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CONTEXTO LAGUNERO

LAS CREENCIAS PARA CONSEGUIR EMPLEO

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

Todos vivimos bajo ciertas creencias, creencias que son fundamentales y que aun sin darnos cuenta, nos guían para decidir a actuar de una forma o de otra. Hay creencias que nos facilitan la vida y otras nos la dificultan.

Hay una creencia muy arraigada en muchas personas: el gobierno es quien debe preocuparse por darnos un empleo. Los candidatos políticos prometen empleo para todos y la gente termina por creérselo. Los ciudadanos que así piensan se convierten en cómplices de los políticos porque no quieren responsabilizarse de su propia vida y prefieren vivir atenidos a que otros les resuelvan sus problemas.

Creer que el gobierno nos debe conseguir empleo evita que tomemos el control de nuestra vida trabajando en nosotros mismos para determinar lo que nos gusta hacer y para prepararnos para ser útiles primero, y luego poder conseguir el empleo donde podamos rendir más.

A veces creemos que nadie se fijará en pequeños detalles: un pelo en la sopa, una manchita en el empaque, un letrero mínimamente desalineado, una gotita de ácido, un raspón en el mueble, un grado de más o de menos. Pero no, para conseguir empleo nos conviene creer y estar muy convencidos de que todos los detalles, por mínimos que sean, forman parte de la tarea y tenemos que poner mucho cuidado en ellos.

Podemos creer también que una vez que salimos de la escuela ya no se requiere seguir estudiando. Esta creencia es muy dañina, pues la realidad es que toda la vida consiste en seguir aprendiendo, de la propia vida, del trabajo, de los cursos y seminarios, de los jefes, de los compañeros, de los amigos. Si no nos mantenemos en continuo aprendizaje, eso afecta mucho el nivel de empleo que podemos conseguir.

Los padres de familia deberían procurar leer en sus casas con frecuencia para que los niños y muchachos observen que leer y estudiar es un buen alimento mental y espiritual. La lectura nos debería acompañar toda la vida, es el mejor abono para crecer.

Otra creencia que nos frena mucho para conseguir empleo es creernos personas locales y diurnas. Estar dispuesto a trabajar en cualquier lugar del país o en el extranjero, aumenta considerablemente la posibilidad de tener empleo. Hay muchas empresas internacionales que mueven de un país a otro a las personas que sobresalen en hacer algo.

Creer que sólo estamos hechos para trabajar de día es una creencia que estorba, nos limita y nos pone fuera de la gran oportunidad de aprender de manera intensiva. Por lo general, en los turnos nocturnos las personas son más unidas, más solidarias, más dispuestas a enseñar y hay más camaradería. Por supuesto que no es fácil, dormir de día se dificulta, cambian los horarios de nuestras comidas, dejamos de frecuentar a nuestros amigos que trabajan de día y por lo general, el día de descanso es entre semana. Pero es una oportunidad de oro para aprender, además, los inconvenientes no son para siempre. Lo digo por experiencia propia, yo trabajé como jefe de turno en una acería durante un año continuo en el turno nocturno, de diez de la noche a las seis de la mañana, descansando los jueves. Recuerdo con agrado a mis compañeros-maestros de aquel tiempo, una maestría de tiempo completo.

Algunas personas piensan que, si se trabaja en una empresa grande, se tiene más seguro el empleo. Lo seguro o inseguro del empleo depende de lo que aprendemos todos los días, de lo que aportemos con nuestro trabajo a la empresa. Trabajando más rápido, con menos fallas, con más exactitud, con puntualidad, produciendo más valor con menos costo, con todo ello, aumentaremos la seguridad de nuestro trabajo, aquí o en cualquier otro país.

¿En donde está nuestra responsabilidad para conseguir trabajo? ¿Está suspendida hasta que alguien nos "dé" un trabajo? ¿Llenaremos una solicitud y la entregaremos veinte veces sin ton ni son esperando a que nos hablen? ¿Andaremos preguntando por ahí si tienen trabajo? No te preocupes, ¡¡Ocúpate!! No hables, hazlo. No prometas, demuéstralo. No sólo planees, actúa.

Pensemos como empresa de una sola persona. Somos empresarios de nosotros mismos, debemos ser muy competitivos -con mucha capacidad para competir-. Desde este punto de vista, siempre somos emprendedores. Somos los dueños, los jefes, los administradores, el equipo, el sindicato, los operarios, el proceso y los productores de algo: nuestros conocimientos, nuestras habilidades, nuestra actitud, nuestra responsabilidad y nuestro deseo de útiles.

www.degerencia.com/jmgc

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Escrito en: Juan Manuel González

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