La negra y fresca noche lagunera fue el marco para la batalla entre dos equipos que se jugaban gran parte de su futuro, cita a la que acudieron los aficionados para despedir el futbol durante el mes de octubre.
El cambio de horario "no destanteó" a la fanaticada lagunera, que desde temprano se dio cita en la explanada del Corona para aguardar por la confrontación entre los Guerreros y los Tuzos, organizaciones que han sido ejemplo dentro del futbol mexicano durante los años recientes. Catorce grados centígrados marcaba el termómetro a la hora de arrancar el encuentro, pero en la cancha había una temperatura mucho más elevada, con los equipos corriendo al máximo en cada centímetro de la cancha, iniciando el partido con una intensidad que hace tiempo no se veía en la cancha de la Torreón - San Pedro.
Esa energía de los jugadores contagió a quienes estaban en las gradas, de a poco ocupando sus lugares y preparándose para degustar un espectáculo que ya se extrañaba en la Comarca, dos equipos brindados al máximo en pos de la victoria. Los Tuzos sorprendieron con dos golazos en el primer tiempo que parecieron callar a la grada, pero Djaniny les devolvió la vida con una anotación que además le daba esperanza a los Guerreros para regresar a la batalla.
Una sustitución en el entretiempo fue el revulsivo para los albiverdes, quienes comenzaron a empujar al Pachuca hacia su propia portería, hasta que cayó el gol del empate, una vez más, obra del africano. Entonces comenzó una sinergia que hace tiempo no se vivía con tal intensidad, los aficionados empujaban a sus Guerreros y parecían tener peso en la cancha, Jonathan Orozco parecía no estar solo en su portería, el aliento albiverde fue toda una realidad, una vez más.
Con todo y los fervientes deseos de la fanaticada por cantar un gol más, las redes no volvieron a sacudirse y se decretó un empate que podría parecer justo por el esfuerzo de ambos equipos, pero que definitivamente no dejó contento a ninguno de los dos. El resultado no ayuda en nada a Santos para seguir soñando con la liguilla, pero el funcionamiento y la entrega del equipo fueron suficientes motivos para que la afición los despidiera de la cancha con un aplauso, tan sonoro como si de un triunfo se hubiese tratado.
Las tribunas del estadio Corona no lucen a tope durante los partidos de los Guerreros. Acaba racha ganadora de los Guerreros en el TSM
