Por qué ‘no’ a la Ley Kumamoto
Pedro Kumamoto Aguilar, de tan sólo 27 años de edad, es el candidato independiente más joven que llega a una curul en el Estado de Jalisco. Un joven muy activo en cuanto a participación ciudadana. Desde estudiante se destacó como líder, llegando a ser presidente de la sociedad de alumnos del ITESO, en donde estudió.
Presentó su candidatura como independiente al Congreso del Estado en el 2015. Parte del interés que despertó fue la difusión de su mensaje mediante redes sociales. Ganó la contienda por el municipio de Zapopan (distrito 10°) del Estado de Jalisco
Es importante hacer mención, que atrás de su triunfo venían varios movimientos que ayudaron a que los jóvenes (y otros no tan jóvenes) se volcaran a votar por él y posteriormente por su iniciativa de Ley. Entre los movimientos, considero que el más importante, fue #Yosoy132. Movimiento estudiantil surgido en la universidad Iberoamericana, extendiéndose en todo México en 2012, en plena etapa proselitista de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República. Dicho sea de paso, las autoridades hicieron hasta lo imposible por desestimar dicho movimiento estudiantil. Estos elementos más la aversión de la ciudadanía a todo lo que oliera a diputados, senadores o cualquier otro funcionario público fueron la ecuación que cautivó a la ciudadanía para abrirle la puerta a esta Ley. En otras palabras una iniciativa que tenía como plataforma un sentimiento de indignación en contra de la clase política y no en el bienestar de la mayoría.
La Ley Kumamoto pretende disminuir las participaciones a los partidos políticos en función al número de personas que hayan votado por el partido (no por el candidato). En los años en donde no haya elecciones se disminuirá en un 20% respecto de los años en donde sí los haya. En apariencia es una buena idea, pero no hay que verlo con ojos de dinero o castigo, sino el “ser” y el “deber ser”.
Me explico: Los partidos políticos son instituciones con ideologías y/o propuestas políticas (normalmente distintas). En una sociedad que ha sido permanentemente sometida por prejuicios, ambición económica y política de los integrantes de estas instituciones (partidos), debemos de reconocer y tolerar la gran variedad de ideologías.
Análogo podrían ser los sacerdotes, de cualquier religión, pederastas o corruptos, pero no significa que la iglesia lo sea. ¿Los partidos políticos son los corruptos o sus integrantes?
La declaración de principios de todos los partidos políticos son la columna vertebral de la ideología, por los que fueron creados. As,í pues, podrán ser de derecha o extrema derecha, de izquierda o extrema izquierda, de centro, facciosos, de regeneración nacional, verdes, rojos, azules y hasta moteados.
La variedad de ideologías o propuestas es lo que debe caracterizar a una democracia, imperfecta como la nuestra, pero al fin democracia (según Platón). Hasta países desarrollados no han podido encontrar la fórmula para llegar a esta democracia utópica y sólo nos quedamos en la imperfecta. Los candidatos independientes surgen a falta de propuestas reales, a la falta de honestidad de los integrantes de los partidos, a los excesos que se han dado en décadas, a la falta de liderazgos reales y no impuestos.
Al disminuir las participaciones a los partidos políticos, me surge una pregunta. ¿Cómo llevar el mensaje ideológico a la mayoría?, ¿Sin voto no hay dinero? o ¿Sin dinero no hay voto?.
La solución no está en recortar el dinero para llevar el mensaje de la ideología, la solución es la fiscalización de esos recursos, junto con la imposición de multas y castigos ejemplares a quienes utilicen esos recursos públicos para algo diferente a lo que se asignó. Sin simulación y con ética.
Sólo es mi opinión
Víctor Alducín Flores
Comarca Lagunera
