales. ¿Le parece adecuado?

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