Columnas la Laguna

PARTICIPACIÓN CIUDADANA 29

SOLIDARIDADES

MA. DE LOS ÁNGELES ORDÓÑEZ

A todas las familias afectadas por el sismo del 19 de septiembre, nuestra solidaridad.

Ni duda cabe que ha sido bueno el aprendizaje de la ciudadanía, dicen los diversos comentaristas al referirse a la inmediata solidaridad que demostraron habitantes de los municipios de Morelos, Tlaxcala, Estado de México, Guerrero y la Ciudad de México que se vieron afectados por los devastadores efectos del sismo del pasado 19 de septiembre. Este aprendizaje, dicen, es el resultado de lo que hicieron otros ciudadanos el mismo día y mes, pero de 1985; se puede decir que a más de 30 años hemos aprendido a ser solidarios con los que sufren tragedias que desencadena la naturaleza cuando se siente agredida, o porque le da la gana, si eso se valiera. Sin embargo, hay otras calamidades iguales o peor de malas que tienen que ver con otra naturaleza, la del hombre, que es perversa y que lo hacen sujetos igual de perversos. Conforme se ha ido conociendo la dimensión de la destrucción y el número de personas que han perdido la vida, también ha fluido aquella información que ha ido creciendo en número de organizaciones sociales, privadas, instituciones de educación, y voluntarios que aportan recursos y tiempo para organizar la recepción de la ayuda material y la logística para hacerla llegar a las personas afectadas en esos estados. ¡Bravo por todos ellos!, merecen todo el reconocimiento y el respeto, ante la desgracia somos otros. Claro que tenemos otras clases de terremotos que son tanto o más nocivos que los del 19 de septiembre, y sobre los devastadores efectos de éstos no hemos conseguido ser solidarios, será porque el movimiento que provocan se siente poco, diríamos en términos telúricos, que son de 2 grados en la escala de Richter, y por ello no alarman y no llaman a la ayuda solidaria; o será porque ha sido de tanta permanencia el movimiento y baja la intensidad y el ruido, que ya nos acostumbramos. O porque sus efectos son lentos, se notan, pero no son espectaculares, en fin, necesitamos encontrar respuestas a la intensa participación y solidaridad ante los desastres naturales que afectan a parte de nuestra comunidad, y a la falta de las mismas ante los desastres provocados por quienes nos gobiernan y cuyos efectos nos hacen ver como el relato de las ranas que están en una olla puesta al fuego, donde nadan en agua que se va calentando poco a poco sin darse cuentan que se están quemando, que se están cocinando. Ese fuego que de pronto se refleja en la propuesta de presupuesto que presentó el secretario de Hacienda para el ejercicio de 2018, nos dice que se avecina otra catástrofe con fuertes costos, es decir, mientras la tajada grande del dinero se la lleva el pago de intereses y poco capital de la deuda pública nacional, federal, estatal y municipal, los partidos políticos y el órgano electoral (INE) y los gastos para publicidad del gobierno, en materia de salud, a pesar de que las demandas de este servicio siempre van a la alza, y la infraestructura hospitalaria está llegando al límite de su período de vida, el presupuesto para este sector se verá seriamente disminuido. Este botón demuestra dónde está el interés de ese sismo llamado clase política. Para ellos es más importante mantener el estado de crisis del país y de miseria de muchos mexicanos, que la salud de los mismos, su desarrollo y mejor calidad de vida. Y hace lo necesario de manera precisa y a la velocidad que le interesa para conseguir sus propósitos. El otro botón es la instalación del Sistema Nacional Anticorrupción -SNA- al que se deben integrar para que éste tenga esa calidad, los Sistemas Locales Anticorrupción, -SLA-. Necesitamos conseguir esa solidaridad y participación de los ciudadanos para enfrentar estos sismos; éste si es un sismo nacional. Si nos abandonamos a la apatía, a la falta de participación por los asuntos de interés general, el sismo que viene será verdaderamente devastador y sus efectos durarán mucho tiempo, más que el que requiere la reconstrucción de las colonias y pueblos devastados el pasado 19 de septiembre. Amable lector, así como hemos tomado conciencia de la magnitud y solidaridad de este sismo y nuestra participación, así debemos hacerlo con éste otro, el que nos espera con ese derroche de presupuesto. Para ellos, la clase política, quienes nos gobiernan, es de mayor importancia la próxima elección que la próxima generación. Involúcrate, interésate, participa, prepárate para hacerlo. En PC29 te decimos cómo.

En el Cajón. Sólo nos falta, y no debemos extrañarnos, que los políticos lucren con el dolor, ya lo hicieron con la aportación que los senadores hicieron como apoyo a los damnificados y para la reconstrucción de sus viviendas y sus vidas, en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, ¡una cuenta bancaria para que nosotros aportemos¡ Eso es solidaridad para ellos, falta que lo legislen. Un Fideicomiso, pero de su bolsillo, algunos pesillos.

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