Columnas Social

NUESTRA SALUD MENTAL

DR. VÍCTOR ALBORES GARCÍA

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL, A. C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI

OCTAGÉSIMA SÉPTIMA PARTE

A pesar de que siempre ha existido el término de soñadores, nuevamente se ha puesto de moda en nuestros días, en una época en la que sin embargo, tiende a concebirse como fríamente tecnológica y digital, en la que pareciera que los sueños ya no tienen cabida y desaparecen paulatinamente en la realidad virtual detrás de las coloridas pantallas de los videojuegos o de los celulares, esos objetos transicionales que acompañan y llenan la soledad de los adolescentes y adultos jóvenes de este siglo, o inclusive de los niños y de tantos adultos de edad media. Y sin embargo, y a pesar de tanta tecnología y de ese monstruoso abuso del consumismo actual que llega hasta los niveles de la saciedad en forma de indigestión y sobrepeso emocional, se podría afirmar que después de todo, la capacidad de la ensoñación, de poder soñar y embelesarse con las ilusiones permanece todavía como una básica característica humana, quizás no para toda la población, pero sí en cierto porcentaje de hombres y mujeres del presente, al igual que ha sucedido en el pasado, a través de los siglos. Y es necesario enfatizarlo como una capacidad paralela y vigente tanto en hombres como en mujeres, porque se encuentra relacionada con los diversos grados de sensibilidad que poseen los unos y los otros, a pesar de que en sociedades machistas como la nuestra, se ha tendido a negar, a esconder o a casi prohibir dicha capacidad en los varones, al considerarla como un rasgo exclusivamente femenino. Es así, como dentro de este sistema tradicional bajo el cual vivimos, que se ha consolidado como base de nuestra identidad y de nuestra educación cultural, se han producido y mantenido por tantos siglos la irrealidad de esos estereotipos fantasmales y ancestrales que nos han perseguido y siguen acechándonos aún en el presente, al definir y reforzar rígidamente lo que debiera ser estrictamente masculino o estrictamente femenino en lo que respecta a los roles y las funciones de género, tanto en los hombres como en las mujeres, como dos modelos de seres humanos que todavía vibran y forcejean atrapados en tales redes. Tales estereotipos afortunadamente, están siendo cuestionados y desenmascarados en nuestros días, bajo el inflijo de la globalidad en un planeta que se ha empequeñecido y en el que los adolescentes y los adultos jóvenes pensantes, al avanzar en su desarrollo van explorando, descubriendo y cuestionando las falacias de tales estereotipos. Es así, como se encuentran con el hecho de que tanto los hombres como las mujeres poseen una variedad de capacidades, no necesariamente exclusivas de un solo género, como se ha creído tradicionalmente como sucede con la inteligencia, la sensibilidad, la creatividad, la imaginación, la introspección, la exploración, la investigación, la ensoñación, la abstracción y tantas otras que no son dominio exclusivo de un solo género, sino que están repartidos en ambos, dependiendo de una serie de múltiples factores biológicos, psicológicos y socioculturales, en los que la herencia y el ambiente juegan papeles fundamentales (continuará).

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