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RECURSOS NATURALES, CAMBIO CLIMÁTICO Y ECOSISTEMAS ÁRIDOS: Una mirada retrospectiva y prospectiva

Las zonas áridas ocupan grandes extensiones territoriales en el mundo, generalmente con asentamientos humanos que enfrentan un clima adverso y se constituyen en núcleos sociales con alto grado de marginación y pobreza, mitigada esta condición en aquellos lugares donde se capta el agua de lluvia, o donde el recurso hídrico es extraído del subsuelo, denominándose como zonas de riego, las cuales se caracterizan por su alto impacto ambiental asociado al intenso uso de sus recursos: aguasuelo-planta-animal. En México, más del 50% del territorio tiene una condición árida, donde prevalecen una diversidad de ecosistemas y agroecosistemas, que en la mayoría de los casos, permanecen aún inexplorados desde el punto de vista científico y tecnológico. No obstante lo anterior, se percibe un gran potencial, basado en su diversidad microclimática y biológica, aunque de alta fragilidad ecológica por la insuficiente precipitación pluvial. Esta paradoja significa una oportunidad para que instituciones y personal profesional de las ciencias naturales y áreas relacionadas, redoblen esfuerzos y en conjunto con el sector social y gubernamental, promover hacia mejores escenarios de mayor certidumbre a las nuevas generaciones de estas agrestes regiones. Las zonas áridas de México concretan más fehacientemente en los estados de Baja california, Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Durango y Zacatecas, entre otros. Consciente de esta situación y de la importancia que representan las zonas áridas de México, la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), como la institución más antigua en su género en América Latina, diseñó e implementó un proyecto universitario de carácter nacional en la década de los 70 del siglo próximo pasado, resultado de ello fue la creación de la Unidad Regional Universitaria de Zonas Áridas (URUZA), enclavada en el corazón del semidesierto mexicano, la región del Bolsón de Mapimí, específicamente en Bermejillo, Dgo. Desde 1974, la URUZA desarrolla sus funciones sustantivas de Enseñanza, Investigación y Vinculación, al servicio del pueblo mexicano de la zona centronorte de México, con ingreso de estudiantes del todo el país, teniendo como objeto de estudio la situación general de zonas áridas: su potencial y limitantes. Producto de este esfuerzo, aparte de contar con el sistema de Preparatoria y Propedéutico, cuenta con tres carreras de licenciatura (Sistemas Agrícolas, Sistemas Pecuarios y Sistemas Agroalimentarios) y un Posgrado con Maestría y Doctorado en Recursos Naturales y Medio Ambiente en Zonas Áridas. En particular, el posgrado en la URUZA, fue diseñado para fortalecer la formación de personal técnico y científico de alto nivel, ya que ambos programas educativos (Maestría y Doctorado) están reconocidos dentro del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), este último como el organismo oficial de calificar los posgrados en México. Este reconocimiento se fundamenta en que es un posgrado: pertinente, desde el punto social; de alto nivel, desde el punto de vista académico; y vigente, desde el punto de vista científico y tecnológico. El Posgrado es de carácter internacional, ya que actualmente presenta una movilidad superior al 60% de su comunidad estudiantil a través de estancias académicas en otras instituciones de México y el extranjero; tiene la opción a la doble titulación con Universidades como la de Córdoba en España, y actualmente, se hacen las gestiones para tener esta misma condición de doble titulación con la Universidad de Arizona, USA. Una ventaja adicional, es que tiene una colaboración interinstitucional con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), mediante la participación de investigadores de alto nivel y la compartición de infraestructura y equipo por parte del Centro de Investigación Disciplinaria en Relaciones Agua Suelo Planta Atmosfera (CENID-RASPA), establecido en Gómez Palacio, Dgo., y el Centro de Investigación Norte Centro (CIRNOC), con sede en Matamoros, Coahuila. Esta gran visión universitaria y el impulso de alianzas nacionales e internacionales en apoyo al desarrollo del semidesierto mexicano, están rindiendo sus primeros frutos, en términos de formación de capital humano altamente calificado, la generación de conocimiento y el desarrollo tecnológico enfocado a resolución de problemas, que habrán de impactar positivamente el mejor uso, manejo y aprovechamiento de los recursos naturales para un desarrollo más sustentable de las zonas áridas de México.

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