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Educar para entender y aceptar la muerte

ROLANDO CRUZ GARCÍA
"Lo único importante en la vida son las huellas de amor que dejamos cuando nos marchamos"

— Albert Schweitzer

Este planteamiento surge del enfoque de una educación multicultural, que es la que nos permite hacernos cuestionamientos importantes ante la muerte (La propia y la de los demás) y tratar de darles respuesta, nos lleva a la constatación y el reconocimiento de la diversidad cultural que existe en nuestra sociedad mexicana y al revisarlo, no sólo nos referimos a la presencia de culturas étnicas diversas o los grupos indígenas, por ejemplo, sino a los múltiples marcos de referencia cultural que coexisten entre nosotros, al grado de atrevernos a asegurar que cada familia posee códigos de cultura diferentes.

El problema es que en la escuela y en las aulas sólo abordamos contenidos programáticos y difícilmente nos planteamos el abordaje de temáticas relevantes para nuestros alumnos y para los propios profesores como son: la vida, el ser feliz, cómo amar o cómo trascender, cómo enfrentarnos a la muerte; sólo por mencionar algunas.

La educación tiene entonces la misión de contribuir a que los alumnos desarrollen las capacidades necesarias para desenvolverse socioculturalmente y abordar temáticas relevantes que nos relacionan indefectiblemente con la muerte, como son la violencia, la desigualdad, la discriminación, la solidaridad, el cuidado del medio-ambiente, la equidad de género y la no violencia hacia las mujeres, la educación para la paz, el derecho a la salud, etc.

Los alumnos comprenderán a cabalidad las problemáticas que se derivan de situaciones riesgosas, aquellas que nos pueden llevar a perder la vida o a ponerla en riesgo y que esto permita elaborar juicios críticos al respecto, lo que seguramente desarrollará actitudes y comportamientos responsables.

Los modelos de educación multicultural, que nos permitan abordar estos temas relevantes, no existen y resulta difícil ofrecer una visión clara de ellos, sobre todo en el cómo abordar el tema de la muerte, por ejemplo; sin embargo, existen clasificaciones que nos pueden ser útiles para entender cómo se ha transitado por esta novedosa forma de educar a las generaciones venideras.

Por ejemplo, se han seguido los criterios de ideologías dominantes, que puede ser conservadoras, neoliberales o socio-críticas, en los que la multiculturalidad cambia de manera importante. Desgraciadamente al abordar temas difíciles, como el que ahora planteamos, seguimos siendo extremadamente conservadores.

Se reconoce que existe una sociedad tendiente al enfoque conservador, por lo que estos temas están vedados y ni en la familia se abordan o se sabe cómo abordarlos; Lo que nos lleva a entender que esto surge de la negación que la sociedad y la comunidad hacen acerca de la muerte.

Pero la pregunta sigue quedando en el aire: ¿Cómo abordar el tema de la muerte con los estudiantes? Me permito respetuosamente hacer algunas precisiones y recomendaciones: primero, no son temáticas que deban abordarse con alumnos pequeños, porque no tienen la madurez necesaria para entenderlas y su concepto de muerte no está desarrollado, sugiero que se aborden de manera científica con alumnos de 12 años en adelante.

Segundo: no significa que pongamos en el currículo una asignatura sobre la muerte o una unidad temática al respecto, sino que son temas importantes que se abordan de manera transversal en las diferentes asignaturas, a través de la reflexión y el análisis, los estudios de caso, las experiencias personales del profesor y de los alumnos, las evidencias clínicas, la visión cultural que tenemos los mexicanos al festejar a la muerte como lo hacemos y muchos más etcéteras.

Tercero: generar en los estudiantes una verdadera cultura del debate respecto a la prevención y la protección que debemos promover en la preservación de la vida, como decía R. Bradbury: "No intento describir el futuro, intento prevenirlo", ya que al final, todos sin excepción habremos de morir.

Ante estas consideraciones, es necesario comprender junto con los jóvenes, que ante la muerte el único camino que nos queda es vivir conscientemente al máximo, disfrutando, compartiendo, amando, cuidándonos, emocionándonos, dando lo mejor de nosotros y siempre promoviendo la posibilidad de vivir el ahora, la inmediatez, sobre todo sin las culpas del pasado ni los miedos al futuro.

Como decía Octavio Paz: "Para los mexicanos la oposición entre muerte y vida no es tan absoluta. La vida se prolonga en la muerte y a la inversa, la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito." Y sigue diciendo: Llega un momento en que se desborda el espíritu festivo y se lo dedica a la muerte: "La muerte mexicana es el espejo de la vida de los mexicanos. Ante ambas el mexicano se cierra, las ignora", porque el desprecio a la muerte no está reñido con el culto que le profesamos. (Paz, O. El laberinto de la soledad. México, 1950)

Es por todo lo anterior que se vuelve imprescindible compartir con nuestros alumnos estos temas, no sólo por el día de muertos, sino porque ante la inminencia de morir, requerimos disminuir, en lo posible la angustia, el miedo, el sufrimiento, el dolor y el desamparo que dicha realidad nos enfrenta, lo que nos permitirá comprender a la muerte en su exacta dimensión, como una fase más de la vida misma.

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Escrito en: ROLANDO CRUZ GARCÍA

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