Hace unos días decidí ver la película "Churchill", interpretada por Brian Cox, la cual, desde mi punto de vista, es una obra poderosa y conmovedora, a pesar de la crítica que oscila desde aquellos que consideran la actuación de Cox digna de recibir un Oscar, hasta otros que la tildan de una tediosa lección de historia. Motivado por el film de referencia, expongo aquí unas breves consideraciones sobre este icónico hombre de estado, controvertido líder que nos legó algunas de las frases más recordadas de la historia, como aquella que reza: "Si pasas por el infierno, sigue adelante" o aquella otra "¿Tienes enemigos? Bien. Eso significa que alguna vez has luchado por algo en tu vida".
De entrada, un recuerdo guardo en mi memoria: hace algunos años, en un breve viaje a Inglaterra, visité el castillo de Warwick, uno de los más famosos de ese país. En uno de sus grandes salones, específicamente en la biblioteca, aparece una escena con tres personajes y un texto, donde el anfitrión del castillo, comenta a su invitado la identidad del personaje que aparece al fondo hojeando algunos libros: y palabras más, palabras menos dice: "Es Winston Churchill, un talentoso joven que llegará lejos". La premonición del Conde de Warwick pronto se cumplió. Churchill no fue sólo el máximo estadista de Gran Bretaña, sino uno de los líderes políticos más grandes de la historia.
Por otra parte, me resulta de interés destacar que a pesar de no haber sido un estudiante sobresaliente y de no haber pasado por el colegio de Eton, cuna de los dirigentes políticos y empresariales de Inglaterra, Churchill se convirtió con el tiempo en un prolífico escritor y en un excelente historiador autodidacta, al cual se le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 1953 por "su maestría en la descripción histórica y biográfica, tanto como su brillante oratoria, que defiende exaltadamente los valores humanos". Sus magistrales discursos -como lo reconoció la Academia sueca- lo sitúan entre los grandes oradores de la humanidad. Recordemos su conmovedora arenga, pocos días después de ser nombrado Primer Ministro el 10 de mayo de 1940; en esa ocasión afirmó no poder ofrecer más que "sangre, sudor y lágrimas".
Churchill, junto a la gloria literaria sumó la gloria como estadista. Poseedor de una rara habilidad para predecir los acontecimientos futuros, los historiadores le atribuyen haber sido un líder vigoroso y eficaz, el político británico más renombrado del siglo XX. Sabemos también de su gran capacidad para seducir e influenciar tanto en la Administración como en sus conciudadanos. Estaba dotado de un entusiasmo, determinación y optimismo excepcional.
Pedro G. Cuartango , (El Mundo, Madrid, 21 de noviembre de 2015), en relación con una biografía sobre Churchill de Boris Johnson, alcalde de Londres, comenta lo siguiente: "Era sin duda una personalidad poliédrica y compleja, pero su determinación fue clave para derrotar a Hitler y cambiar el curso de la Historia. Churchill es para la juventud británica una estatua frente al Parlamento. Para esa generación de británicos que ignora el pasado, Johnson ha escrito más de 400 páginas en las que plantea un dilema apasionante: ¿Puede un solo hombre cambiar el curso de la historia? La respuesta es sí, Winston Churchill lo consiguió, y de haber perdido la vida en sus muchas aventuras militares antes de 1939, la II Guerra Mundial habría tenido un diferente desenlace".
Finalmente, podemos afirmar de acuerdo a la opinión de la mayoría de los psicólogos, que Churchill poseía las cualidades de los grandes líderes. Así por ejemplo, se ha establecido que los líderes jamás se retiran sin antes dar la batalla, que se debe liderar con el ejemplo, que jamás se autocastigan por error ni por haber corrido el riesgo. Un líder transformador protege, educa, persuade, convence, decide, gobierna, guía, en una palabra, transforma. Bob Eaton que no es un profesional de la psicología, sino el jefe ejecutivo de la ex - Daimler Chrysler, define a un líder con gran economía: "Un líder es alguien que puede llevar a un grupo de personas a un lugar al que esas personas no creían poder llegar". De acuerdo! Winston Churchill fue ese líder.
(Economista)
