COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES DE VIDA DE SERGIO H. GONZÁLEZ A.
Ser joven, cometer errores y ser encerrado en una residencia juvenil, pueden ser el inicio de innumerables reflexiones que te lleven a la necesidad de escribir, que como comenta Saulo Fernando Suárez Hernández, es "el proceso de la apropiación de las palabras, la modificación de los símbolos como capacidad creadora, la autoridad individual y única para auto determinarse para ser libre".
El comienzo de la lectura es enfrentarse a una sinfonía de sonidos que determinan el estilo, único del autor. Me remite un poco a los antiguos nahuas que en La repetición de sonidos buscaban la musicalidad: reproduzco algunos subrayados: "Reconocer ser", "El tiempo lo dirá, irá", "Ignorantes que ignoraban", "Mi mente en problemas, congruencias que atormentan". En todo el libro, se encuentra la búsqueda de la repetición de sonidos como si se quisiera subrayar los significados; dentro de esta búsqueda, comienzan a surgir los encuentros de esas frases que se quedan para meditar: "Tu garganta tendrá nudos, te hará ser mudo". "No te enfrasques frasco, que no podrás ser franco". "Empezaste recio y terminaste lento". "Recordarte que merecemos todos, todos, una oportunidad para continuar siendo". Aquí encontramos una cierta huella de los gustos del barroco de jugar con las palabras con el fin de encontrarles nuevos sentidos, o los viejos, rejuvenecerles para que vuelvan a significarse: "Ya deja el olvido, que por fin te ha arrancado desde el fondo del olvido". "Hoy por hoy, el educar con educación es una profesión". "Nosotros somos la RESI que reside en triunfos, nuevas esperanzas". Aquel: "Muero, porque no muero" tiene muchas posibilidades en un autor que gusta jugar con los sonidos. "La salida diferente toda es congruente y más si tú lo estás en cuerpo alma y corazón".
Hay una inquietud a lo largo de todo el libro que me atrajo: el tiempo. Lo intenta definir: "Lapso del principio y del final". Lo percibe: "Pasas y pasas, presente en todo, todos lados, lugares, en hogares". Lo enfrenta: "Ahora te conocen, sólo que no te piensan".
El tiempo puede recordarse: "Cosa del pasado… Lo mejor es que te contraes reacciones inmediatas llamadas sentimientos". Recuerdo que cuando te recordamos te deseamos".
Se compone de momentos: "Momento difícil, algo enseñarás". "Los momentos pasan no importase el tipo de momento, es parte del principio y final, cada cosa pasará, ese momento difícil se superará, tan simple, tu vida mejorará".
El tiempo puede tener muchos significados: "El camino del tiempo arrojó la verdadera verdad, aflicción, estrés, tristeza y un poco de pereza". "Alegría o tristeza dependerá de ti mismo, del sentido que le otorgues, de la importancia, del querer alegría o el querer tristeza, tú lo decidirás". "En el presente, era ahora en el que yo escribía y lo pasado ya no estaba, se había alejado. Ya había pasado".
Pero el tiempo también necesita sus estaciones de reposo: El "Alojamiento, que bueno que te encuentro, necesitaba donde descansar, algún lugar donde pudiese estar. Sin estar. Tú no sabrás que hacer, pero te encontré en, puerta tras puerta, detrás".
Y luego, el sentido de la escritura: "Letra sobre la libreta dictando el día con día del nuevo amanecer". "Nuestra meta no debería ser vivir para siempre; sino crear algo que lo haga por nosotros". "Escribir no es fácil, no es como decir "hoy escribiré" , es más como el olvido; cuando menos imaginas, olvidas por completo, excepto cuando nace o se siente esa inspiración para hacerlo real". "El olvido dejará de serlo, te recordará con palpitaciones en tu corazón".
Y la reflexión te lleva al encuentro de la vida: "La vida vive, la vida muere". "De cualquier forma la vida vive". "Si trabajas es ganar más que una forma de ganarte la vida". "La vida nos vive. No estamos aquí ni estamos allá, cada uno la navega sobre la corriente temporánea de acuerdo al tiempo en que vivimos".
No me queda más que invitarlos a la búsqueda de las reflexiones que Sergio H. González A. hace en "Relatos de la vida", un libro que nace adentro de una residencia juvenil y donde se refleja el afán de superación humana. Es un libro de vida, que tiene su propio ritmo y que puede ser el inicio de una búsqueda continua por medio de la palabra. Felicidades al autor y a sus promotores que lo hicieron posible.
Por: José Luis Herrera
