Historia. La Laguna era un punto geográfico estratégico para los revolucionarios, pues aquí confluían varias líneas férreas. (EL SIGLO DE TORREÓN)
En el año 1900 imperaba en México la ley de Porfirio Díaz y La Laguna no era la excepción, los trabajadores estaban endeudados por completo en las tiendas de raya y no tenían un centavo libre para otras cuestiones, debían cubrir jornadas laborales inhumanas y no se les pagaba lo correspondiente.
Por el lado agrario, pocos mexicanos tenían un pedazo de tierra, por lo general eran terratenientes, extranjeros, la mayoría, que estaban tenían la propiedad de las tierras rústicas que se tenían en La Laguna. En este contexto, el 15 de septiembre de 1910, al celebrar el centenario de la Independencia, durante los gritos en la Plaza de Armas se termina por escuchar "¡Viva Madero! ¡Viva la Revolución!".
Jesús Sotomayor Garza, cronista de Torreón, explicó que se organizó un mitin en el kiosco de la plaza y aquí comenzó a germinar la semilla de la inconformidad en este municipio. Ya se había registrado una insurrección de seguidores de los hermanos Flores Magón en Viesca que pedía un cambio, inconformes por la situación que prevalecía en los órdenes económico, político y social de la región.
Sin embargo, el 20 de noviembre de 1910 los simpatizantes de la Revolución en Torreón tuvieron que levantarse en armas en Gómez Palacio, pues Torreón estaba completamente ocupado por las tropas federales porfiristas.
La primera toma de Torreón se produjo el 15 de mayo de 1911. Sotomayor señaló que, con este triunfo de las tropas revolucionarias y la toma de Ciudad Juárez, Porfirio Díaz se vio obligado a renunciar.
"Los laguneros tuvieron mucha intervención en la Revolución", comentó. Pero en la cuestión agraria las cosas siguieron igual, en lo que el cronista denomina "la larga espera", hasta 1936 que se produjo el reparto con Lázaro Cárdenas.
"Podemos decir que La Laguna es la cuna de la Revolución, las grandes batallas que se dieron aquí, las tomas de Torreón, de las cuatro, tres de mucha importancia, dos por Francisco Villa", expresó. En esta ciudad, Villa mandó construir el monumento a Benito Juárez que está en la Plaza Mayor y se colocó la primera piedra de la presidencia municipal.
Indicó que se atribuye a Villa la matanza de los 303 chinos en esta ciudad, pero expuso que él se encontraba a mil kilómetros de distancia.
"Hay muchas teorías al respecto, la gran mayoría dice que porque los orientales ayudaron a los federales a combatir a los revolucionarios en la toma de Torreón, que los obligaron a formar parte de las defensas sociales, pero lo cierto es que ya venía una tendencia desde California, Estados Unidos, en contra de ellos, porque hay que reconocer, es una cultura muy trabajadora, de mucha iniciativa, en Torreón establecieron restaurantes, lavanderías, tintorerías, y había gente que criticaba que le habían quitado el trabajo a muchas señoras que se dedicaban a eso", explicó el cronista.
Sotomayor consideró que fue una matanza de odio que no se generó en La Laguna, pero lamentablemente aquí hizo crisis. Otro acto negativo consideró fue la expulsión de los españoles, bajo el argumento de que ayudaron a las tropas federales.
"Tiene sus claroscuros la Revolución, pero podemos hablar de que dio sus frutos, tenemos una Constitución que está cumpliendo 100 años, producto de esas luchas", comentó.
"Ignoramos nuestra historia, pero es necesario que resurja ese espíritu lagunero, esa identidad, yo lo veo en profesionistas y universitarios que desconocen la forma en que Torreón inició, el lagunero en todo ha sido pionero, va a la vanguardia en cualquier campo", dijo.
ROMANTICISMO REVOLUCIONARIO
Por lo general, predomina una imagen romántica de la revolución mexicana en la región, sobre todo, por la figura legendaria de Pancho Villa en Torreón y La Laguna, señaló Carlos Castañón Cuadros, historiador y politólogo, e indicó que se habla de la revolución como una gesta social, y sin duda lo fue, pero también, la otra cara de la moneda muestra un legado violento y de saqueo para las ciudades laguneras.
"Villa forjó su liderazgo militar y político en La Laguna, al convertirse en jefe de la División del Norte, pero más allá de los revolucionarios, tenemos que preguntarnos qué pasó con los revolucionados", expresó.
En ese sentido, indicó que las ciudades laguneras, sobre todo Torreón y Gómez Palacio, sufrieron los estragos de la guerra, aunque también las haciendas enfrentaron problemas.
"Tenemos que pensar en las personas que sufrieron la violencia por estar en medio del conflicto entre el gobierno y los revolucionarios. Unos eran los revolucionarios, pero los que no andaban en la guerra, que eran la mayoría, padeció sufrimientos, carencias e incluso hambre, por la escasez de productos que ocasionaron las tomas de Torreón en 1911, 1913 y 1914", señaló.
Con pretexto de la revolución, saquearon la producción de las haciendas, robaron bancos, asaltaron negocios y comercios en la ciudad. En 1911, las principales víctimas fueron los chinos laguneros, los saquearon los maderistas y masacraron a 303. Nuevamente en 1913, Torreón volvió a ser escenario de la revolución, cuando Villa tomó la ciudad, es decir, no sólo ganó la plaza, sino obtuvo beneficios económicos, gente y armamento.
Como si las dos tomas anteriores no fueran suficientes, en 1914, se dio el enfrentamiento más grave, que dejó alrededor de 5 mil muertos entre Gómez Palacio y Torreón. Otra vez Villa tomó la ciudad.
"Cada toma, cada asalto de Torreón, implicaba pérdidas cuantiosas para los negocios, las empresas y los comercios", explicó Castañón, "el abastecimiento de alimentos escaseaba, se cortaban las comunicaciones como el telégrafo, el teléfono y las vías de ferrocarril, había secuestros de empresarios y la imposición de préstamos forzosos, que no era otra cosa, que extorsión, en pocas palabras, la población sufría".
El historiador consideró que, cuando se celebra la Revolución, la ciudadanía celebra una visión heroica y legendaria, pero a costa de no hablar de las consecuencias negativas de la guerra, no sólo de los miles de muertos que dejó en la región, sino del freno a las actividades económicas.
"La revolución interrumpió en varias ocasiones el crecimiento económico de la región, eso impactó negativamente a la personas de aquella época", expuso, "para unos Villa es héroe, para otros, los que padecieron la violencia y el saqueo, es villano, la historia de la revolución tiene varias caras".
LAGUNA DE RIQUEZA
La Comarca Lagunera era un punto geográfico estratégico para los revolucionarios, pues aquí confluían varias líneas férreas, el camino de sur a norte por el centro del país pasaba por la región y esto ocasionaba que las partes en conflicto quisieran ser dueñas de Torreón, explicó Silvia Castro Zavala, directora del Museo de la Revolución.
"Además, era un lugar de mucha riqueza, cuando Villa toma Torreón en octubre de 1913, se hace de 36 máquinas de locomotoras, ya no hablemos de carros, el cañón más grande del ejército federal pasó a manos de Villa, por eso nuestra región vive de una manera particularmente intensa la Revolución", comentó.
Había muchos intereses económicos como el algodón, además de una efervescencia social muy generalizada en toda la región, por lo que tuvo un gran éxito, sin embargo, no todo fue positivo, la Revolución trajo consigo también destrucción, muertes y huída de capitales.
"Hemos hecho una idea romántica de la Revolución, es como la lucha por la libertad, por la justicia, pero la gente la sufrió, ¿cuánta gente salió de Torreón y nunca volvió? ¿cuánta murió? El miedo, el hambre va a ser muy generalizado, la huída de capitales, el costo social fue muy alto", expresó Castro, "es la matanza de los 303 chinos, pero también de mucha gente que tuvo que abandonar su casa".
Señaló que hubo mujeres que se quedaron con sus hijos, cuando sus parejas atendieron el movimiento armado, y no tenían qué comer, por lo que asaltaban comercios para hacerse de alimentos. El gobierno municipal y algunas familias adineradas de Torreón organizaron campañas para donar maíz y regalarlo, pero mujeres de Gómez Palacio y Lerdo comenzaron a cruzar el lecho del Nazas para obtener el beneficio, al grado de que se pidió ya no dejarles cruzar, ante el temor de que no alcanzara para la gente de Torreón.
"Va a requerir un gran trabajo de reorganización para volver a un buen tiempo de paz que permitiera el trabajo y el cultivo del campo, porque el campo lagunero, que es muy rico, se quedó olvidado esos años, no había quien lo trabajara, los ricos dueños se habían ido, no había gente que tuviera dinero para cultivar, es una desorganización de la vida de La Laguna muy grande", indicó.
La directora del Museo de la Revolución consideró que se han construido mitos en torno a este tema como suelen hacerlo los seres humanos de casi todo.
"Sí hay que irse mucho con pies de plomo porque tendemos a mitificar a los héroes, a verles nada más el lado positivo, pero ni lo bueno les quita lo malo ni lo malo lo bueno", expresó.
En el caso de Francisco Villa, señaló que él hizo su propio mito porque cambiaba la versión de los hechos y su pasado a antojo. Indicó que, por un lado, es la cabeza de la División del Norte, que va a sacar de México a Victoriano Huerta y obligar a que se deshaga el ejército federal, va a lograr grandes victorias.
"Se ha dicho que anteriormente era un bandido, pero el problema es que había un bandido de nombre Francisco Villa anterior a él, en cuyo grupo probablemente se metió y cuando murió, toma ese nombre, pero en los archivos no se sabe si habla del primero o del segundo", comentó.
Castro consideró que la Revolución está muy ligada a la identidad de los laguneros, pues la historia siempre contribuye en forma muy importante a ello y la región, siendo muy nueva, vive este gran hecho histórico.
"La Revolución Mexicana es, sin duda, algo que nos marca como laguneros y que nos da identidad", dijo.
