El mexicano es un pueblo dominado y reprimido durante siglos, es, quizá por ello, presa fácil del caudillismo. Es un pueblo que ha aprendido a solicitar favores, en vez de exigir respeto a sus derechos; es un pueblo capaz de aguantar resignado, como si no hubiera historia, sino destino. Por si lo anterior fuera poco, como dijo Octavio Paz en 1984: "la nación mexicana ha sido siempre el proyecto de una minoría".
La familia sigue siendo hoy el eje fundamental de la sociedad, sin embargo, la familia forma individuos con un fuerte sentido del clan, pero no con un sentido de equipo. Para el equipo, la colaboración y la eficiencia son importantes; para el clan, lo que importa es el afecto, la seguridad y la aceptación. Por ello, la familia forma personas individualistas.
La cultura organizacional es un conjunto de comportamientos que comparten los miembros de una organización: valores, creencias, mitos, principios, normas, lenguaje, costumbres, etc. Si incluimos los elementos que la comunidad comparte respecto al trabajo, se habla entonces de la cultura laboral.
Los aspectos de la cultura laboral que afectan la manera de llevar a cabo los negocios en México se pueden dividir en dos tipos: los que son vitales para la preservación de la sociedad en su conjunto y para las empresas, y los que pueden considerarse como un freno para la modernización de la sociedad y de las organizaciones.
Entre los primeros se encuentran la familia y la religión, ambos provocan relaciones interpersonales particulares y diferentes a las de otros países. El mexicano se siente motivado principalmente por el respeto personal y por el reconocimiento.
Según Eva Kras -ciudadana canadiense especialista en gestión transcultural-, en la cultura mexicana se deben tomar en cuenta cuatro cosas: La persona vs. la tarea, la sensibilidad emocional, la etiqueta y el ambiente laboral.
En los países altamente industrializados, se le da prioridad a la tarea en sí, la persona es considerada solo como un medio para realizarla. Para el mexicano, lo anterior es una deshumanización del trabajo. El trabajador mexicano necesita ser reconocido como una persona con conocimiento sobre la tarea que realizará. Tomar en cuenta esto, traerá un funcionamiento exitoso de la organización.
En cuanto a la sensibilidad emocional, el trabajador mexicano la pone de manifiesto con su ingenio para resolver problemas en el proceso productivo, además, la sensibilidad emocional hace que la crítica acerca del trabajo se convierta en una cuestión personal. Por lo anterior, todos los que controlan y dirigen personal con éxito, han desarrollado un arte muy sofisticado de diplomacia al criticar, para que el trabajador no se sienta atacado.
La etiqueta es una expresión de cortesía y consideración hacia los demás. En las empresas en donde se usa un estilo autoritario, con frecuencia suceden abusos. Los empleados afectados de esta manera rápidamente pierden compromiso y lealtad hacia el trabajo.
El ambiente laboral que busca el trabajador mexicano es aquel que sea amistoso y no conflictivo, de preferencia en donde no exista confrontación ni competencia. Si no encuentra estos elementos, ni siquiera un buen sueldo lo retendrá en la empresa.
Por otra parte, en la cultura laboral mexicana, el trabajador mexicano se caracteriza por su impuntualidad. Se tiene otro concepto del tiempo, un concepto relativo, no moderno, y esta impuntualidad es un obstáculo muy serio para la modernización.
En México se le otorga un gran valor al individuo y el lugar de trabajo se estructura sobre la realización personal del individuo, el trabajo se organiza y se delega a individuos. Cada persona siente responsabilidad y lealtad hacia su jefe, pero hay muy poco interés lateralmente, a menos de que se trate de un amigo o de un compadre.
El concepto de trabajo en equipo casi no existe ya que va en contra de los valores individualistas tradicionales de confianza personal y de reconocimiento. Intentar cambiar este valor por el de reconocimiento, desempeño, planeación y toma de decisiones en grupo, es un cambio muy radical para una sociedad basada en valores individualistas.
El reconocimiento de todos estos valores en la cultura laboral mexicana nos ayudará a entender mejor la posibilidad de éxito de los programas de calidad y de mejora continua en nuestro país.
