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Octubre, entre la incertidumbre y la esperanza

Yo río libre

JULIO CÉSAR RAMÍREZ

Septiembre. Todo pasó en septiembre.

El jueves pasado, 28, entraron en operación las tres primeras Zonas Económicas Especiales en el sur-sureste del país, en medio de las tragedias y la irrupción ciudadana por los terremotos del 7 y 19 de septiembre, un día después de que finalizó la tercera ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en Ottawa, horas después de que entrara en vigor el acuerdo binacional por escasez de agua en la cuenca del Río Colorado, con el insulso proceso electoral 2018 en curso, bajo el eco de la marcha dolorosa del silencio por el caso Ayotzinapa y los damnificados de los sismos, al mismo tiempo que defensores oaxaqueños de Derechos Humanos levantaron su voz en la Unión Europea para denunciar que la presencia creciente de corporaciones transnacionales en México produce una acelerada ruptura del tejido social en las comunidades indígenas y la pérdida de derechos individuales y de los pueblos. Y más.

Octubre comienza así.

La Zona Económica Especial de Puerto Chiapas requiere 8 mil 611 hectáreas 56 áreas -que es parte del territorio de Tapachula, Tuxtla Chico, Suchiate, Huehuetán, Mazatán, Frontera Hidalgo y Metapa-; pero el gobierno federal apenas tiene 522 hectáreas. La de Coatzacoalcos necesita 12 mil 846 hectáreas 75 áreas -porción de Coatzacoalcos, Ixhuatlán del Sureste y Nanchital, Veracruz-; no obstante, la administración federal cuenta con 257 hectáreas nada más. La de Lázaro Cárdenas-La Unión demanda 8 mil 483 hectáreas 14 áreas -entre Lázaro Cárdenas, Michoacán, y La Unión de Isidoro Montes de Oca, Guerrero-; sin embargo, sólo hay 547 hectáreas adquiridas. ¿Y el resto? La Ley Federal de Zonas Económicas Especiales, aprobada por el Pacto por México, prevé expropiación de tierras si no resultan las compras que opere el sector privado. Los pobladores originarios serían migrantes, desplazados o mano de obra barata en megaproyectos industriales transnacionales, comerciales, extractivistas y de servicios que tendrán policía propia para entrar en acción si osan alzar la voz y mostrarse desobedientes. Mayor conflicto social y desigualdad. Los pueblos indígenas y campesinos no se resignan calladamente a su suerte ante el despojo. Responden a pesar del azote de terremotos y lluvias intensas.

"Si ya sufríamos la presencia de mineras, hidroeléctricas, parques eólicos, gasoductos y supercarreteras, lo que preocupa actualmente a las comunidades es el proyecto de crear en nuestro estado una de las Zonas Económicas Especiales programadas para el país, facilitando aún más la llegada masiva de transnacionales a Oaxaca", denunciaron defensores oaxaqueños de Derechos Humanos ante autoridades y sociedad civil de Suiza, Irlanda, Gran Bretaña y Holanda, a quienes pidieron se establezcan controles humanos y ambientales a la política de sus empresas que llegan a nuestros países; además describieron la "preocupante" militarización de la zona y la respectiva pérdida de derechos elementales.

Mientras tanto, existe una creciente sensación de que no habrá acuerdo en la cuarta ronda de renegociación del TLCAN 2.0, prevista para Washington del 11 al 15 de octubre. Persiste un impasse sobre derechos laborales. Grandes obstáculos se imponen en productos lácteos, normas de origen, protección de agua y medio ambiente, capítulos 11 y 19 -referentes a solución de controversias, donde anida el enorme poder de las corporaciones transnacionales-; y derechos a la privacidad en la era digital. La fecha límite, febrero de 2018, dadas las elecciones en México y Estados Unidos, crea más dudas.

Por otra parte, investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM analizaron el sismo del 19 de septiembre y advierten que otro terremoto "es muy probable". "Bajo las costas del estado de Guerrero, por ejemplo, existe una brecha sísmica (i.e. segmento donde no ha ocurrido un terremoto significativo en más de 60 años) de 250 km de longitud en donde podría ocurrir un sismo de magnitud superior a 8".

La esperanza radica en la sociedad civil, en el pueblo; ese concepto que tanto incomoda a los gobernantes y tanto desprecian los dirigentes políticos e intelectuales; ellos, los que en el poder ensordecen, se esconden y se enriquecen.

José Emilio Pacheco describió así la certidumbre: Pero nadie se traga estas cuentas alegres/ Nadie cree en el olvido/ Estaremos de luto para siempre/ Y los muertos/ no morirán mientras tengamos vida.

@kardenche

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Escrito en: Yo Río Libre

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