Bosco Verticale. Foto: Giornalepop.it
Las autoridades chinas aprobaron la iniciativa para diseñar la Ciudad Bosque Liuzhou en la región Guangxi al sur del país oriental. Se trata de gestar la construcción de estructuras de diversos tamaños con vegetación en las fachadas.
En el mundo del arte sucede que el dominio de una técnica conducir al creador hacia un estado en el cual el afán de innovación va cediendo terreno ante los anhelos de sencillez, o acaso sería mejor llamarle pureza elemental. Sin embargo, hay casos en los que un creador persevera en su misión de innovar al punto de plantar esa bandera en las competencias de la simplicidad, ahí donde la eficacia es un efecto estético por sí misma.
Pionero en la construcción a gran escala de espacios amigables con el medio ambiente, Stefano Boeri es un arquitecto nacido en 1956 bajo la bandera italiana.
Desde que realizaba sus estudios en la Universidad Politécnica de Milán se instalaron en su óptica, como señas irrenunciables de la profesión arquitectónica, la sostenibilidad y la huella ecológica.
Creó el Boeri Studio en 1999 junto a Gianandrea Barreca y Giovanni La Varra. Diez años más tarde fundaría, en colaboración con Michele Brunello, el Stefano Boeri Architteti con oficinas en la ciudad lombarda, en Doha y en Dubai. Actualmente es profesor de urbanismo en su alma mater y dirige el MI/ARCH, un festival internacional de arquitectura que organiza el Politécnico de Milán.
Ha publicado libros y ha sido colaborador y director de revistas especializadas en el arte constructivo.
AMIGABLE
Su obra más famosa, una muestra espectacular de arquitectura verde, es el Bosco Verticale, situado en Milán. La ubicación en esa urbe no se debe sólo a que sea el lugar natal del proyectista. La segunda metrópoli más poblada de Italia ocupa un puesto destacado entre los destinos con más polución de la comunidad europea.
El Bosco es un conjunto residencial con nutrido arbolado. Fue diseñado para atenuar los índices de contaminación acústica, el dióxido de carbono y el polvo, así como para restablecer los vínculos del hombre con la naturaleza en un medio urbano en el que lo habitual es ir sumando degradación.
Conforman el complejo dos torres verticales de 80 y de 112 metros de altura. Fue inaugurado en 2014. El proceso constructivo se tomó cinco años. Está situado en el centro de la urbe, en los alrededores del barrio de Isola. Sus especificaciones incluyeron 900 árboles, 11 mil plantas y cinco mil arbustos.
El extenso verdor instalado recibe un mantenimiento con responsabilidad ambiental: la vegetación es regada con agua tratada proveniente de las estructuras de uso humano. La obra del milanés contempló sistemas de energía eólica y fotovoltaica para incrementar la sustentabilidad de las instalaciones.
Si bien en su dosier hay edificios más tradicionales, el Bosco Verticale ha significado un salto con miras a desarrollar sueños más ambiciosos.
El arquitecto ha desvelado sus planes para edificar algo similar en territorio chino, específicamente en Naijing: un par de torres residenciales y una integración que involucra 23 especies arbóreas, más de 2 mil quinientos arbustos colgantes.
Uno de sus planteamientos más imponentes es el concepto de ‘ciudades-bosque’, diseños dirigidos a lidiar con la contaminación surgida en la vida citadina.
No serían megalópolis que albergarían a millones, sino a unos cuantos miles, el forjador del concepto es consciente de que sus ideas, aunque se materializaran completamente, no constituirían una solución definitiva a la cuestión de los productos tóxicos de las metrópolis. Sin embargo, confían en que su modelo de arquitectura ecológica se extienda y para ello, está dispuesto a dejar de lado las patentes. Ha declarado que no tiene problema si hay gente copiando o replicando sus esfuerzos. También espera que sus aportes sean de utilidad para colegas con idénticas preocupaciones.
Hace un par de meses, las autoridades chinas aprobaron la iniciativa para diseñar la Ciudad Bosque Liuzhou en la región Guangxi al sur del país oriental.
Bosque Liuzhou. Foto: Boeri Studio
Se trata de gestar la construcción de estructuras de diversos tamaños con vegetación en las fachadas.
En entrevista con The Guardian, el arquitecto expuso que los trabajos arrancarían el próximo año y se concluirían en 2020.
El plan del despacho internacional es que esta urbanización absorba cada año 10 mil toneladas de dióxido de carbono y produzca 900 toneladas de oxígeno.
AGUA Y TIERRA
Una obra reconocida por su eficacia estética, sello característico de Stefano, es la Villa Méditerranée. El complejo fue diseñado para contener un centro cultural con las facilidades inherentes a una agenda de actividades y exposiciones diversas. Otro uso es el de espacio recreativo para la promoción de conocimientos antropológicos e históricos acerca de los pueblos mediterráneos.
Este ejemplo de su trabajo se localiza en Marsella, Francia. El agua es un elemento inseparable de la infraestructura. Una sección para conferencias y espectáculos teatrales de 2 mil 500 metros cuadrados está situado bajo el nivel del mar y una sala de exposiciones de 2 mil metros cuadrados tiene la particularidad de haberse erigido y mantenerse suspendida 14 metros sobre la masa líquida.
La construcción requirió adaptar métodos estilados en las obras marinas. La forma en 'C' de la estructura mantiene abierta una zona acuática ideal para naves pequeñas. El coste del proyecto ascendió a 70 millones de euros y fue entregada en 2013.
Otra edificación que le ha granjeado elogios de la crítica es el Pavellón Multifuncional de Norcia. Un conjunto de edificios destinados a funciones culturales que entró en actividades en junio de 2017.
El inmueble está hecho de madera, posee un toque gótico (gracias a la forma de sus acabados) y, al mismo tiempo, un acento ecologista. Son autosustentables y sus características particulares responden a la posibilidad de presentar sucesos de todo tipo, ya sean exposiciones o talleres permanentes de arte y cultura.
Se trata de la primera de cuatro estaciones del Centro Multiusos del municipio ubicado en la provincia de Perugia. Norcia fue una de las demarcaciones más afectadas por un seísmo registrado el año pasado.
FRESCO
Boeri se implicó en la reconstrucción y la ayuda a damnificados en territorio italiano. Así se ha integrado a su dosier una obra inaugurada en julio de este año: la Amatrice Food Area o como la describen en el portal de la firma: “Un lugar para comer las especialidades de la gastronomía local”.
Ese trabajo se ejecutó dentro del plan “Amate Amatrice” para apoyar a la localidad más perjudicada por las sacudidas telúricas del año pasado.
A propósito del juego estético, a simple vista el inmueble no luce como si estuviera destinado para un fin gastronómico. La iluminación nítida y la decoración minimalista generan un contraste con el fin utilitario de la edificación.
En el despacho se refieren a esta pieza como una plaza para el gusto, la tradición y la solidaridad con Amatrice. También destacan que han erigido un punto de encuentro laboral y de entretenimiento para la comunidad y especialmente para la infancia. En materia cultural destacan que representa “recuperar la identidad” del sector y “relanzar la economía local”.
Para Stefano Boeri, el diseño arquitectónico exige dar cumplimiento a una serie de condiciones que empiezan enlazando los conceptos del proyectista con las expectativas del cliente; un segundo paso es atender las necesidades sociales y ecológicas; la tercera fase consiste en definir las herramientas tanto creativas como físicas a utilizar.
Un aspecto insoslayable en la práctica del milanés es no perder de vista el entorno en el que será montada la obra.
En síntesis, los diseños del arquitecto buscan ser amigables con el ambiente, tan modernos como sustentables, y eficaces a la hora de cubrir las expectativas de los clientes.
