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Al Larguero

TURISTA

ALEJANDRO TOVAR

Estimado Hugo Carrillo

Seguro que en Toluca, donde ahora se asienta, por razones de trabajo y desde donde emprende, según se ve en las redes sociales, viajes a diferentes sectores de la Ciudad de México, Hidalgo, Puebla, Morelos y demás la han hecho cambiar, es un hombre diferente ahora mismo, que de los sobresaltos del trabajo, tan naturales, sino el precio de la adaptación, lo que obstaculiza.

Y desde allá, tomará la temperatura nuestra, que casi llegamos al asado, con espacios de nublados que sólo son promesa y terminan en amagos, mientras usted mira y soporta la lluvia a diario. Sabe que deseamos andar desnudos y bebiendo cerveza pero debemos trabajar y vamos por nuestras queridas calles dejando sudor debajo de los jeans y se hace preguntas y se interroga a sí mismo y busca respuestas y quisiera que todos le respondiéramos en coro.

Recuerde que la juventud es la edad adecuada para viajar de un extremo a otro del mundo, tanto con el cuerpo como con el espíritu, para probar las costumbres tan diferentes, los caracteres de tantos, las campanadas de cada distinta catedral, el clima que lo obliga a comparar con el suyo propio y el formato que va tomando su persona, con la obligación de conocer tanto que le resulta nuevo, comenzando por ropa gruesa y ambientándose a la altura y al frío que le hace muecas.

¿Quiso ser periodista? Ya se dio cuenta en la primera etapa que después de la escuela, cuando se encara a la vida del profesional, la existencia es bien distinta y muchas veces, como en la cancha, hay que jugar más con el corazón que con la cabeza, porque el periodista real, el de cepa, ése nunca termina de aprender. Debe vivir como un turista a diario, mirando todo, anotando, investigando, viendo las cosas y a los hombres dos veces, indagando de vidas y de costumbres, de colores y sinsabores, de ansias y de prejuicios, siempre con la obligación de arriesgar.

Debe hacerse a la idea que las empresas manejan bien el ejercicio de la insensibilidad y carecen de memoria, por lo tanto no quiera hacer una carrera para ganar el Pulitzer, sino cimiente el intelecto con una interminable tarea de preparación hasta hacerse experto. Eso se consigue leyendo lo más que se pueda, viendo, escuchando pero sobre todo, leyendo mucho. Logre desarrollar textos de cualquier estado de ánimo, que también rencor y desprecio hacen literatura. Como también no puedes ser un artista sin dañar a nadie.

En este medio, Hugo, a veces resulta más difícil lidiar con los toros de su propia ganadería que contra los matadores de mayor prestigio, porque el mayor hallazgo hoy, es encontrar una persona amable, leal, sincera y la ética en la vida, pierde siempre pues el ser humano tiende a valorar aquello que comprende, del mismo modo que suele despreciar lo que no.

Apasionarse es lo que te cambia la vida, obligándose a no ser común, sabiendo que quien tiene el conocimiento, tiene el poder. El periodista joven, como lo dije a César Tovar un día, debe ser sinónimo de rebeldía y disidencia y ello ser su carta de identidad, sin perder su libertad, sin dejar de estudiar, de leer todo, de ser turista eterno y de soñar para vivir, no vivir sólo para soñar.

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