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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Juan Recaredo

De todo hay en el cafetal del Señor

"¿Gusta pasar a tomar una tacita de café"? Es la invitación que le hacía Doña Florinda al Prof. Jirafales, único gesto de ternura que le veíamos a la señora, que por lo demás era agria de tiempo completo. Me refiero al Programa de El Chavo que escribía Don Chespirito y que pasaba y aún pasa en la TV de gran parte del mundo. El dicho de la "chancluda" de Doña Florinda es indudablemente la invitación a pasar a la intimidad, a la cordialidad y a la confianza.

¡Cuántas decisiones se toman sorbiendo una rica taza de café! ¡Cuántas ilusiones se expresan, cuántos problemas se arreglan, cuántas confesiones se hacen mientras respira uno el aroma de un delicioso café con leche, o negro, que en realidad no es negro, sino color café oscuro, con o sin crema, con leche o sin leche, con azúcar o endulzante dietético, con poca azúcar o con 5 cucharadas del endulzante que casi lo elevan a la categoría de melaza. Le juro que yo tengo un amigo que le echa esa salvaje cantidad de azúcar a una indefensa tacita de café.

De todo hay en la viña del… o digo, "de todo hay en el cafetal del Señor", pero lo cierto es que al que no toma café en ciertas circunstancias, se le ve como un raro espécimen

Es obvio que muchas oficinas y muchas personas no arrancan si no tienen cerca una tacita de café para darle por lo menos unos traguitos, aunque ahora ya no es raro que en una oficina te den opciones: ¿Gusta un café, un refresco o nada más un poco de agua? Como que la infusión de la semilla del cafeto tostada, molida y hervida va teniendo en ciertos lugares cada vez más competencia: antes era única, es decir, lo único que te ofrecían, luego entró el refresco, principalmente el refresco de cola, y ahora también participa la "tan de moda" botellita de agua.

Si buscamos entre escritores, poetas y literatos, difícilmente habrá alguno que no encuentre su inspiración en un café o bien - y hay que reconocer ahí sí la fuerte competencia - en el alcohol. Un café o una copa de vino, y en muchos casos un cigarrillo, son para esas personas, la llave que abre el día a las actividades cotidianas.

Tengamos presente que la cafeína es la droga más popular del mundo, aunque hemos de aclarar que no por llamarse así solamente está en el café. También, hace acto de presencia en muchos otros alimentos y bebidas, empezando por los refrescos de cola y siguiendo por los productos de cacao, el té y una larga lista de plantas más.

Pero nos falta aclarar la pregunta con la que quizá deberíamos haber empezado el comentario: ¿de dónde viene o cómo se originó la costumbre de tomar café? Cuenta la leyenda árabe de un pastor que fue el que la descubrió al ver que sus chivas casi enloquecían al comer los frutos de un arbusto y que él mismo, por curiosidad, llevó las ramas y los frutos de ese arbusto - el cafeto - a un monasterio donde se descubrió la infusión y sus propiedades estimulantes.

Finalmente, siendo una recurrente fuente de inspiración, no es raro que el café haya sido punto de partida para una serie de reflexiones, dichos y axiomas que a él se refieren. Como aquella que dice que la mujer quiere que su hombre sea como el café, rico, caliente, que tenga "buen cuerpo" y que la mantenga despierta toda la noche.

ESCRÍBALE A JUAN RECAREDO: [email protected].

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Eduardo Zamora: ¿Cuál es la expresión correcta, dícelo ó díceselo?

RESPUESTA:

Ninguna de las dos. Lo correcto es díselo, con S.

Reflexión para terminar: El placer de vivir sin pena bien vale la pena de vivir sin placer. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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