Así dice una frase consagrada.
(O decía, porque las frases consagradas y no se usan).
La expresión se usaba para alabar a quienes cantan bien.
Yo supe, sin embargo, de un ángel que cantaba mal. Desafinaba terriblemente; perdía el compás a cada rato; empezaba a cantar antes que los demás ángeles y terminaba cuando ya todos habían acabado.
El director del coro angélico se desesperaba, pues en las grandes ocasiones -digamos cuando llegaba al Cielo un predicador, cosa que sucedía allá de vez en cuando- los ángeles debían cantar como los propios ángeles, y el ángel desafinado echaba a perder el número.
Fue, pues, el maestro con el Señor y le pidió que le diera al ángel alguna otra comisión que no fuera la de cantar.
-Tráemelo -le contestó el buen Dios-, y lo tendré a mi lado. Los ángeles y los hombres que desafinan en la vida son los que más necesitan de mi amor.
¡Hasta mañana!...