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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Los clásicos pregones mexicanos

Es un detalle muy característico, muy propio de nuestro pueblo. Me refiero a los pregones. El señor, y muchas veces la señora, sale a la calle a vender sus productos y los anuncia a grito pelado para que la gente que los quiera salga a comprar.

Eso, que era tan típico del sencillo ambiente pueblerino, desgraciadamente tiende a desaparecer, y de hecho ya está reducido a algunos barrios populares de las grandes ciudades, pues las nuevas tecnologías, las tiendas de auto servicio y las mal llamadas tiendas de conveniencia, están acabando con el comercio ambulante que antes circulaba libremente por las zonas urbanas.

¡Naranja de jugo, muy dulce, mandarina, manzana roja muy sabrosa, plátano y papaya, marchanta! iba gritando Don Filo empujando su carretón rebosante de frescas y multicolores frutas. La marchanta era la clienta que oía el pregón y le decía al niño: "oy"… ahí está Don Filo, dile que si trae aguacates, que me espere tantito, nada más le echo agua a los frijoles y salgo a ver que trai ora…

Había un señor del cual nunca supe su nombre que cortaba las palabras y sólo alargaba la última: ¡Lechug…cilantr…repoll…chayot… lleve las acelgaaaaas! Por alguna razón, siempre promovía especialmente las acelgas, una verdura que para nosotros era algo exótica, y a pesar de que nunca vi que alguien se la comprara, él seguía pregonándola con mucha enjundia.

El lechero llegaba vestido todo de blanco, en su carretón estirado por un caballo también blanco y gritaba: ¡Lecheroooo! En su nave, traía unos enormes botes de lámina llenos de leche y una especie de tarro también de lámina que era la "medida" para despachar los litros. La señora salía con una jarra blanca y le decía: Déjeme dos litros Don Julián.

Ya después, se mecanizó un poco. El lechero llegaba de madrugada y la señora desde la noche anterior había dejado los frascos de vidrio vacíos que Don Julián le cambiaba por frascos llenos.

De una manera similar se vendían dulces "cubiertos" de calabaza y de camote (cubiertos de azúcar), biznagas, chilacayotes, cocadas, alfajores y dulces de leche quemada, charamuscas, muéganos y mazapanes.

Todavía, cuando ando por aquellos barrios donde vivía cuando era niño, me parece escuchar el "cooooooa" del barbacoyero que pasaba sin falta todos los sábados, y si usted le llamaba, se detenía, desplegaba su improvisada mesa de tijeras, bajaba su impresionante canasto, abría una por una las pencas de maguey, algunos trapos y finalmente aparecía humeante y exquisita la barbacoa, lista para saborearse.

Entonces Don Rubén, que así se llamaba el barbacoyero preguntaba: ¿Cuánto le vamos a dejar ora, marchantita?

ESCRIBALE A JUAN RECAREDO: [email protected].

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Elva Garrido. ¿Qué significa la palabra canícula?

RESPUESTA:

Canícula es una perrita. Se le llama así a la estrella Sirio por ser parte de la constelación del Can Mayor. La hija del can sería la perrita, es decir, la canícula. Antiguamente, Sirio aparecía a principios de agosto, el mes más caluroso del año. Por eso, aún se le asocia con la temporada más calurosa.

Me retiro con una reflexión: Si realmente el noviazgo es el período más bello de todos, entonces, ¿para qué se casan? ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

Por: Juan Recaredo

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