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Otros sujetos y espacios para la paz

DAVID PÉREZ

Los síntomas de la violencia que padecemos (y/o protagonizamos) no son casualidad. Tienen una lógica y una intencionalidad, es decir, son parte de estructuras. De allí la necesidad de analizar la realidad en toda su complejidad y de superar los análisis particulares y superficiales.

Frente al actual ciclo de violencias que tenemos en México, sería una limitación muy grande reducir un análisis de detalle de la coyuntura. El desafío es comprender los procesos, las estructuras y los actores en sus distintos niveles. El reto está en ir a las causas que generan tales situaciones y sus efectos. Sin embargo, el análisis de los procesos de violencia no se puede limitar a entender las causas, sino sobre todo, debe apuntar a detectar hacia donde va el derrotero de violencias, cuáles son sus objetivos, para poder reaccionar propositivamente.

Para construir una respuesta propositiva, es necesario tener claro por lo menos un concepto de paz. Para muchos la paz es un control de los efectos de procesos de violencia; para otros es mantener el estatus quo. Junto con el concepto de paz, hay que entender cómo se vincula esa idea de paz con los demás problemas sociales. Las distintas conflictividades y sus lógicas particulares nos plantean la exigencia de darles nuevos contenidos a los conceptos de paz que hasta ahora tenemos.

Otro concepto de paz, es la que se define como el proceso de construir sujetos, es decir, construir personas dueñas de sí mismas con capacidad de uso de su voluntad, historia y proceso, posibilidad de elección, construcción de actores sociales. Para construir sujetos es necesario comprender como la violencia evoluciona en sus formas y en la ocupación del espacio. Se requiere, también, un tipo de sensibilidad para escuchar y aprender los nuevos escenarios creados por la influencia de la violencia, con la finalidad que los sujetos ocupen esos espacios para transformarlos.

En una sociedad que vive procesos de violencia, ésta se manifiesta comúnmente a través de signos y símbolos artísticos que aparecen en la cotidianidad. Por ese motivo, los procesos de violencias demandan a la sociedad un tipo de sensibilidad que dé paso a la paz a través de la construcción de nuevos símbolos. El arte es una narrativa que también construye la realidad, cuando un grupo de personas canta una misma canción, están todos en sintonía afectiva expresando sus sentimientos en una forma que en ese momento es común.

Cuando algunos pueblos originarios de América Latina fueron colapsados por el encuentro violento con algunas culturas europeas, se género la idea de un mestizaje estético que se vio expresado en el barroco. La pintura en los templos, en buena medida, buscaba impactar en la realidad generando la convivencia y la creación de una identidad común entre indígenas, europeos y mestizos.

A partir de 1921 se da un nuevo escenario estético promovido ya no por la Iglesia, sino por el Estado; con la expresión estética del muralismo se creó una nueva narrativa e identidad (junto a un proyecto agrario, económico, laboral, crear una nueva dirigencia social). Esta producción artística tuvo fuerza hasta 1968 y se detuvo a finales de siglo.

Rumbo a completar las dos primeras décadas del siglo XXI, hemos entrado como país en una zona dramática de ruptura, hay una población que esta físicamente en el país, pero que esta fuera del proyecto de país, lo que se le llama el crimen organizado tiene su propia comunicación, economía, códigos, lenguaje y su propia reproducción artística. Esta cultura no sólo permea (y/o emana de) las estructuras sociales, sino también nuestros imaginarios, nuestra forma de construirnos como sujetos y los espacios que ocupamos en la cotidianidad.

De allí la necesidad de recrear nuestras identidades, producir nuevos lenguajes artísticos, que de frente a un proceso histórico de violencias, nos permita renovar nuestra propia economía, sistema político y forma de relacionarnos, que superen las exclusiones y políticas públicas de violencia que nos han traído al presente escenario. Es una labor titánica y ardua, pero ya se ha hecho en otros procesos, la posibilidad allí está.

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Escrito en: David Pérez

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