El Panteón Municipal I es escenario de diversos relatos de misterio
Entre las diversas historias que conmemoran los 110 años de Torreón se encuentran aquellas que poseen un tinte de misterio y que gracias a esto se han convertido en parte de la cultura de la localidad.
Algunas de estas leyendas tienen participación en memorables lugares de la ciudad, tal es el caso de La Cubana en la conocida zona de La Alianza o las diversas historias de apariciones que se cuentan del entrañable Teatro Isauro Martínez.
‘La Cubana’
Entre el alcohol y burdeles, surge el relato de ‘La Cubana, siendo su cuna de nacimiento La Alianza en una época situada en 1906.
La viruela negra comenzaba a propagarse entre los ciudadanos de Torreón sin importar posición social y económica. Ésta tocó a las puertas de una joven mujer conocida como 'La Cubana', famosa prostituta entre los hombres que buscaban satisfacer sus bajos placeres con ella.
La enfermedad consumía rápidamente a la fémina, convirtiéndose en un verdadero problema no sólo para la desgraciada enferma, si no para la dueña del burdel donde laboraba, pues la clientela que en el pasado la amó, ahora sólo podían fruncir el ceño con asco y repudio ante la deplorable situación de la desdichada.
Al no encontrar una solución, la propietaria del lugar optó por decidir sin consultar el destino de ‘La Cubana’. Con ayuda de sus empleados arrojaron a la enferma aún con vida a un ataúd para deshacerse de ella.
A pesar de que la mujer rogó por piedad, terminó enterrada junto con otras personas que corrieron con su misma suerte, esperando a que la muerte les concediera el descanso físico.
Tiempo después, según testimonios que se pasaron de boca en boca entre palabras, en una ocasión un conductor fue solicitado a las afueras de una cantina por una joven con un semblante bajo que portaba ropas obscuras y su rostro era cubierto bajo la fina tela de un velo negro. Ésta contrató los servicios del buen hombre para ser transportada hasta el Panteón Municipal I.
El trayecto fue silencioso, pocas palabras se cruzaron entre ambos hasta que llegaron al destino, donde la dama con una casi inaudible voz le preguntó:
"¿Cuánto le debo?". El hombre le respondió que si gustaba podía esperarla para llevarla de regreso antes de cobrarle por el costo del viaje, pues la zona se encontraba casi deshabitada por lo que podía ser peligroso para la joven. Sin embargo, el despistado sujeto se llevó una gran sorpresa cuando la voz de su clienta volvió a apoderarse del momento.
“No me espere, vivo aquí desde hace tiempo ¿acaso no me conoce?”
Escalofríos recorrieron el cuerpo del chofer cuando se percató de la aterradora apariencia de la dama cuando el manto de tela fue removido de su rostro. Su piel demacrada y pálida, al igual que el reflejo de sus opacos ojos que reflejaban la ausencia de vida. A pesar de todo, logró reconocerla entre sus recuerdos, aquella era la hermosa mujer conocida como ‘La Cubana’ o más bien, el ‘fantasma’ que quedaba de ella.
Desde entonces, han sido diversos los casos de hombres que cuentan toparse con la presencia de la espectral fémina solicitando su ayuda para acudir a su lugar de descanso eterno.
El carruaje negro
Por aquellas difíciles épocas de la Revolución, un grupo de guerrilleros intentó escapar de las tropas de Francisco Villa en un carruaje plagado de lingotes de oro. Con afán de esconderse, el grupo de hombres se internaron en lo que ahora es conocido como la colonia Nueva Rosita, donde se ubica el antiguo Panteón Municipal I.
Con recelo y mucho cuidado escondieron las grandes barras de oro en los rincones del sitio para que no fuera descubierto, sin embargo, ellos terminaron cazados y acribillados a manos del ejercito de Villa.
Según el testimonio de trabajadores del cementerio que cuentan con más de 40 años en su labor, esto es sólo el principio de la historia, pues aseguran que al ocultarse los rayos del sol, extraños y tenebrosos ruidos comienzan a propagarse en la zona.
“Galopes y ecos de relinchos de caballos desesperados corriendo”, es sólo lo que la mayoría de la gente ha escuchado, pero algunos han tenido la dicha o desdicha de presenciar con sus propios ojos el avistamiento de un misterioso carruaje que se detiene a las entradas del panteón y de él emerge la figura de un hombre que al adentrarse al lugar de descanso, se pierde entre lo profundo y lúgubre de sus corredores.
Algunos aseguran que aquel ente está en busca del codiciado tesoro que aún se encuentra oculto en algún lugar del cementerio.
El ‘fantasma’ de Isauro Martínez
El entrañable teatro que lleva el nombre precisamente de su fundador, Isauro Martínez, inaugurado en 1930, tampoco se escapa de ser un lugar que alberga eventos e historias poco usuales que rayan en el misterio.
Diversos relatos son los que se cuentan de este sitio, desde ruidos de ultratumba y sombras que deambulan por sus largos pasillos. Pero quizá aquellas historias que logran helar más la sangre, sobre todo de quienes presumen haber sido testigos, son aquellas que narran avistamientos cara a cara con ni más ni menos que el señor Isauro Martínez.
Algunos otros cuentan que han podido presenciar durante ensayos, la silueta de un hombre sentado entre las solitarias butacas observando fijamente como los actores y personal de producción se preparan para el espectáculo.
