EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

Migración, tema que Estados Unidos deja irresoluble

JULIO FAESLER

Nadar a contracorriente le fascina y sin medir consecuencias. La última aventura del presidente Trump se dirige al tema de la inmigración a su país, pero distorsionándolo profundamente.

En realidad el extraño proyecto para controlar la llegada de extranjeros emergió del Senado. Recibió de inmediato un apoyo entusiasta del Presidente Trump quien no tardó en hacerlo suyo y anunciarlo con alegría. Algunos opinan que el texto podría pasar sin contar con el Presidente. Otros, que no llegará a ley. Faltaría afinarlo y, más importante, resolver incongruencias que contiene tanto por legislación en vigor que habría que respetar como en cuanto a los intereses locales que afectaría. Más que nada, empero, está el que la economía norteamericana sufriría de manera insospechable.

Muy principal argumento ha sido el que la inmigración a su país no ha aportado más que los peores elementos de cada sociedad. A la inmigración Trump atribuye, sin discriminar, la ola de violencia y la proliferación de la drogadicción.

En efecto la primera actividad en perjudicarse con la reducción del flujo inmigratorio es la agricultura, y muy particularmente la de frutas y legumbres que sin la mano de obra barata casi totalmente extranjera.

Por la importancia que tienen los mexicanos dentro de la estructura laboral de ese país, se puede entender que la medida que busca bajar la inmigración al menos hasta a la mitad, tiene un claro destinatario que es el inmigrado mexicano y sus familias. El asunto, sin embargo, contiene aspectos más trascendentes.

La Demografía indica que el crecimiento de la población norteamericana no tiene la pujanza necesaria para asegurar el nivel de actividad, medida en producción, que ese país requiere para sostenerse como primera potencia económica y militar mundial. Estudios demográficos revelan que los países industrializados son los que más dependen de inmigrantes, familias de amplia fertilidad, para siquiera mantener su misma existencia como sociedad e incluso desaparecer.

No sólo por la razón arriba expresada, una acción que tenga el propósito de reducir drásticamente la llegada de inmigrantes confirma la intención que Donald Trump ha repetido constantemente a lo largo de su campaña de aislar a su país de cualquier factor externo que su imaginación le acerque como negativo y que le reste "grandeza".

La posición antiinmigración es contraria, sin embargo, a la experiencia de Estados Unidos que, aunque ocioso es repetirlo, es un país en donde incluso sus capas directivas son nietos sino hasta hijos de inmigrantes. El abuelo de Trump no habría sido admitido de estar en vigor los tres criterios que ahora se declara como requisitos.

El conocimiento del idioma inglés es una exigencia inocua. Aprender el idioma es tarea que cualquiera inevitablemente realiza a nivel práctico en un corto lapso. El que el inmigrante deba tener un adecuado nivel de estudios va en contra de la verdadera urgencia que tiene Estados Unidos de obtener mano de obra simple, para los puestos menos exigentes desde el punto de vista académico.

La tercera condición es risible por paradójica. Todo inmigrante tiene una posición económica en crisis y su primer propósito es ponerle remedio. Pedir capacidad de autosotenerse equivale a prever que el solicitante tenga parientes o institución que lo avale lo que significa engrosar la comunidad preexistente de inmigrantes, lo que precisamente Trump quiere evitar.

El tema de la migración, es quizá el más complejo dentro de los muchos que se presentan en la esfera internacional. Asomarse a él requiere una vasta dosis de comprensión y compasión humana, profunda experiencia en la solución de sus problemas y una capacidad para prever el mundo de los muy próximos años en el que la mayoría de los jóvenes actuales tendrá que vivir.

El tema de la migración no es asunto sólo de uno de los países que compartimos el continente norteamericano. Es asunto que nos interesa a México, Centro y Sud América. Las turbulencias en otras áreas por ahora remotas bien pronto podrán plantearnos situaciones. Se trata de transformar la migración en un fenómeno positivo como lo ha sido a lo largo de los muchos milenios en que ha sido forjador de civilizaciones. Europa lo entiende como factor para crecer. A Estados Unidos mucho le falta. El papel de México, experimentado pero firme, es promover ese proceso positivo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1366902

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx