Es del tipo de personas de las que no es necesario decir sus apellidos para saber de quién se trata; basta con mencionar su nombre para identificarlas inmediatamente. Su actividad y su oficio le permitieron...
Entrar en relación con mucha gente, de la que ganó su aprecio y su respeto; gente a la que él mencionó en sus reportajes y trabajo periodístico, señalándole errores y defectos, cuando los hubo, pero igualmente sus puntos positivos, haciendo crítica de los diferentes aspectos de su vida y de su desarrollo laboral y profesional; sin embargo, esa misma gente por él criticada, le demostraba de varias maneras el reconocimiento a su labor. Por eso gozó siempre, como goza aún, del afecto de políticos, funcionarios, empleados, servidores públicos y de la iniciativa privada, los que están vigentes y los ya retirados.
Nosotros éramos aún estudiantes, algunos de secundaria, otros de preparatoria, y tuvimos desde entonces lo oportunidad de conocerlo y saber de su trabajo profesional, siempre desarrollado con apego a la verdad, lo cual no es fácil, en un oficio que ofrece tentaciones, pero lleno también de riesgos y peligros. De carácter irónico y mordaz, ofreciendo una sonrisa que gana inmediatamente la simpatía de su interlocutor, sea obrero, empresario, campesino o estudiante.
Originario de El Huarache, municipio de Lerdo, Durango, donde nace el 11 de enero de 1937, registrado en la Ciudad de Torreón, Coahuila, en la que reside durante su infancia y juventud, porque sus padres don José Esparza Lizardo, nativo de Zacatecas, y doña Caritina Ramírez, oriunda de Velardeña, Durango, tuvieron por necesidades laborales del jefe de familia que mudar su domicilio a dicha ciudad lagunera. Contrae matrimonio con la señora Rosa María Nieto Araiz, procreando cuatro hijos de los que se siente orgulloso, todos profesionistas y en plena actividad: Patricia Concepción, empresaria del ramo agropecuario; Lourdes Rossana, licenciada en administración de empresas; Consuelo; y Héctor Alejandro, licenciado en comunicación y director de la Revista Nomádica, que nace en 2002 (está en su año 15), editada y publicada cada dos meses por Editorial Altocontraste.
Sus estudios de primaria los realiza en la Escuela 20 de Noviembre de Torreón y hace un curso de Comercio en la prestigiada Escuela Bancaria y Mercantil de la misma ciudad. A los 16 años comienza trabajando como mozo; en 1956 inicia en la redacción de El Siglo de Torreón y por dos años estuvo encargado de recibir las corresponsalías por teléfono y telégrafo, con la tarea específica de poner en limpio y de manera ordenada los reportes recibidos.
Propiamente como reportero novel debuta entre 1958 y 1959, a la muerte de Rodolfo F. Guzmán quien cubría la fuente de Gómez Palacio y Lerdo, de la que él se hizo cargo a la edad de 21 años. Sin preparación previa, de manera empírica podría decirse, con decisión y coraje, pero también con temor, por lo desconocido del oficio, temor que superó al paso de los años; incursiona con éxito en el escabroso campo de reportero, buscando la noticia, sin esperar que la noticia llegue a él, yendo hasta el lugar de los hechos, por lejanos que estuvieran o por peligrosos que fuesen, para tener bien informado al público, de manera clara, real y objetiva, haciéndolo siempre con verdad, sin alteración de los hechos o deformación de los personajes que en ellos intervenían.
Seguramente ya descubrió usted amable lector, de quien estamos haciendo referencia; cubrió una larga etapa como reportero de El Siglo de Torreón, de 1958 a 2001, y en ese extenso período de activa vida laboral, conoció e informó sobre acontecimientos importantes que impactaron o fueron motivo de asombro en la sociedad lagunera, tales como la explosión de Guayuleras de 1955; o la inundación de 1968, causada por el desbordamiento del río Nazas, siendo testigo y narrador periodístico de los trabajos realizados para levantar un bordo de costaleras en la carretera a Nazareno, que trató de evitar que las agua del río llegaran a las colonias El Campestre, Las Rosas y Santa Rosa, lo que finalmente sucedió, en la época de Páez Urquidi, como gobernador de Durango y Elizondo Villarreal como presidente municipal de Gómez Palacio.
También cubrió como reportero aquel curioso evento de intoxicación colectiva, sucedido en el municipio de Nazas, en la que los invitados a una boda, consumieron la sabrosa "barbacoa" que se sirvió, resultando a la postre 300 personas intoxicadas con el típico platillo, provocando una urgente y rapidísima movilización de ambulancias y servicios médicos para atender a los afectados. Aquello fue un escándalo.
Acontecimientos de nivel internacional como el homicidio del senador Robert Kennedy, hermano del también asesinado presidente John, fuerte aspirante a la presidencia de los Estados Unidos, evento que sucedió en junio de 1968, apenas cuatro años y medio de aquel magnicidio de noviembre de 1963. Este hecho que impactó al mundo se dio a conocer en un reportaje sensacional que El Siglo publicó, gracias a un equipo de trabajadores de la redacción que recibía los cables de las agencias noticiosas internacionales, equipo del que formaban parte como jefe del departamento Armando Ramírez Mijares, el cablista Rodrigo Caballero, así como el versátil y sabio Joaquín Sánchez Matamoros, y claro, el protagonista de este Enfoque.
Sucesos de carácter local fueron noticias que cimbraron a la población lagunera y que cubrió este reportero en las páginas del Diario Defensor de la Comunidad. Informó, a través de su trabajo reporteril, del rescate histórico del Puente de Ojuela, en el municipio de Mapimí, que estaba a punto del desplome y las labores de su restauración, durante los gobiernos de José Ramírez Gamero y Maximiliano Silerio Esparza, en Durango.
Una vida pletórica de acontecimientos sobresalientes y rutinarios es la que tuvo nuestro personaje, a lo largo de la cual cultivó amistad y llevó buena relación con reporteros y redactores, incluso de otros medios, entre los que destacan Alejandro Saborit, Arturo Cadivich y Eduardo Elizalde, así como Rodolfo Guzmán, José de la Parra y Alfredo Rivera, de los que aprendió y cuyos conocimientos aplicó en la práctica, expresando su afecto y respeto a don Antonio de Juambelz, quien fue fundador y por mucho tiempo, Director de El Siglo, y del que nuestro personaje recibió siempre apoyo, consejo y orientación.
Desde los años setenta establece su domicilio en Gómez Palacio, donde actualmente reside, en la Colonia El Campestre. Se retira por motivos de jubilación en 2001, habiendo recibido una generosa indemnización económica, según él mismo comenta, por casi cincuenta años de informar a la población de la Comarca Lagunera de Durango; pero no ha dejado de escribir, pues esporádicamente aborda temas de interés general que este periódico publica, cultivando el Cuento como género literario; para ejemplo, el aparecido el pasado domingo 16 de julio, "De la gloria al infierno", narrativa de tono regional. Es oportuno mencionar en este Enfoque, que por iniciativa propia, como terapia ocupacional, se ha "echado" la tarea de atender el pequeño jardín de la plazoleta de la propia colonia El Campestre, que marca el sitio donde inició el movimiento revolucionario de 1910 en Gómez Palacio. Él es Higinio.
