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VENTAJAS COMPETITIVAS Y ADMINISTRACIÓN ESTRATÉGICA DE PROYECTOS

MIGUEL SIERRA MARTÍNEZ

Al querer ser competitivos, hablamos de muchos tipos de competitividad: empresarial, corporativa, internacional, financiera, etcétera.

De manera teórica, la competitividad es la capacidad de mantener ventajas comparativas que permitan generar mayor satisfacción de los consumidores a través del precio, calidad y productividad que ofrecemos, buscando alcanzar una posición privilegiada en nuestro entorno socioeconómico y aspirando a ser o trabajar para una organización líder.

La competitividad es la necesidad de integrar diferentes metodologías y buenas prácticas de negocios que nos permiten generar información cualitativa para poder competir.

Por tal razón, en el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), la materia es motivo de análisis y uno de sus grupos de trabajo está enfocado a su estudio.

En el Comité de Competitividad del IMEF se destaca que las actuales tendencias de negocios están forzando a las organizaciones empresariales a encontrar la mezcla adecuada de proyectos que les permitan ser más ágiles y eficientes. Agilidad y eficiencia identificadas como elementos claves para conseguir ventajas competitivas, que si se emplean inteligentemente, deben manifestarse en una mayor participación de mercado y/o ingresos.

Por años, las empresas han buscado ventajas competitivas a través de la metodología tradicional de administración de proyectos, la cual incluye programas centrados en controles funcionales, operacionales y en estrictos presupuestos. Desafortunadamente, en muchos casos esos proyectos no producen la rentabilidad esperada.

Por su parte, las empresas líderes, innovadoras y en constante búsqueda del dominio de sus sectores de mercado, están optando por un proceso evolutivo que las lleva a cambiar su enfoque operacional por un enfoque estratégico. Bajo esta óptica, los proyectos son medios para alcanzar objetivos de negocio reales que soportan la estrategia corporativa de largo plazo.

Los proyectos alineados con la estrategia del negocio son los cimientos de las ventajas competitivas de una organización y ayudan a obtener más rápido, los objetivos preestablecidos; esto implica que las compañías que adoptan el marco de Administración Estratégica de Proyectos, requieren compromisos a través de todos los niveles jerárquicos de la empresa. Bajo una Administración Estratégica de Proyectos, los proyectos deben ser flexibles, dinámicos, capaces de adaptarse a cambios potenciales y con apertura para poder responder a factores externos.

El entorno, aunque dinámico, no debe impedir que los objetivos estratégicos del negocio se establezcan al inicio de los proyectos y que los mismos no sufran modificaciones continuas. Esta nueva metodología tampoco debe cambiar el atributo de temporalidad que todos los proyectos deben tener.

Es importante saber utilizar las metodologías y buenas prácticas de negocios, para que cuando las organizaciones atraviesen por momentos de inestabilidad económica, las reacciones sean certeras, claras y adecuadas a las circunstancias.

Se debe ser capaz de analizar la situación de la empresa, pensar en formas de supervivencia empresarial, evaluar los riesgos a considerar, generar ideas que le den estabilidad y fortaleza a la organización, pero sobre todo, analizar cómo no volver a tropezar con las mismas piedras que generan inestabilidad en la misma.

Las compañías que adopten la metodología de la Administración Estratégica de Proyectos necesariamente van a experimentar un cambio en el proceso de selección de proyectos y tendrán que establecer nuevas métricas para los mismos. Un ejemplo de ello es que una empresa pueda clasificar sus proyectos bajo tres grandes rubros:

* Proyectos que ayuden a mantener la posición competitiva de la empresa; enfocados a mejorar operaciones y a obtener resultados en el corto plazo.

* Proyectos que busquen incrementar la participación en el mercado objetivo. Estas iniciativas estarían diseñadas para mejorar eficiencia y efectividad en la operación.

* Proyectos diseñados para crear nuevas condiciones en el mercado, que distinguirán a la organización del resto de los competidores. Estos proyectos son los que generarán las verdaderas ventajas competitivas.

* Visualizar a los proyectos bajo este enfoque ayudará a establecer que sus resultados no sean un producto o un servicio, sino medios para enfrentar a la competencia y ganar.

A manera de conclusión, las organizaciones necesitan alinear sus proyectos con su estrategia corporativa, con el fin de sacar la ventaja máxima a sus recursos humanos y materiales. También deben adoptar una filosofía de trabajo que se centre más en sus empleados, clientes y en sus lecciones aprendidas y, finalmente, los gerentes de proyecto, además de poner atención a los procesos que vigilan, deberán convertirse en ejecutivos con visión estratégica, ejerciendo un liderazgo efectivo.

Miembro del Comité Técnico Nacional de Competitividad del IMEF. Correo electrónico: [email protected]

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Escrito en: MIGUEL SIERRA MARTÍNEZ

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