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Las ciudades prósperas

Civitas

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS
El diseño es la gente

— Jane Jacobs

La prosperidad se construye. Por lo mismo, no basta la riqueza natural, ni tampoco la antigüedad de una ciudad. Es cierto, la posición geográfica ayuda, pero tampoco es la única razón para la prosperidad urbana. Ante todo, hay un conjunto de factores que explican por qué unas ciudades son más prósperas que otras.

De acuerdo con el Reporte Nacional de Tendencias de la Prosperidad Urbana en México (2016), realizado por ONU Habitat, la prosperidad es un conjunto de factores, complejos, multidimensionales. Con la finalidad de medir y comparar las ciudades mexicanas, el índice de prosperidad urbana, por sus siglas en inglés, CPI, aporta una ruta para conocer las razones de la prosperidad urbana. El estudio agrupa seis dimensiones que abarcan: Productividad; Infraestructura de desarrollo; Calidad de vida; Equidad e inclusión social; Sostenibilidad ambiental; Gobernanza y legislación urbana.

Bajo ese entramado, podemos saber con mayor claridad, por qué una ciudad destaca, o simplemente se rezaga. El estudio de la ONU midió 152 municipios mexicanos, que a su vez clasificó en tres grandes escalas para hacerlos comparables. Aglomeraciones urbanas superiores al millón de habitantes; urbes entre 500 mil y un millón; y ciudades menores de 500 mil.

El valor promedio del CPI en México registró 54.3, de modo que el resultado se considera "moderadamente débil". Eso quiere decir, que tenemos potencial para consolidar prácticas que sí funcionan y nos podrían llevar a mayores niveles de desarrollo. Entre las grandes aglomeraciones, destacan Guadalajara, Monterrey y Culiacán, como las más prósperas. En ese grupo, las más bajas son Aguascalientes y Ciudad Juárez (51). Sin embargo, sólo Guadalajara alcanzó en cinco aspectos, los mayores puntajes por encima de la media nacional, con 63.9 puntos.

De las ciudades medias, Cancún (66.4), Morelia (57) y Hermosillo (55.2) están entre las tres primeras. Las de menor prosperidad de ese grupo, Tuxtla Gutiérrez y Acapulco (46.1). En ese rango medio, Torreón obtuvo 55.5 puntos, mientras que Saltillo, paradójicamente, quedó por debajo, con 48.7. Apunto una de la razones. Torreón tiene diversificada su economía, mientras que Saltillo guarda todos los huevos en una sola canasta: la industria automotriz. ¿Qué van a hacer cuando se venga otra crisis?

En el tercer grupo de aglomeraciones urbanas menores a 500 mil habitantes, destacan las norteñas Cajeme (66.2) y Acuña (65.1), mientras que las rezagadas fueron La Piedad (49) y Chilpancingo (45.9). No es causalidad que ambas ciudades padezcan serios problemas de crimen organizado y violencia.

Gracias al CPI tenemos una radiografía urbana que no sólo permite conocer el desarrollo y los problemas de las ciudades, sino además, ofrece un marco comparable para aplicar políticas públicas hacia la prosperidad. Un componente central en que insiste la Nueva Agenda Urbana, es la necesidad de la gobernanza, es decir, la toma decisiones públicas entre el gobierno y sus ciudadanos. En otras palabras, si se quiere tener políticas exitosas, es necesario ante todo, la inclusión de los ciudadanos en la toma de decisiones, algo en lo que simplemente, muchos políticos mexicanos, viven en la era paleolítica.

 POSDATA

La semana pasada nos referimos al caso de Torreón y sus problemas para alcanzar prosperidad. ¿Qué hacer? Las recomendaciones de la ONU no son del otro mundo. Por el contrario, se trata de cuestiones prácticas, e incluso, algunas podrían aplicarse en el corto y mediano plazo. Menciono varias: acceso a Internet en áreas públicas; en movilidad urbana, reducción del uso de automóvil (menos puentes vehiculares, pasos a desnivel…), reingeniería de cruceros peligrosos, y sí, una red de ciclovías, infraestructura peatonal, y por supuesto, mejorar el transporte publico, que en Torreón es caro, malo, contaminante, e ineficiente. Ojalá que el metrobús eleve el nivel de servicio. Faltan muchas áreas verdes, nos urge una política del mezquite y huizache. Alentar la energía renovable, ahí el gobierno local, puede empezar por la propia casa. Nada más ineficiente que el edificio de la presidencia. Ya lo comprobarán las nuevas autoridades. Sin duda, un aspecto central para el cambio, es la tendencia hacia la gobernanza, algo que el actual gobierno local negó sistemáticamente, pero así le fue en las elecciones. En fin, la lista continúa, no obstante, nos quedamos con un punto. Crear la prosperidad es factible. ¡Manos a la obra!

Nos vemos en Twitter, @uncuadros

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