La dama de la voz maravillosa
Para la pequeña Zoila, su juego favorito era tratar de imitar el canto de los pájaros. Se pasaba horas en el jardín "conversando" con ellos y la verdad es que no batallaba mucho para lograrlo. Su voz era extraordinaria y se lo permitía. Así nació su pasión por el canto.
Eran los primeros años de la década de los 30 en el Perú cuando se inició la carrera de una cantante increíble con una prodigiosa voz como nadie más la ha tenido. Su nombre completo: Zoila Augusta Emperatriz Chávarri del Castillo, conocida en el universo de la música y el canto como Yma Sumac.
Lo extraordinario de la voz de Yma Sumac era su rango, que llegó a abarcar cinco octavas, cuando lo normal en una cantante era de dos y media. Una octava es una serie de los siete tonos de una escala, manifestados sucesivamente hasta llegar a la repetición del primero de ellos. Si un piano, por ejemplo, tiene ocho octavas y empieza usted haciendo sonar la tecla del tono más grave - supongamos que es mi - y los hace escucharse uno a uno hasta que llega al siguiente mi, habrá recorrido una octava.
Una intérprete que puede dar los tonos de dos y media octavas, es una magnífica cantante, pero una que alcanza cinco octavas es algo fuera de este mundo. Pues Yma Sumac era algo nunca visto ni oído, antes ni después. Su privilegiada voz podía pasar de imitar el trino de los pajaros - sin recurrir al falsete - a cantar de pronto imitando con toda comodidad la grave voz de un barítono.
El nombre de Yma Sumac era una deformación de la expresión Ima Sumaq, que en el quechua - idioma aborigen peruano - significa ¡qué linda!, porque aunada a sus extraordinarias cualidades para el canto, la Sumac era una mujer de enorme y exótica belleza. Ella siempre afirmó ser una princesa inca descendiente del emperador Atahualpa.
Su niñez la pasó en Ichocán, su pueblo natal, pero a los 13 años en que se empezaron a manifestar públicamente sus dotes de cantante, se mudó a Lima y ahí se casó con el músico y compositor Moisés Vivanco.
En 1946, Yma y su esposo viajan a Nueva York y ahí presentan el espectáculo del Trío Inca Taky, integrado por ella, Vivanco en la guitarra y Cholita Rivero, prima de la Sumac, cantando y bailando. Fue ahí donde surgió el rumor de que era falsa su pregonada descendencia del emperador Atahualpa y que su verdadero nombre era Amy Camus (Yma Sumac al revés), nacida en Brooklyn, cuestión que fue desmentida finalmente por el cónsul de Perú, en nombre de su gobierno, declarando oficialmente que "a mi buen entendimento y en concordancia con las aserciones - o sea, las afirmaciones - de autoridades en la historia de los incas y la historia peruana en general, Imma Summack es descendiente del Inca Atahualpa". Eso es lo que dijo el cónsul, vaya usted a saber qué tanto de verdad había en sus palabras.
Ima grabó infinidad de canciones, la mayoría muy propias del folclore latinoamericano como Amor indio, El cóndor pasa y Vírgenes del sol . Intervino en la película mexicana Música de siempre y en Hollywood en El secreto de los Incas con Charlton Heston y Robert Young. El 1 de noviembre del 2008, recién cumplidos sus 86 años, la privilegiada voz de Yma Sumac, calló para siempre.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
He visto que la palabra veintiséis se escribe con acento en la segunda e y no entiendo el porqué. En la palabra veintidós, lo entiendo, pero no en veintiséis, que es palabra grave terminada en s.
RESPUESTA:
La palabra veintiséis no es grave, es aguda, porque si se rompe el diptongo ei, se cambia la acentuación. La silabización correcto de esta palabra es vein-ti-séis. Con la palabra diciséis, ocurre lo mismo.
Reflexión para terminar: Cuando se tienen veinte años, crees haber resuelto el enigma del mundo; a los treinta, empiezas a reflexionar sobre él y a los cuarenta te convences de que es insoluble. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
