Escribo este artículo con nostalgia y atrevimiento: nostalgia porque hablar de Daniel Cosío Villegas me recuerda a mi entrañable maestro de economía en el ITAM, Miguel Palacios Macedo: colega, amigo y colaborador de don Daniel en múltiples proyectos; atrevimiento, ya que examinar la inmensa obra del personaje hoy seleccionado, rebasa mi capacidad y los límites de un artículo de esta naturaleza. Sin embargo, presentaré a continuación sólo algunas pinceladas de su vida y obra.
Cosío Villegas, se definió a sí mismo como un generalista y creador de instituciones culturales. Leemos en sus memorias: "Hasta hoy nadie me ha reprochado que a lo largo de mi vida haya yo cambiado varias veces de casaca intelectual. He dicho ya, en efecto, que comencé por estudiar y enseñar filosofía; después, sociología y derecho; más tarde economía; en seguida historia, y al final política. Es decir, seis campos distintos del conocimiento humano, si bien no muy distantes el uno del otro." (Memorias, 1976, J. Mortiz, p.193). Cosío Villegas (1898-1976) fue Secretario general de la Universidad Nacional Autónoma de México; Consejero de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México; Director de la Escuela de Economía de la UNAM, de la revista El Trimestre Económico y de la editorial Fondo de Cultura Económica; Presidente del Colegio de México, aparte de numerosos artículos periodísticos, sus principales obras, son las siguientes: Dirigió la obra Historia Moderna de México en 10 tomos, de los cuales cinco fueron obra suya; El Sistema Político Mexicano (1972), El Estilo personal de gobernar (1974) y la Sucesión presidencial (1975). Dirigió igualmente la Historia Mínima de México y la Historia General de México. En 1976, póstumamente, aparecieron sus Memorias.
Si la misión del intelectual - aparte de sus quehaceres específicos, que son primordiales: escribir, investigar, enseñar -, es desempeñar en el mundo actual una función crítica, entonces, de acuerdo con Octavio Paz, Cosío Villegas fue un intelectual; y para el que esto escribe, un intelectual ejemplar. Siguiendo a Paz "si no es la conciencia de la sociedad, si es con frecuencia, sus ojos y su lengua. El intelectual dice lo que ve y lo que oye, es el testigo y el vocero de su tiempo. Si el intelectual calla ante los abusos y los crímenes de los poderosos, traiciona a sus lectores y a sus oyentes". Cito también un párrafo iluminador de Lorenzo Meyer: "Cosío Villegas ha sido reconocido como un educador, estudioso y crítico singular de los procesos políticos del México moderno y contemporáneo. Es claro que de entonces a acá el país ha cambiado. Sin embargo, muchas cosas persisten, entre otras la necesidad de seguir examinando y construyendo nuestra vida pública con un espíritu y una intensidad similares a los empleados por don Daniel ("Daniel Cosío Villegas", Letras Libres, mayo del 2001).
Siguiendo los consejos de don Daniel, los cuales aparecen en la introducción a la Historia Moderna de México, y aplicándolos a su propia obra, me atrevo a sugerir una modesta guía de lectura, convencido que el esfuerzo necesario vale la pena. Si se desea un conocimiento mínimo de la historia de nuestro país basta leer la Historia Mínima de México. Si se quiere obtener un amplio conocimiento sobre la realidad económica, política y social desde sus orígenes hasta finales del Siglo XX se sugiere leer la Historia General de México. Si se busca alcanzar un nivel de erudición es menester leer en su totalidad la Historia Moderna de México. Para un conocimiento adecuado de la política mexicana son recomendables las tres obras mencionadas sobre el tema. Cosío Villegas dedicó dos años a sus Memorias, y sabemos que pocas semanas antes de su fallecimiento el 10 de marzo de 1976, manifestó a sus allegados el deseo de verlas publicadas. Si el tiempo escasea, este libro permite al lector afirmar su imagen y conocimiento de una de las personalidades más relevantes de la cultura mexicana del Siglo XX.
Finalmente, el párrafo que a continuación citamos es una muestra del ingenio de Cosío Villegas y nos motiva a penetrar en su fascinante mundo: "Una última circunstancia cabe advertir, no me precio ni me puedo preciar de haber conocido y tratado a millares de hombres o siquiera a unos cuantos pero importantes. Salvo mi campaña electoral en busca de la presidencia de la Federación de Estudiantes, jamás actué en la plaza pública. Ser más bien solitario, inclinado a caminar por un atajo previamente elegido, apenas me he cruzado con los que llevaban el mismo rumbo si lograba alcanzarlos, o con aquellos otros que venían en el opuesto: no faltó ocasión en mis frecuentes viajes por el extranjero de conocer hombres y mujeres famosas, políticos o intelectuales. Pues bien, si llegar a ellos significara torcer mi camino, rehusé hacerlo, alegando que nunca me había dedicado a coleccionar genios".
(Economista)
