EL QUIJOTE II, 41
Antes de emprender don Quijote y Sancho Panza el largo viaje sobre los aires montados ambos en un caballo de madera llamado Clavileño, que en realidad se trata de una burla más que les hacen los duques, a don Quijote le viene a la mente que Sancho sigue sin darse los tres mil y trescientos azotes que harán que Dulcinea del Toboso quede desencantada y vuelva a tener la apariencia de mujer hermosa que le veía don Quijote, éste pide a Sancho que antes de partir se dé a cuenta siquiera unos quinientos azotes.
Sancho responde con una excusa. Dice que si les espera un largo viaje en que irá sentado en una tabla rasa durante mucho tiempo, no resulta apropiado lastimarse antes las posas con tantos azotes como le pide. Pero promete que al volver se dará prisa a salir de su obligación. Y don Quijote respondió: “-Pues con esa promesa, buen Sancho, voy consolado, y creo que la cumplirás, porque, en efecto, AUNQUE TONTO, ERES HOMBRE VERÍDICO”.
Suele haber en la vida real muchísimas personas, por fortuna, que a pesar de no tener muchas luces, conocimientos ni preparación son, sin embargo, muy confiables por ser gente de buena fe, sin dobleces y de gran rectitud. Es lo que don Quijote quiere hacer notar de Sancho cuando le dice: “aunque tonto, eres hombre verídico”.
@jagarciavilla