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Boquillas del Carmen, Coahuila

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Inicialmente esta columna estaba dedicada a Ocampo Coahuila, pero el espacio me quedó muy corto para comentar las experiencias que tuvimos, hace ya algunos años, un grupo de asociados de Biodesert A. C., cuando realizamos un estudio en el norte de dicho municipio, en una porción del área de influencia de Maderas del Carmen, particularmente en toda la franja que se encuentra frente al Parque Nacional Big Bend, en el estado de Texas, Estados Unidos, el cual es uno de los principales atractivos turísticos del estado vecino y de algunos estados norteños de nuestro país.

Ocampo es el municipio más extenso del estado de Coahuila y el tercero más grande de México, además, en su mayoría las vías de comunicación son terracerías y brechas, lo cual eleva la dificultad de movilidad y alcance de las excursiones que se realicen. Su cabecera municipal se encuentra en el extremo sur, colindando con el municipio de Cuatrociénegas y para ir por ejemplo al poblado que se encuentra más al norte del municipio, Boquillas del Carmen, es necesario dar toda la vuelta por Monclova y Muzquiz, ya que los caminos y brechas del interior del municipio generalmente están en mal estado, o por lo menos en aquel entonces así se encontraban.

Hace unos días, mientras hacía una búsqueda en el internet, me encontré casi por accidente, un video sobre Boquillas del Carmen que me llamó poderosamente la atención, ya que, lo que yo conocía, era completamente distinto a lo ahora aparecía en el video.

Boquillas del Carmen es una pequeña población de Ocampo, ubicada a las orillas del Río Bravo, en la línea fronteriza entre Estados Unidos y México. Del otro lado se encuentra la población de Boquillas, Texas, y el Parque Nacional Big Bend. Se ubica en el extremo noroeste de Coahuila y, para llegar desde Torreón, tenemos que hacer un largo viaje que atraviesa Cuatrociénegas, Monclova y Muzquiz Coahuila. Desde esta ciudad se toma la carretera federal 53 que nos llevará después de 140 kilómetros a un sitio espléndido conocido como la Cuesta Malena, la cual, dada su ubicación lejana, se conoce muy poco.

En dicho tramo carretero nos acompaña el matorral espinoso tamaulipeco, cuya vegetación consiste en árboles de porte medio alto y arbustos; localmente se denomina matorral espinoso o matorral subinerme, está compuesto por alrededor de 60 especies leñosas, muchas de ellas importantes para la producción forestal y silvopastoril (madera, postes, leña, forraje, etcétera). Además son una fuente de forraje elemental para la ganadería extensiva.

A medida que nos aproximamos hacia la Cuesta Malena, el matorral empieza a cambiar a pastizales amacollados y encinos achaparrados. Recuerdo que en este sitio, en una ocasión, se nos atravesaron dos guajolotes silvestres que rápidamente desaparecieron en el zacate y el matorral.

Cuando llegamos a la Cuesta Malena, me impresionó gratamente la belleza natural de aquel sitio, con sus enormes rocas en forma de columnas de color marrón claro con tonos rojizos, en las que el viento, la lluvia y probablemente la nieve, habían esculpido con la ayuda del tiempo, figuras caprichosas entre las que sobresalía el perfil de un anciano.

Pasando la cuesta, en aquellos años de la visita, el camino de terracería señalaba a la izquierda el rumbo del ejido San Miguel y a la derecha el poblado de Boquillas del Carmen. Ahora, al parecer ya se encuentra pavimentado o revestido el camino a Boquillas y tal vez también a San Miguel.

Apenas bajamos la cuesta y tomamos el rumbo a Boquillas, apareció majestuosa el área de Proteccio→ n de Flora y Fauna Maderas del Carmen, en la que se destacan los macizos montañosos de origen volcánico que alcanzan altitudes de 2720 msnm. Se trata de una Isla de Cielo que alberga en su parte más alta un bosque de pino encino, y a una formidable fauna como el oso negro.

Después de varias horas de camino malo, llegamos a Boquillas del Carmen. La primera impresión que tuvimos cuando entramos al poblado es que no había gente, que estaba deshabitado. Recordamos que hasta antes de mayo de 2002 el paso fronterizo entre ambas poblaciones estaba abierto y se podía cruzar a los Estados Unidos o recibir turistas del otro lado. Era evidente la profunda crisis económica en Boquillas causada por el cierre de esta frontera, que ocasionó un importante descenso de la población, que emigró a otras poblaciones en búsqueda de oportunidades de trabajo.

Pero ahora, según el video mencionado, nuevamente los turistas norteamericanos están pasando desde el Big Bend, dejando beneficios que han reactivado la economía de este hermoso paraje ribereño. El recorrido que les ofrecen, consiste en el paso a través del Río Bravo en una pequeña lancha de madera para cuatro o cinco personas, hasta la ribera de Boquillas. Ahí los espera un guía con burros preparados con su montura, para hacer un recorrido por las calles del pintoresco poblado, donde podrán comer en el restaurante, tomar cerveza o mezcal en la cantina o comprar alguna artesanía elaborada por los pobladores de Boquillas.

Si por alguna razón andamos por allá, vale la pena darnos una vuelta y además de conocer Boquillas del Carmen, pasar al Parque Nacional del Big Bend.

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