Emplearse aportando tu auto y tu tiempo o, si eres dueño de un apartamento, rentarlo a través de internet o vender algo sin intermediarios a través de las redes sociales u ofrecer tus servicios profesionales por horas. Con ello, al fin del mes una de estas opciones mencionadas o la combinación de ellas te permite vivir trabajando de manera independiente, eres tu propio jefe. Pero no tienes seguro social ni prestaciones ni ahorro para el retiro. No hay vacaciones pagadas ni prima vacacional.
Los profesionales calificados y quienes poseen habilidades de alta demanda, trabajan de manera independiente para varias empresas, trabajando desde casa y con ingresos superiores a los que podrían obtener en un trabajo fijo tradicional con un solo empleador. Forman parte de la llamada "economía gig" o "economía colaborativa", la cual está generando una gran cantidad de empleos.
Pero trabajar de las 8 de la mañana a las 7 de la tarde sigue siendo hoy la rutina de mucha gente. Sin embargo, es ya notorio que muchas personas están logrando ingresos extras o incluso están trabajando de manera independiente con éxito, en lugar de estar en la lista de la nómina de una empresa. Esta situación no es un fenómeno nuevo, se ha venido presentando desde hace varios años y se acrecienta cada día, aunque en realidad no existen estadísticas oficiales para conocer su tamaño, pero su presencia ya se nota.
Esta nueva forma laboral se basa en el "trabajo sobre colaborativo sobre demanda". 162 millones de personas en Europa y Estados Unidos (cerca de un 30% de las personas en edad de trabajar) participan de alguna forma en el mercado laboral independiente. Con una demografía muy diversa, estos millones de trabajadores independientes pertenecen laboralmente a cuatro sectores principales: a) agentes libres, quienes escogen un trabajo independiente del cual obtienen su principal ingreso. b) asalariados casuales, quienes obtienen ingresos adicionales mediante alguna forma de trabajo temporal independiente que ellos mismos escogieron. c) los reacios, quienes viven con ingresos de trabajos independientes pero que les gustaría ser asalariados tradicionales y, d) y los que financieramente están atados, no tienen un trabajo tradicional y realizan trabajos independientes por necesidad.
Respecto a este tema del trabajo independiente, se investigaron más de 8000 personas en Europa y Estados Unidos preguntándoles su nivel de ingresos de los últimos 12 meses, como resultado de su trabajo principal, así como cualquier otro ingreso generado por sus actividades, y también se les cuestionó acerca de su satisfacción profesional y sus aspiraciones laborales futuras.
Aquellos que trabajan de forma independiente por su propia elección -los agentes libres y los asalariados casuales-, reportaron sentir mayor satisfacción profesional laboral que aquellos que lo hacen por necesidad -los reacios y los que están financieramente atados-. Esta respuesta se presentó independientemente del país, la edad, nivel de ingresos y educación de los participantes en el estudio. Los agentes libres reportaron más altos niveles de satisfacción en múltiples dimensiones de su trabajo que aquellos que tienen un trabajo tradicional por elección propia, mostrando con ello que mucha gente valora aspectos no monetarios al trabajar de forma independiente.
El crecimiento acelerado del trabajo independiente tiene beneficios económicos tangibles: un incremento en la participación de la fuerza de trabajo, oportunidades para disminuir el desempleo e incluso aumentar la eficiencia y la productividad.Las empresas y los consumidores pueden beneficiarse con la alta disponibilidad de servicios adecuados a sus necesidades. Las plataformas digitales pueden ampliar estos beneficios a gran escala, con una mejor coordinación y mejor y más confiable información.
Con todo esto, la economía colaborativa tiene al frente algunos retos que deben ser resueltos: para convertirse en una opción factible de generar un prometedor desarrollo para los trabajadores. Retos como medidas para asegurar los ingresos, generación de beneficios adicionales y orientación y capacitación para generar las habilidades requeridas.
Otro reto es que exista una regulación de esta economía que permita una mayor inclusión social. Conviene mencionar que muchas personas en el mundo opinan que una de las principales ventajas de la economía colaborativa es precisamente eso, que no ha sido regulada y ello permite que los participantes tomen sus decisiones en un espacio laboral más democrático.
