Amor por la vida. Ha dedicado 33 años a buscar el bienestar de sus pacientes y es también un luchador al sobrevivir al cáncer. (CLAUDIA LANDEROS)
Cada 23 de octubre, en México se celebra el Día del Médico y aunque casi toda la gente está familiarizada con esta profesión, pocos conocen lo que hay detrás de la filipina o la bata blanca. Hay historias difíciles, sensibles o de éxito como con cualquier ser humano.
El doctor Luis Bañuelos Garza, es conocido en Gómez Palacio por su dedicación a la medicina por 33 años; es cirujano general, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud, ha sido servidor público dirigiendo el Hospital General y es un sobreviviente del cáncer, lo cual le dio aún más sensibilidad para realizar su labor.
"Yo creo que para esto se nace. Mi mamá me dice que desde que estaba pequeño me llevaba al seguro y yo me vestía de blanco porque decía que quería ser doctor", comentó.
El doctor Bañuelos creció en el seno de una familia humilde, de padre panadero y con ocho hermanos más, lo cual le complicó más el poder lograr sus metas profesionales, sin embargo las logró, se graduó de la Facultad de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) en Gómez Palacio y posteriormente estudió una especialidad en Cirugía General; tiempo después agrega una más en Administración de Instituciones de Salud, la cual lo llevó a estar preparado para tomar la dirección del Hospital General en dos períodos, de seis años cada uno.
Además, durante 27 años ha contribuido a la formación de nuevos profesionales de la salud, en la misma facultad de donde egresó y es otra manera de vivir su pasión por la medicina, ya que puede compartir sus experiencias, conocimiento y motivar a los jóvenes a ser buenos médicos y a servir con vocación.
"Yo creo que no existe una cosa más hermosa que cuando un paciente te agradece al recuperarse, porque esos agradecimientos vienen del corazón y a uno le da muchos anillos para seguir avanzando", agregó el galeno.
Sin embargo, a pesar de todas las satisfacciones, en algún momento tuvo que ponerse del lado opuesto, ya que se enfrentó a una de las más complicadas enfermedades como lo es el cáncer.
Considera que esto le permitió volverse aún más sensible al trato y apoyo con los pacientes, al poder saber directamente lo que viven y sienten.
"Realmente es una experiencia que no se la deseo a nadie, pero afortunadamente yo tuve un diagnóstico muy oportuno y mis compañeros que me operaron son excelentes; me quitaron un riñón y parte de la vejiga", detalló.
El 29 de octubre cumple ya siete años de haber recibido una nueva oportunidad de vida, para seguir con su labor de salvar la de miles de gomezpalatinos.
