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Verdades y rumores

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EL AGENTE 007

Pocas cosas han cambiado con el arribo de Miguel Riquelme al gobierno de Coahuila, y esto tiene que ver con que el torreonense parece no tener prisa en terminar de nombrar a la totalidad de sus piezas en el gabinete legal y ampliado, además de que varios rostros de la pasada administración ya fueron ratificados. Y es que don Miguel ya se enfila para cumplir su segunda semana sin dar color sobre las personas que ocuparán las carteras que faltan de definir. Nuestros subagentes disfrazados de matracas tricolores dicen que la causa de la demora tiene que ver con la definición tardía del Trife en la validación de la elección, lo cual le obligó a vivir poco más de cinco meses en la Capirucha del Esmog, y con el arranque del proceso electoral 2017-2018. Sobre esto último se comenta que hasta que no quede definido el reparto de candidaturas a diputados federales y senadores, el mandamás provincial no podrá completar su equipo, y que esperará lo que tenga que esperar para evitar que a unas cuantas semanas de los nombramientos terminen renunciándole.

De las dependencias importantes sólo quedan por ocupar la de Seguridad Pública y Desarrollo Clientelar -perdón, Social. Para la primera es necesario que antes se apruebe la reforma para la creación de la secretaría, que hoy es una comisión subordinada al secretario de Gobierno Chema Fraustro, lo cual se espera que ocurre la próxima semana. Dicen los amantes del cuchicheo que la razón por la que don Miguel no le ha puesto celeridad a este asunto es porque está esperando a que el alcalde de Torreón, Jorge Luis Morán, deje su cargo, cosa que ocurrirá el 31 de diciembre. De Sedeso se menciona que pudiera regresar, al menos para operar la elección 2018, Rigo Fuentes, para quien 2017 no fue un buen año, puesto que además de haber sido harto cuestionado, perdió la diputación local. Con este escenario, no falta quien dice que de concretarse ambos nombramientos don Miguel estaría mandando la señal de que ya se reconcilió con la gente a la que se le atribuye parte de la debacle del partido en Torreón... o que de plano no tiene muchas opciones de las cuales echar mano.

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A propósito de don Miguel, cuentan que en su primeros días como gobernador ha tenido oportunidad de demostrar que no dejará a un lado su peculiar estilo de decir sin sutilezas lo que piensa o siente, aunque pueda ser cuestionado. Por ejemplo, el sábado pasado que el mandamás provincial visitó la hermana ciudad de Matamoros para asistir al cuarto y último informe del alcalde Raúl Onofre, cuando le cedieron el micrófono hizo un repaso de las colonias y calles que llevan nombres de políticos y empresarios locales, y aprovechó para solicitarles a los matamorenses que al concluir las labores de pavimentación de alguna de sus vías, le pongan a una de ellas el nombre de Miguel Riquelme. Y ya sabrá usted, atónito lector, cuál fue la respuesta del público asistente. Días atrás, durante la inauguración del polémico Teleférico de Torreón, el gober no dejó pasar la oportunidad para lanzar dardos envenenados contra los críticos y criticones de dicha obra e, incluso, ofrecer una “compensación” a aquellos que fotografíen a quienes durante la construcción del medio de transporte turístico alzaron la voz para cuestionarla y que ahora se suben para “disfrutarla”. ¿Qué tal? No cabe duda que don Miguel seguirá causando controversia con sus declaraciones.

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El que sigue poniendo ollas en la lumbre es el panista Marcelo Torres y algunos agudos observadores creen que al menos una tendrá que ponerla a fuego lento en los próximos meses para evitar que se le queme el contenido, sobre todo de cara al proceso electoral 2018. Y es que don Marcelo, quien se ha revelado como la pieza fuerte del suspirante presidencial Ricardo Anaya en Coahuila, ha sido nombrado secretario general del PAN, es decir, el segundo de a bordo de la nave blanquiazul, una vez que Damián Zepeda asumió la presidencia que dejó el Joven Maravilla para irse en pos de su sueño guajiro. El arribo de Torres a las altas esferas del partido se da en un momento crucial, ya que no sólo el panismo se prepara para la madre de todas las batallas que será la elección federal del 1 de julio, sino que lo hace en medio de un fuerte proceso de desgaste que incluye el inicio de lo que podría ser una gran desbandada por aquellos que simpatizan con la suspirante independiente Margarita Zavala o el aspirino priista José Antonio Meade. Esta realidad ha puesto a pensar a los fanáticos del trepidante deporte de la política provincial sobre qué tarea priorizará don Marcelo el próximo año. Y es que, como sabrá usted, enterado lector, el panista torreonense asumirá como diputado de la LXI Legislatura del Congreso local, en donde se perfila para ser el coordinador de la bancada de su partido. Aunque es fácil suponer que, dada la relevancia de la cita del 1 de julio, Torres atenderá más a los llamados de su jefe Anaya -Ricardo, no Memo-, queda la duda sobre si podrá empatar ambas agendas y cómo lo hará, toda vez que para muchos ya era el nuevo hombre fuerte de la oposición en Coahuila, y contrapeso natural del riquelmismo. De cualquier manera, las lenguas de doble filo creen que el nombramiento, aunado a la segunda derrota de Anaya -Memo, no Ricardo-, representa el inicio del relevo de la jerarquía estatal panista que ya ha durado casi el docenio, como el moreirato.

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Del otro lado del Nazas, se oye que hay gente que trae la “muina” a todo lo que da porque cree que, una vez más, los políticos de la capital de los alacranes le hacen el feo a La Laguna y a sus prospectos para competir en las próximas elecciones. Resulta que una vez que terminaron los golpes bajos y piquetes de ojos en la conformación del frente ciudadano integrado por los partidos PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, será este instituto el que irá a la cabeza en la fórmula de la candidatura para el Senado por Durango. O sea que José Ramón Enríquez, alcalde de la arácnida capital, será el número uno del tándem que la coalición recién formada postulará, por lo que ya amarró curul en la cámara alta del Congreso de la Unión. El doctor Enríquez estará acompañado, por cuestiones de cuota de género, de una dama cuyo nombre aún se desconoce, aunque se dice que que también sería de la capital. Es decir, otra vez las posiciones se concentran en personajes del centro del estado quienes hasta ahora han mostrado muy poco interés por presentar iniciativas y legislar en favor de esta sufrida región, a la que únicamente se le toma en cuenta para recabar votos e impuestos sin que se le retribuya de la misma manera. No obstante, cuentan que la contralora Rosario Castro Lozano sigue tratando de venderse como la panacea de la Laguna con el gober Aispuro, sin embargo carga a cuestas algunos saldos negativos en su natal Lerdo que al parecer sus habitantes no olvidan, tan es así que ni su propuesta para el comité municipal de su partido pudo ganar. Por lo pronto es muy arriesgado para el frente esta maniobra pero habrá que ver si les alcanza para motivar al electorado lagunero.

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Con los destapes y autodestapes que en el ámbito nacional se han dado en el arranque de la carrera de la sucesión presidencial, han quedado claras dos cosas: una, que la elección será un albur; y dos, que por lo visto todos los políticos han terminado por ser seducidos por el nefasto populismo que tanto dicen criticar. Y es que a todos los suspirantes les ha dado por prometer que, en caso de llegar a la Silla Máxima de la República, van a regalar dinero, así nada más. Del aspirino del PRI, José Antonio Meade, aunque en su discurso da la apariencia de ser muy serio, de sobrada cuenta se sabe que quienes los postulan son los maestros del reparto de dádivas en tarjetas, una práctica que, hay que decirlo, popularizó el exgober Humberto Moreira en la provincia. O sea que mientras don Pepe dirá que él no está de acuerdo con las medidas populistas e irresponsables de regalar los pesos a la gente, por debajo del agua su partido lo hará, como lo viene haciendo desde hace años con su clientela. Por su parte, el calefacto panista Ricardo Anaya ha lanzado su promesa de dar una renta mensual a todos y cada uno de los mexicanos por el simple hecho de serlo. Y el suspirante morenista Andrés Manuel López Obrador no se quiso quedar atrás y prometió regalar 3,600 pesotes al mes a todos los “ninis”, mientras consiguen algo en qué ocuparse. Lo que ni don Ricardo ni don Andrés dicen es de dónde van a sacar tanto dinero para repartir. Tal vez le pregunten al preciso Peña Nieto cómo le ha hecho, y tal vez éste les responda con una frase que tanto gusta a los políticos: lo prometido es deuda.

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