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El riesgo de creer en las fake news

ESPECIALISTAS PREVÉN UN ESCENARIO DIGITAL CARGADO DE PROPAGANDA POR LAS PRÓXIMAS ELECCIONES DE 2018

El riesgo de creer en las fake news

El riesgo de creer en las fake news

ELIA BALTAZAR

Del caos que sobrevino con el temblor del pasado 19 de septiembre, una avalancha de noticias falsas se desbordó en las redes sociales. Unas "alertaron" sobre predicciones de un próximo sismo, de mayor magnitud. Otras cambiaron las coordenadas de las zonas de desastre, difundieron imágenes que no correspondían con el momento o simplemente esparcieron rumores en el vacío de la información oficial.

Todo eso sucedió apenas pasado el sismo. Pero esta vez las fake news toparon con pared. Desde la sociedad civil, grupos de internautas se lanzaron a las redes sociales para atajar la confusión y convertirse en una especie de "rescatistas" de información confiable, en medio del desastre y el silencio gubernamental.

"Esta emergencia demostró que la información es tan importante como llevar una botella de agua a un centro de acopio", dice Antonio Martínez, especialista en derechos digitales y uno de los organizadores de #Verificado19S, la iniciativa ciudadana que se desplegó de manera paralela en las calles y en las redes con 500 voluntarios, aproximadamente, para confirmar información que resultara útil y confiable para todos.

El éxito de #Verificado19S fue de tal dimensión que se convirtió en el hastag de referencia para evitar la dispersión de rumores y noticias falsas en las redes sociales, y aun para conducir desde internet los destinos de la ayuda para afectados por el sismo, sobre todo en la Ciudad de México.

María Elena Meneses, académica del Tecnológico de Monterrey especializada en sociedades de la información, medios de comunicación e internet, destaca que iniciativas como #Verificado19S inauguraron "una nueva forma de vincularnos en redes sociales, a través de la verificación compartida". De esa manera, dice, "logramos autogestionar y frenar este fenómeno de las fake news".

Al menos así ocurrió durante los días que siguieron al temblor. Pero por delante está el proceso electoral de 2018, que ya se proyecta como un escenario perfecto para la irrupción de las fake news como estrategia política durante las campañas y en el día de la elección.

"Vamos a ver una campaña electoral muy intensa", dice Meneses, quien prevé que las próximas serán "las elecciones de las noticias falsas en México", como lo fueron en Estados Unidos en el proceso electoral de noviembre de 2016.

ESPARCEN LA DUDA

Mientras Luis Roberto Castrillón cubría como reportero el derrumbe del multifamiliar de Tlalpan, a su teléfono celular llegó un mensaje. Una prima que vive en Mérida, Yucatán, quería saber si era verdad un mensaje que apareció en Facebook, en el que un "topo" advertía que el Gobierno federal había dado la orden al Ejército y la Marina de detener los rescates en las zonas de derrumbes y permitir el paso de maquinaria para el retiro de escombros.

"Obviamente la información era falsa", dice. Pero se esparció rápidamente en los distintos puntos de la ciudad donde había derrumbes y donde la gente comenzó a repetir: "¡Van a parar, van parar, no debemos permitirlo!", recuerda el periodista.

Ahora es anécdota, pero en su momento elevó el nivel de fricción que hubo entre voluntarios y elementos del Ejército y la Marina, sobre todo allí donde no les permitían el paso. "Los jóvenes estaban convencidos de que los alejaban porque iban a entrar las máquinas", dice.

Autor del sitio "El editor de la semana", donde ha emprendido la "caza" de noticias falsas, Castrillón advierte que este solo episodio nos da la medida de lo que podemos esperar en el año electoral de 2018.

"A quién beneficia este tipo rumores: a nadie. A quién perjudica: al gobierno. Si alguien se atrevió a hacer esto, y lo hizo por interés político, ya podemos imaginar lo que será el próximo año", dice.

Meneses advierte que esta lucha entre partidos y posibles contendientes en las urnas, a la que se agrega el ingrediente de los candidatos independientes, se trasladará a la arena digital disfrazada de noticias falsas, que seguramente formarán parte de las estrategias de campaña.

Pero las fake news no sólo son producto de actores políticos, aclara Martínez con base en un estudio sobre propaganda computacional de la Universidad de Oxford, el cual demuestra la influencia del contexto en la producción de noticias falsas y en la fuente de su origen, a partir de estudios de caso.

En Brasil detectaron el activo papel de medios muy partidista en la difusión de propaganda política. En Estados Unidos, en cambio, la compra masiva de publicidad -sobre todo en Facebook- por parte de actores privados. Y en China el Estado es la principal fuente.

Por eso en México, dice, tenemos que preguntarnos "cómo van actuar los agentes privados, los agentes públicos -es decir, gobierno y partidos políticos- y cómo los medios de comunicación".

Sólo de esa manera será posible diseñar protocolos y algoritmos de confianza que permitan cerrarle el paso a las fake news, afirma.

No será fácil dada su naturaleza, advierte Meneses. "Hay que recordar que en el caso de la elección de Donald Trump (presidente de Estdados Unidos) se detectó que las fake news se confeccionaban en países de Europa del este", dice. "¿Cómo le haces para atajar a las granjas de noticias falsas si están en Macedonia o Rusia?"

 NO LE TOMAN IMPORTANCIA

Ella por lo pronto observa que el tema está ausente de la agenda política y de la preocupación del Instituto Nacional Electoral.

"La autoridad electoral no está haciendo nada", afirma. "No veo por ningún lado que ponga en el centro del debate este gran tema de las noticias falsas que afectan el derecho a la información en etapas electorales, y me parece sumamente grave porque van a empañar el proceso".

Antonio Martínez también prevé un escenario digital cargado de propaganda, dado su bajo costo. "La ley electoral no terminó de regular bien la propaganda de partidos en redes sociales, en términos de su comercialización y no tanto de su contenido", dice.

Estos factores embonan bien para crear un ecosistema propicio para las fake news, al que pueden acceder no sólo actores públicos. También privados, como empresarios, organizaciones de todo tipo y aun "agentes paraestatales o paralegales" que podrán acceder a este mercado y la posibilidad de dispersar noticias falsas o no tan falsas, dice. "Las fake news a veces no son tan fake ni son tan news". Es decir, en ocasiones este tipo de noticias sí se corresponden con un sentimiento social o hechos que tienen cierta interpretación política. No son noticia propiamente, pero impactan en una conversación entre pares, donde aparentemente no hay gobierno o medios que intervengan, sino solamente usuarios compartiendo y esparciendo cierto tipo de mensajes, explica.

¿Por qué es importante considerar esto? Martínez explica: "Porque tal vez algunos medios pedirán y harán responsable a Facebook o Twitter de filtrar la información que no provenga de ellos".

En ese caso, dice, habrá alguien más que decida qué es y no una fake news, y no sólo el usuario.

La autoridad electoral no está haciendo nada. No veo por ningún lado que ponga en el centro del debate este gran tema de las noticias falsas que afectan el derecho a la información en etapas electorales”.— MARÍA ELENA MENESES, Académica del Tecnológico de Monterrey especializada en sociedades de la información

 APROVECHAN LAS FILIAS Y FOBIAS

Cualquiera que sea el camino para analizar el tema de las fake news pasa por la puerta de los medios de comunicación, y así lo advierten Meneses, Martínez y Castrillón. Desde distintos miradores, los tres coinciden en el papel relevante que desempeñarán medios y periodistas en el concierto de fake news que sonará el próximo año en las redes sociales.

Castrillón menciona el caso de medios que con toda intención difunden información falsa, la cual él ha detectado y publicado en El editor de la semana. Se trata de sitios como Argumento Político o DenunciasMx que aprovechan las filias y fobias de los usuarios de redes sociales para difundir información que atiza el encono con fines de propagranda, pero también para ganar dinero.

"Pero hay que recordar las consecuencias de los comicios de 2012", dice el periodista, refiriéndose al proceso que derivó en una verdadera división del país entre aquellos que apoyaban el argumento del fraude en contra de Andrés Manuel López Obrador, y quienes apoyaban el triunfo de Calderón o rechazaban la posibilidad de una elección fraudulenta. "Hay una sociedad más politizada, pero al mismo tiempo muy receptiva a los mensajes que alientan esas filias y fobias alimentadas por la propaganda y la guerra sucia, y eso abre las posibilidades de encono que hemos visto crecer cada vez más", dice Castrillón.

Aunque Martínez considera que los ciudadanos, particularmente los usuarios intensivos de redes sociales, ya han recibido "terapias de choque" suficiente de fake news políticas, no por eso menosprecia el papel que deben jugar los medios "tradicionales", en un escenario electoral.

Deberán entender cuál es su importancia y tener una posición muy clara respecto de las noticias falsas, dice. "Internet y las redes sociales son un amplificador de lo que ya hacen, y si estos señores tienen poder y audiencia, pues eso se les amplifica en todo el sentido de la palabra".

Hay ejemplos en el mundo de medios que abiertamente se han comprometido con su audiencia para revertir la influencia de las fake news. Meneses menciona el caso de Le Mond en Francia.

"Este medio convocó a escuelas de periodismo, a Google y Facebook para lanzar el proyecto Cross Check, que consistió en llamar a los ciudadanos a compartir con ellos toda la información que consideran falsa para su verificación", relata Meneses. "Si los medios quieren, sí hay fórmulas para hacerlo".

En México, por lo pronto, la experiencia de #Verificado19S podría replicarse para el día de elección, dice Martínez. Para que no se repita, por ejemplo, la experiencia de los comicios en el Estado de México, donde hubo información falsa que tuvo como propósito alimentar el miedo y desalentar el voto.

"Verificado19S es un ejemplo de cómo este tipo de organización ciudadana, con redes desplegadas de voluntarios y protocolos de confianza, puede servir para contrarrestar información falsa", explica.

Pero aclara que sería muy difícil repetir la experiencia a lo largo de la campaña y por lo tanto corresponde a medios y periodistas hacer su parte. Esto significa identificar muy bien a los actores a los actores: "Qué tipo de poder tienen, qué tipo de relación política tienen, por ejemplo, los medios con los partidos, y los medios con corporaciones como Facebook y Twitter, porque también nos tocará exigirles públicamente una postura y un plan transparente sobre cómo abordarán el tema de las fake news".

Menses también pide transparencia en el uso de recursos públicos para la contratación de propaganda en redes sociales, "porque están financiado toda una industrial del engaño con dinero de los propios ciudadanos que resultan afectados en su derecho de información", dice.

Por lo pronto, habrá que comenzar ya a construir un dique ciudadano para contener las noticias falsas que inundarán las redes sociales en 2018.

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