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Salarios mínimos y poder de compra

JULIO FAESLER

La Secretaría de Trabajo acaba de anunciar que el poder de compra del mexicano medio ha mejorado. Es curiosa la vía por la que se llegó a esta conclusión que choca con la experiencia diaria de las amas de casa o los comerciantes que van a las centrales de abastos donde a diario la inflación presiona los precios.

El cálculo del gobierno se hizo simplemente contrastando los esporádicos aumentos que se han venido decretando al Salario Mínimo con los registros oficiales de la inflación.

El argumento es muy simplista. En 2013 el salario mínimo era de 63.12 pesos, y 65.58 pesos en 2014. El poder de compra se perdía. En 2015 el salario mínimo se situó en 70.10, representando un aumento del 6.89 %, que, restando una inflación del 2.13%, significó un 4.4% de recuperación en poder de compra. Ya en 2016 el salario mínimo aumentó en 4.20 %, es decir de a 73.04 pesos que, menos una inflación de 3.36 %, dio una recuperación de poder de compra del 5.25 %. En 2017 el salario mínimo es del 80.04 pesos que restando la inflación de 3.18 % equivale a un aumento del 11.92 % en el poder de compra.

Así la aritmética. Con datos oficiales se afirma que el poder de compra del salario ha aumentado en estos dos años. La inflación de la que se habla es la oficial, encuestada y calculada por el gobierno, no la que a diario campea en los mercados reales, a los que va el ciudadano común y corriente y que, a tasa anual, está acercándose a rebasar el 7 %.

Unos 7.5 millones de trabajadores ganan sólo un salario mínimo. La mayoría de la población ocupada recibe dos o más, pero la inflación afecta a cualquier nivel de gasto. Es, ciertamente, más severo su efecto en los ingresos de las familias que se encuentran en los renglones económicamente inferiores donde el gasto en alimentos como verduras y frutas, medicinas y ropa ocupa mayor proporción del salario y donde a su vez son más vulnerables a la inflación registrada.

El nivel actual de 80 pesos diarios queda todavía bastante por debajo de la línea de bienestar mínimo. Un grupo de trabajo en el que participa la Coparmex y la Comisión Nacional de Salarios Mínimos está buscando cómo elevar el salario mínimo para alcanzar siquiera 2,823 pesos mensuales recomendados por ConevaL.

La información de la Secretaría del Trabajo, la Comisión de Salarios Mínimos es, sin embargo, oportuna en momentos en que se ha puesto en la mesa la insistencia de algunos sectores en que se aumente el Salario Mínimo para ponerlo más a tono con los escalafones laborales que se aplican en la realidad del mercado laboral. El ajuste hacia el alza repercute en ciertas cuotas que las empresas tienen que cubrir, particularmente los del IMSS. Por otra parte, es fácil para el gobierno decretar aumentos en el nivel salarial general pero no tan fácil para los empresarios el aumentar el importe de sus nóminas.

La comparación internacional de niveles de salarios usuales en los países que más exportan parecería ser importante en el contexto de su capacidad competitiva. En nuestro caso el grueso de las manufacturas exportadas corresponde a sueldos por encima del salario mínimo sin que por ello se perjudiquen nuestras ventas. En cuanto a los salarios del campo, los nuestros están por encima de muchos otros países por lo que no hay lugar a ser acusados de vender por debajo de costo.

El que nuestro salario mínimo industrial debiera aumentarse para acercarse a los salarios que se pagan en los países clientes de México, particularmente los Estados Unidos, es tema que el presidente norteamericano Trump desde mucho tiempo ha señalado. Podría aparecer en el marco de las negociaciones del TLCAN que ahora arrancan aunque el éxito de nuestras exportaciones a ese país vecino es más atribuible a la inigualable ventaja logística de nuestra cercanía geográfica que a los salarios comparativamente más bajos que pagamos.

La urgencia de mejorar los ingresos de nuestra población y su calidad de vida está ligada a la necesidad de aumentar el poder de compra del mercado interno. Por mucho que sea indispensable seguir exportando para financiar nuestro desarrollo, tampoco conviene depender excesivamente de los mercados extranjeros que son, por definición volubles y a veces seducidos por inesperados, aguzados y hasta más eficientes competidores. El comercio exterior no tiene fronteras. La lid con las importaciones también la tenemos que librar en nuestra propia casa.

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