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QUÉ TIENE CARLOS SLIM QUE YO NO TENGO, QUÉ TENGO YO QUE NO TIENE CARLOS SLIM? / VII

DR. LEONEL RODRÍGUEZ R.

(Primera parte) Tan sólo trabajé 21 años, once quincenas y ocho días en la Clínica Hospital No. 16 del Seguro Social de esta ciudad, a donde ingresé la noche del 26 de marzo de 1981, prácticamente al mes de que habíamos culminado la Residencia en GinecoObstetricia en el Hospital de la UAdeC, con reconocimiento por parte de la Secretaría de Salubridad y Asistencia y de la División de Estudios de Postgrado del mismo. Jamás pude tramitar el Diploma Universitario por cuestiones económicas, pergamino que tanto “presumimos” en los consultorios médicos o bien en la biblioteca de nuestras casas. Cuando ya estuve en posibilidades económicas de hacerlo, ya no me interesó obtenerlo, me decía que con el Acta de Examen Profesional era más que suficiente y a estas alturas de mi vida, con quince años de jubilado y retirado del ejercicio de mi especialidad… ¡para que lo quiero! Sin embargo, fueron 21 años muy productivos, ya que ese mes, marzo de 1981, se habían iniciado en las unidades del Seguro Social de esta ciudad, diferentes especialidades, entre ellas, la de Gineco-Obstetricia, de tal manera y como me gusta mucho la enseñanza, me dediqué a transmitir a los residentes que habían llegado de Chihuahua y Zacatecas y otras sedes donde habían realizado el R-1, muchas de las enseñanzas que habíamos adquirido en nuestra residencia en el Hospital Universitario, en donde, dado el tipo de pacientes que veíamos, nos enfrentamos a verdaderos casos problemas, que afortunadamente muy ocasionalmente volvimos a presenciar ya en el Seguro Social. Me gustaba rolar, sobre todo por el área de obstetricia o toco-quirúrgico, como mejor se conoce, donde se reciben a las pacientes que ya se encontraban en estado avanzado de su embarazo, así es que allí era donde hacíamos clínica con los residentes. También, me gustaba estar en el tercer piso de gineco-obstetricia, ya que el pasar visita a las pacientes, tanto obstétricas como ginecológicas, era la oportunidad de hacer enseñanza con los mismos. Otra de las áreas por las que teníamos que rolar era por la consulta externa, donde también nos servía mucho para enseñar a nuestros residentes en la enseñanza, lo mismo en el único día quirúrgico que teníamos a la semana donde programábamos cirugía obstétrica, pero sobre todo, cirugía ginecológica, donde predominaban las histerectomías abdominales, vaginales y las colporrafias, donde hacía “derroche” de enseñanza. Durante estos años, llevé a cabo dos trabajos de investigación que consistieron en seguir durante dos años alternos la revisión del total de histerectomías que se habían llevado a cabo, los resultados fueron sumamente interesantes y tuve la satisfacción de presentarlos en las sesiones clínicas que se llevaban a cabo todos los viernes del mes. De igual forma, realizamos, en compañía de uno de los residentes, la revisión del total de embarazos ectópicos que se presentaron durante un año y que más tarde le sirviera como tema de tesis al médico que colaboró en ello.

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