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ZEE, oportunidad de desarrollo regional vinculatorio

MAURICIO MILLÁN

México es un actor protagonista en el mundo; se constituye en la décimo quinta economía más importante, de acuerdo con el Banco Mundial; en materia exportadora, el país ocupa el décimo tercer lugar, según la Organización Mundial de Comercio, y, de acuerdo a la UNCTAD, es el quinto receptor de Inversión Extrajera Directa entre las economías emergentes, además de uno de los países más globalizados del planeta al contar con acuerdos de libre comercio con 46 naciones.

Sin embargo, dentro de la República Mexicana existen algunas entidades alejadas del desarrollo que se caracterizan por los elevados niveles de pobreza, marginación y desempleo. Para combatir esos rezagos, se han declarado algunas Zonas Económicas Especiales (ZEE) orientadas a generar detonadores de crecimiento de largo plazo.

Se ha logrado propiciar un sólido desarrollo industrial en sectores como el automotriz, eléctrico-electrónico, aeroespacial y agroindustrial, que han generado empleos y oportunidades de negocio. No obstante, el desarrollo económico nacional, global, moderno y competitivo que aspiramos como nación no puede ser entendido cuando en zonas como el sur de México sigan predominando actividades de baja productividad y rezagos sociales.

En gran parte de esta región predomina aún la infraestructura deficiente, baja calidad educativa, usos y costumbres en el uso de la tierra, se inhibe la innovación y el desarrollo tecnológico, además de condiciones desfavorables para el fomento del crédito, falta de seguridad y certidumbre, entre muchas otras características que provocan un poco atractivo clima de negocios.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), los últimos lugares de competitividad en México los ocupan entidades como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Veracruz. Las brechas de desarrollo económico que se han generado en estas entidades obligan a fortalecer el tejido productivo y social, por lo que el país, a través de las ZEE, tiene la oportunidad de disminuir estos rezagos y de integrar a los estados que han quedado al margen de la dinámica de crecimiento y desarrollo industrial.

Son en algunas de estas entidades donde hasta el momento se han declarado las ZEE (Puerto Chiapas, Chiapas: Lázaro Cárdenas en Michoacán y Coatzacoalcos, Veracruz); para ellas, se han anunciado incentivos fiscales que estarán operando a partir de 2018 como exención del 100% del Impuesto Sobre la Renta (ISR) durante los primeros 10 años y del 50% durante los siguientes cinco años, así como un tratamiento especial en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) con tasas hasta del 0%. Además, se esperan recibir inversiones por 5 mil 300 millones de pesos y se contemplan créditos fiscales, un régimen aduanero especial y un marco regulatorio ágil, así como apoyos estatales y municipales.

La experiencia internacional señala que no es suficiente un plan de incentivos o sólo buscar cerrar la brecha en la dinámica de crecimiento; se trata de generar un plan integral nacional, que estas zonas se conviertan en polos de desarrollo de largo plazo, que se incluya una redirección de las políticas públicas del país, con enfoque en la construcción de infraestructura, la generación de competencias de capital humano, certidumbre jurídica, transparencia y apoyos a la innovación, acceso al crédito productivo, un desarrollo urbano sustentable y otra serie de medidas que tengan como objetivo elevar la productividad.

Si bien el establecimiento de estas ZEE será a través de decretos, que contendrán el paquete de estímulos y medidas concretas por zona conforme a sus condiciones iniciales y vocación productiva, éstos deben estar acompañados de un proyecto de país de largo plazo, que incluya una política industrial holística, con carácter vinculatorio, que apueste por la educación, la innovación y la tecnología, para que México pueda dar un salto de calidad y generar valor agregado a los productos, vincular a las pymes y privilegiar la proveeduría nacional, generando insumos locales, como elemento crítico en la cadena de valor, con innovación y productividad de todos los factores.

Estas ZEE deberán tener un buen plan de desarrollo, así como ser acompañadas de inversiones, por ejemplo de Asia, y empresas promotoras del comercio internacional. De lo contrario, todo quedará en un buen discurso.

Vicepresidente de Consultores Internacionales, S.C.

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