Santos y Diablos aburren en el TSM

La interminable batalla del bien contra el mal escribió ayer una página más en el estadio Corona, donde se reencontraron Santos y Diablos con cuentas pendientes, luego de que los Escarlata echaron de la liguilla anterior a los albiverdes.

Los feligreses regresaron a su templo luego de dos semanas de receso por la famosa Fecha FIFA, dos semanas que podrían interpretarse como un suspiro, pero para el buen aficionado parece una eternidad. El llamado del equipo de casa hacia sus seguidores fue asistir con su camiseta verde y blanca, recomendación que buen número siguieron con el afán de celebrar los 34 años de existencia de los Guerreros como símbolo de identidad de La Laguna.

Antes de iniciar el partido, el árbitro llamó a los jugadores a rodear el círculo central y se guardó un minuto de silencio por las fatales víctimas del sismo que sacudió diversos estados del sur del país. De manera respetuosa, los ocupantes de la tribuna verde se pusieron de pie y guardaron silencio, algunos tambores de las porras se seguían escuchando, pero terminaron por entender la gravedad del asunto e interrumpieron su melodía, uniéndose al silencio solidario.

También los jugadores estuvieron callados durante el primer tiempo, pocas opciones para emocionarse y los guardametas vivieron 45 minutos sin mayores contratiempos, contrario a los auténticos "partidazos" que suelen brindar estos equipos cuando chocan en una cancha. Con el grito de gol aún en la garganta, los aficionados estiraron las piernas al llegar el entretiempo, faltos de esa emoción por la que habían esperado pacientemente, pero que no pudo llegar durante la primera parte.

Luego de cantarle "Las Mañanitas" y recordar cada uno de los cinco campeonatos al equipo albiverde, los jugadores volvieron a la cancha y de entrada mostraron otra actitud, al menos Santos que se quedó cerca de abrir el marcador con un disparo de De Buen, para toparse con una sensacional atajada del guardameta Choricero. Pero lejos de componerse, el espectáculo siguió por la misma línea, falto de emociones reales y de jugadas que prosperaran en situaciones de peligro, salvo un par de tiros libres, uno para cada equipo, el de Toluca fue bien resuelto por Jonathan Orozco y el de Santos hizo cimbrar el poste, pero la pelota simplemente no quería entrar.

El propio "Spider Man" Orozco salvó la noche tras atajar un cabezazo seco que parecía colarse a su portería, al tiempo que algunos aficionados ya tomaban los pasillos para salir del estadio. Santos ya no estuvo ni cerca de la portería roja, transcurriendo los dos minutos de compensación hasta que por cuarto partido consecutivo, la afición lagunera despidió a su equipo con sonoros abucheos, desaprobando otro empate que deja un sinsabor para iniciar la semana laboral, para colmo, la tarjeta roja a Néstor Araujo generó más incertidumbre en unos fanáticos ávidos de victorias que se niegan a llegar en casa.