El secretario general de la ONU Antonio Guterres denunció ayer que en Myanmar se está llevando a cabo una limpieza étnica contra la minoría musulmana rohinya, mientras que el Consejo de Seguridad condenó la violencia que ha obligado a casi 380 mil de ellos a huir a Bangladesh.
Guterres ha hecho exhortos para el fin de la violencia en el estado de Rakhine, en Myanmar, y envió al Consejo de Seguridad una carta oficial en la que planteó sus temores acerca de una crisis.
Las organizaciones activistas Human Rights Watch y Amnistía Internacional acusaron al Consejo de Seguridad el martes de hacer caso omiso a la "limpieza étnica" de los rohinya y exigieron que sostuviera una reunión abierta y exhortara a poner fin a la violencia.
"Es un primer paso, pero el Consejo necesita incrementar esto al nivel que merece una crisis que tiene las características de ser una limpieza étnica", dijo Louis Charbonneau, director de Human Rights Watch ante la ONU, después de que el Consejo emitiera su comunicado el miércoles. "Aún no vemos eso".
"La situación humanitaria es catastrófica", dijo.