Siglo Nuevo

Sumar prestigios para levantar a México

La reconstrucción desde la óptica profesional

Una habitante cocina junto a una vivienda destruida marcada con los folios que le permitiran acceder a los apoyos del gobierno para reconstruir su vivienda, en el estado de Oaxaca. Foto: EFE/Luis Villalobos

Una habitante cocina junto a una vivienda destruida marcada con los folios que le permitiran acceder a los apoyos del gobierno para reconstruir su vivienda, en el estado de Oaxaca. Foto: EFE/Luis Villalobos

IVÁN HERNÁNDEZ

En las redes sociales de Tatiana Bilbao y de Mauricio Rocha, por ejemplo, es posible leer las mismas consignas, una que se destaca dice: “De la eficiencia con la que se enfrente la destrucción depende nuestro presente. De la inteligencia con la que se lleve a cabo la reconstrucción depende nuestro futuro”.

El patrimonio cultural, según la definición de la Unesco, es a la vez un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos heredados.

Una de sus vertientes aglutina las obras cuya arquitectura, unidad e integración al paisaje les otorga un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

Proteger este producto-proceso inmobiliario motivó la reunión de arquitectos, ingenieros, sociólogos y demás profesionales para dar aliento a Re Construir México.

El detonante de la movilización fueron los terremotos recientes que afectaron a Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, Estado de México, Morelos, Oaxaca, Puebla y Tlaxcala.

La voz de batalla de este colectivo es “Apuntalar no demoler”, en franca oposición a la postura que se promueve desde las oficinas de gobierno en las zonas siniestradas.

Derribar las edificaciones perjudicadas por el seísmo para construir de nuevo, señalan en este colectivo formado los últimos días del mes pasado y al que se han sumado figuras como Tatiana Bilbao y Mauricio Rocha, no es la única ni la mejor solución.

Volver a alzar lo perdido, defienden, implica una profunda reconstitución social y una revalorización de lo existente.

27 DE SEPTIEMBRE

Ese día, se emitió un primer comunicado con la invitación a los profesionales constructivos a sumar fuerzas, ayudar a los damnificados y emprender un proceso dirigido a rescatar bienes patrimoniales con base en soluciones sostenibles y de largo plazo.

La tarea rebasa con amplitud el umbral de la proeza. Las autoridades mexicanas han estimado en 150 mil el número de viviendas dañadas.

Oaxaca, con 33 mil casas destruidas, Chiapas, con 16 mil 800, Puebla, con 3 mil 319, y Estado de México con 1 mil 700, son las entidades más afectadas.

Cerca de 12 mil 900 escuelas y alrededor de 1 mil 500 inmuebles con valor histórico sufrieron algún tipo de daño.

También hubo hospitales e infraestructura diversa que no salieron bien librados, lo mismo en comunidades rurales que en centros urbanos.

Los profesionales reunidos en RCM hicieron un llamado para que antes de pensar en aplanar el terreno, se desarrollaran estrategias con fines como: resolver el alojamiento de los damnificados, promover el reciclaje de materiales y el aprovechamiento de estructuras existentes así como facilitar los diagnósticos de las causas de los daños, información invaluable en las tareas preventivas por venir.

En el boletín destacaron su interés en que la reconstrucción se sujete a dinámicas de construcción eficaces, sostenibles, realistas y justas.

El colectivo se presentó luego de días de molestia en la comunidad arquitectónica mexicana a causa de acciones y declaraciones gubernamentales a propósito de los inmuebles dañados.

Una afirmación del presidente Enrique Peña sobre los estropicios en demarcaciones sureñas difundida el 9 de septiembre, “la caída de viviendas se debió sobre todo a que están echas de adobe y tienen escasa cimentación”, provocó la respuesta de organizaciones como Cooperación Comunitaria, en la cual desmintieron “tales aseveraciones pues dañan y laceran siglos de conocimiento popular”. Del mismo modo, el surgimiento de Re Construir México responde a los planes de la autoridad.

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INAH esta en busca de restauradores y profesionales para atender los mil 612 monumentos artísticos, históricos o arqueológicos dañados por los sismos. El Universal/Ariel Ojeda

BLOCK

El 25 de septiembre, Mauricio Rocha Iturbide, de Taller de Arquitectura, denunció en redes sociales una tragedia morelense: “El sábado fuimos. Protección civil está dictaminando tirar todas las casas de adobe. A cambio les dan material en block y cemento para un cuarto de 4 X 4. Es decir, tirar una casa de 200 m2 en abobe por un cuarto de 16 m2. Los de protección civil se van por la fácil para cuidar su chamba. Tiren y luego vemos. (...) Estamos a punto de ver destrozado el patrimonio de nuestro país”.

En seguida, el proyectista dejó caer la sospecha de que si las autoridades eligen tirar es porque representa, a futuro, “mejor negocio para algunos”. No obstante, Rocha Iturbide tiene claro que esas transacciones todavía sin cuajar no beneficiarán a los dueños de las casas de adobe, que ceden, ya sea por miedo o falta de información, a destruir lo que aún sirve.

Expuso que la misma situación se estaba dando en Juchitan (Oaxaca), Xochimilco (Ciudad de México) y muchos otros lugares.

La denuncia del arquitecto Rocha quedó estampada en otro comunicado de RCM. No se hace mención de la publicación del 25 de septiembre, mas sí se expone que “en ciertas regiones construir en block y concreto no es más seguro que hacerlo con adobe, madera y palapas”.

Enseguida se advierte que “imponer métodos y materiales ajenos a la región es ir en contra de la lógica, del clima, la geografía, la cultura local y las necesidades reales de los habitantes”.

El 27 de septiembre, Rocha Itubide compartió entre la comunidad digital fotografías de la dañada y luego derribada Capilla de Calpulpa en Tetelcingo, Morelos, junto con el siguiente comentario: “Tenemos que detener la ignorancia. Se pierde mucho con estas acciones”. Remató con otra frase que es de las voces de batalla del grupo recién constituido: “No a la demolición arbitraria”.

El caso de la capilla se volvió caso nacional casi diez días después de que la maquinaria pesada hizo el trabajo. Según testimonios de cibernautas y publicaciones, la destrucción ocurrió entre el 20 y el 21 de septiembre, es decir, en las jornadas posteriores a la del sismo que la dañó aunque no la tumbó. Las imágenes causaron reacciones como: ¿dónde está el INAH?, ¿están seguros que podía derribarse?, o ¿creen que la capilla aún podía ser rescatada?

En un muro de Facebook, Tetelcingo Morelos Mexico, relataron el hecho como sigue: “Muy buenas noches! La noche se nos vino encima y no logramos derrumbar todo el frente de la capilla de calpulpa, pero se logro tirar una parte y la remoción de escombro”.

FÁCIL O BIEN HECHO

Irse por la fácil, la demolición indiscriminada temida por Re Contruir México, acarrea pérdidas significativas cuando no irrecuperables en los rubros económico, ecológico y patrimonial.

La propuesta del grupo es efectuar el rescate de las construcciones mediante reciclaje de materiales, restauración de las edificaciones y respeto, mucho respeto.

Los proyectistas, ingenieros y demás profesionistas reunidos en torno a ese planteamiento pretenden que las acciones en materia inmobiliaria atiendan los siguientes puntos:

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Policías pasan por la escuela Enrique Rébsamen que se derrumbó durante el terremoto de 7,1 en la Ciudad de México. Foto: AP/Dario Lopez Mills

1.- No invalidar construcciones que sufrieron daños reparables. Demoler es más costoso y menos eficiente que recuperar con responsabilidad.

2.- Respetar la forma de vida de las comunidades; recuperar sus métodos y materiales constructivos tradicionales.

3.- Realizar diagnósticos de las viviendas y asignar categorías de riesgo, alternativas de rehabilitación y soluciones entendiendo las causas.

4.- Cumplir la normatividad en temas de demoliciones y manejo de deshechos. No se puede atender la emergencia dañando los recursos existentes.

5.- Diseño de campamentos para damnificados con soluciones técnicas apropiadas, optimizando tiempos y recursos.

6.- Realizar estrategias específicas para los dos ámbitos donde han ocurrido los daños: lo urbano y lo rural.

El colectivo expone que es indispensable actualizar el aprendizaje obtenido de los terremotos de 1985 para reafirmar que no se diseña contra la naturaliza ni contra las personas sino para beneficio de una sociedad plural.

ANTICIPADOS

Antes de concluir el mes de septiembre ya eran más de 200 los nombres integrados a la búsqueda de concientizar a la población sobre la importancia de conservar las obras cargadas de pasado y simbolismo. Un llamado frecuente del movimiento arquitectónico al que se sumaron Alejandro Rivadeneyra, Enrique Rosas y Xavier Hierro, entre otros, es: “Si tu templo o monumento histórico tiene deterioro, protégelo, (...) el patrimonio cultural se puede restaurar”.

El 30 de septiembre, la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos invitó a profesionales de la arquitectura, la ingeniería civil, urbanistas, a la comunidad universitaria, a integrarse a la experiencia de “la restauración” de los bienes patrimoniales y culturales de México afectados por los movimientos telúricos en dos vertientes:

1.- Templos y conventos.

2.- Arquitectura civil relevante.

Dos días antes, el 28, Re Construir México ya había anunciado la formación de ocho mesas con líneas específicas de trabajo: Comunicación, Mapeo y dirección de esfuerzos, Infraestructura y reciclaje de materiales, Soluciones tecnológicas, Lazos institucionales, Atención de emergencia, Patrimonio y Registro de casos.

Los arquitectos reunidos por la reconstrucción han uniformado su discurso. En las redes sociales de Tatiana Bilbao y de Mauricio Rocha, por ejemplo, es posible leer las mismas consignas, una que se destaca dice: “De la eficiencia con la que se enfrente la destrucción depende nuestro presente. De la inteligencia con la que se lleve a cabo la reconstrucción depende nuestro futuro”.

Afirman haber concebido un espacio plural y abierto a todos los que deseen participar. El proyectista Ernesto Betancourt, en un publicación del primero de octubre, brindó una explicación más dilatada: “Hoy es el día del Arquitecto (...), sin embargo, este aniversario es significativo porque arquitectos con renombre, anónimos, millenials, jóvenes, viejos, experimentados, novatos, con ideología, sin ella, ricos, pobres, de clase media, profesores, alumnos, locales, de fuera, nacionales, extranjeros, hombres, mujeres, de derecha, de izquierda, agremiados y no, pusieron su profesión y su oficio al servicio de la gente que requería unas manos y ojos entrenados para reconocer los daños en las construcciones”.

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Casas de campaña donadas por China para los damnificados por el sismo. Foto: otimex/Carlos Trejo

POR HACER

En un comunicado del 4 de octubre, Re Construir México señaló como prioridad elaborar un programa de trabajo enfocado en evitar demoliciones y apuntalar construcciones dañadas para ganar tiempo antes de decidir si una construcción tiene o no esperanzas de conservarse en pie.

Otro tarea urgente, indican en el colectivo, es escuchar a los afectados, conectar con la comunidad, recabar y organizar información.

También proponer instalar un memorial dedicado a quienes perdieron la vida en los desastres naturales de septiembre pasado. En dicho homenaje se utilizarían restos de los edificios demolidos.

Su ideario equipara la demolición indiscriminada a un uso ineficiente de recursos asignados a la reconstrucción que, además, peca de irrespetuosa ya que no presta oídos a los damnificados.

Para evitar un escenario como ese, su receta parte de tender puentes entre los expertos y las comunidades. Cada acción, concluyen en RCM, debe estar orientada al beneficio de la población sin descuidar las características físicas, sísmicas y climáticas de cada lugar.

TOLEDO

Las exigencias de los proyectistas se vieron reforzadas no por las autoridades sino por más representantes de la sociedad.

Ejemplo de ello es la carta enviada por el pintor y activista Francisco Toledo a los presidentes municipales de los distritos administrativos de Juchitán y Tehuantepec en Oaxaca.

En la misiva, fechada el 30 de septiembre, el maestro Toledo pidió atender las inquietudes causadas por los planes de instituciones oficiales y organizaciones privadas para la reconstrucción de edificios públicos y habitaciones dañadas por el sismo del 7 de septiembre.

Al pintor le preocupa que las acciones de la autoridad no se correspondan con las características climáticas de la región y no tengan en cuenta “las preferencias culturales de la gente a la que buscan beneficiar”.

En otra parte de la carta afirma que la mejor forma de reconstruir consiste en reforzar la arquitectura vernácula con elementos constructivos que brinden seguridad ante futuros terremotos.

En resumen, el artista solicitó que se ayude, que se construyan viviendas y edificios públicos, pero sin modificar el diseño tradicional, demanda similar a la planteada por Re Construir México.

La sociedad civil, esta vez con la forma de un gremio de arquitectos, se mantiene allí donde la realidad suele rebasar las respuestas oficiales: frente al desastre, junto al damnificado, presta a seguir dando pasos adelante.

Foto: AP/Natacha Pisarenko
Foto: AP/Natacha Pisarenko
Inició la demolición de casas con daños estructurales por el sismo en Puebla. Foto: Notimex/Carlos Pacheco
Inició la demolición de casas con daños estructurales por el sismo en Puebla. Foto: Notimex/Carlos Pacheco

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