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La venganza del Torreón

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CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

La historia está llena de ironías. A veces farsa, a veces tragedia. Hay quienes piensan que se pueden escapar, pero tarde que temprano, la historia regresa. Para los antiguos, la historia era maestra de vida. Magistra vitae nos dice Cicerón. Así, había que leer en el pasado, las claves del presente. Para aquellos sabios, más valía escuchar la historia, atender sus advertencias. Por entonces, no será extraño que los consejeros del poder sean los historiadores. Maquiavelo, a quien se considera el padre de la política moderna, estudió con detalle a Tito Livio, porque leía en la historia romana, las claves para entender el poder en el presente. Encontraba similitudes, pero sobre todo, claras lecciones para los gobernantes y los gobernados. A diferencia del Príncipe, en sus comentarios sobre Roma, Maquiavelo piensa en los ciudadanos. Tan relevante es la historia para el florentino, que nos ofrece "sacar la utilidad que en la lectura de la historia debe buscarse".

De esa manera, la historia da vueltas, se repite. En su momento, un grupo de ciudadanos alzó la voz para advertir sobre la imprudencia de destruir la Plaza Cívica y el Torreón monumental de 1974, para dar paso a una estación subterránea del metrobús. Más todavía, se habló sobre los riesgos de construir en una área inundable. Justo en esa zona, estaba el histórico torreón de adobe, cuando un crecida del río Nazas se lo llevó en 1868. Primera llamada.

Como ya sabemos, la decisión que tomó el gobierno municipal fue de índole política, no técnica. Y ahora las consecuencias están a la vista. Una estación bajo el agua. Como si fuera broma, la naturaleza se encargó de recordarnos la impertinencia del sitio para la estación, pero ganó la política. ¿O ganó la corrupción? A cambio, la lluvia del pasado 10 de octubre, inundó la obra, sumergió a su paso máquinas, camiones y hasta una grúa.

Antaño, el río derrumbó el viejo torreón. Hace unos días, el agua cubrió las máquinas, y mañana ¿los camiones del metrobús? Brillante fue el político que ignoró la técnica, y a cambio, construyó una pendiente en la avenida Múzquiz para captar el agua que baja por del centro histórico cuando llueve. ¿Así o más claro? Gracias Gerardo Berlanga. Gracias alcalde sustituto Jorge Luis Morán. Ambos ya tienen un lugar en la historia por desbordar inteligencia.

¡Ironía de la historia! Más pronto que tarde, la lluvia trajo la venganza del Torreón. En esta ocasión no fueron las voces de ciudadanos críticos y comprometidos con su ciudad, sino la voz en mayúscula de la naturaleza. Segunda llamada.

Pero más allá de la mala "idea" de instalar ahí la estación del metrobús, queda en evidencia la pésima administración, para la posteridad 2014-2017 (en su clásico hagámoslo mal, o ciudad vencida).

La mejor auditoría la acaba de hacer la lluvia en la avenida Morelos, al convertirse en paseo acuático Morelos. Al paso que vamos, no estaría mal concesionar un servicio de lanchitas. ¡Sería gran negocio! Pero no se necesita ser un ingeniero hidráulico para comprobar el pésimo diseño de la obra. Bonita por fuera, disfuncional en el uso. ¿Dónde quedó la planeación? ¡Dormida! Lo que importó a la administración no fue la eficiencia, ni la responsabilidad, sino el dinero, el negocio particular. "En vez de mejorar, vamos para atrás", me dijo un molesto comerciante de la Morelos que se le inundó su negocio. En la Morelos hay un problema donde antes no lo había. ¿Estábamos mejor cuando estábamos peor? De igual manera, la ausencia de inversión en drenaje es desplazada por obras que no son prioritarias. Se gasta más en publicidad, que en obras de valor público.

En las calles, el clamor de la gente contrastó obras inútiles como el millonario teleférico, contra la prioridad de un drenaje pluvial. Más nos vale que el próximo gobierno tome nota. Tenemos todo para avanzar, pero es necesario compromiso y honestidad. Que no falte ni una, ni otra. Por lo pronto, mientras el pobre argumento de las lluvias atípicas hizo agua, está por concluir el año de Hidalgo, y vaya que se nota el vacío de gobierno.

Nos vemos en Twitter @uncuadros

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