En la vida del hombre, lo mismo que en los libros, hay páginas en blanco en los dos extremos; en la juventud y en la madurez, por ello los jugadores cuando buscan huir de responsabilidades o incluso los técnicos mismos, fomentan la idea de "pasar de página" para abreviar explicaciones. Es el caso de Mr. Siboldi quien protege a sus muchachos y pretende que la gente que ha vuelto a la vieja costumbre del abucheo a medio tiempo y final, simplemente se arme de paciencia.
Santos al llegar al área, pide permiso y ganar un partido ya parece una machada verdadera, ha perdido el estilo, son inestables e irregulares al jugar más con el corazón que con la cabeza y ahora su futbol también es una medida de confusión y aunque el buen juicio no necesita de violencia. Siboldi no detecta en su retrovisor que el problema va mucho más allá de solo más trabajo, porque veces la razón no alcanza a comprender por más que porfiemos en el intento.
En este Santos de hoy, su gente anhelante se estira en cada centro sobre el área, como si en ello les fuera la vida, algunos incluso después de muertos, porque en todos vienen recientes los grandes días de vino y rosas, con liguillas y campeonatos, con Copa Libertadores, con desfiles y cascadas de alegría que dejaron tan honda huella que no desaparecen de cada memoria, por eso piden, por eso exigen, por eso han regresado al abucheo que reprocha lo mal que se ha jugado.
No es divertido pero sí excitante dar un repaso a los archivos recientes, donde se ubican las sonrisas de Apud, Adomaitis, Ramón Ramírez, Daniel Guzmán, Caniza, Benjamín Galindo, Ricardo Wagner, Gabriel Caballero, Héctor Altamirano, Richard Zambrano, Paco Gabriel, Miguel España, Carlos Cariño e ídolos verdaderos por capacidad y gestión, arco y flecha, Rodrigo Ruiz y Jared Borgetti, pasando por Chucho Benítez, Darwin Quintero y Oribe Peralta. Una cadena de oro.
Para Mr. Siboldi, éste es un gran plantel, con distinguidos jugadores y un cuadro que tiene claros sus objetivos y al que "solo" le ha faltado concretar. Aquí es donde comienzan las diferencias y podría ser que el técnico por no ofender a sus muchachos o no bajar aún más su deprimida autoestima quiere darles confianza y es donde uno se pregunta si no ha visto otro partido porque el que nos pusieron en Sky sólo se vio esfuerzo honesto sin calidad ninguna.
Santos quiere vivir para venderse a precio de resucitado y busca desesperado un equilibrio precario con fecha de caducidad pero solamente ellos, los dirigentes, no se percatan de que los excesos de venta de jugadores clave, han provocado que se favorezca la mediocridad y nos hayamos olvidado de la excelencia, sin darse cuenta que no hay un garante de calidad y clase.
