— Bertolt Brecht
El código de Hammurabi, basado en la "Ley del Talión", establecía penas muy severas para infractores e incluía la imposibilidad de que el propio rey pudiera cambiarlas, lo que las hacía inmutables, obligatorias y aplicables a todos los habitantes de Sumeria, fuesen del linaje que fuesen. A estas leyes se les daba un origen divino: el dios Shamach se le habría entregado al rey Hammurabi el año 1750 a. C.; hace casi tres mil ochocientos años. Estaba redactado en acadio, en primera persona y lo estableció el dios Marduk para que iluminara al reino y asegurara el bienestar de su pueblo. Estaba grabado en un bloque de basalto de 2.50 por 1.90 metros y colocado en el templo de Sippar; múltiples copias fueron repartidas por toda Mesopotamia.
Estas normas jurídicas no admitían excusas ni explicaciones y nadie podía alegar desconocimiento o ignorancia. Establecían proporcionalidad entre el daño causado en un acto criminal y el daño dictado como castigo; es decir, implantaban un criterio vengativo. En el caso del robo, además de la devolución de lo sustraído, al ladrón se le cortaban las manos. Lógicamente hoy esto nos parece inhumano, pero recordemos que Porfirio Díaz recibió un país destrozado y lo arregló; en la famosa entrevista con el periodista James Creelman en 1908, aseveró: "Empezamos castigando el robo con pena de muerte y apresurando la ejecución de los culpables en las horas siguientes de haber sido aprehendidos y condenados...". "Éramos duros. Algunas veces, hasta la crueldad. Pero todo esto era necesario para la vida y el progreso de la nación. Si hubo crueldad, los resultados la han justificado con creces."
Desde luego que las posturas anteriores no serían aceptadas ahora; pero la insoportable corrupción desde el más alto puesto del poder ejecutivo hasta el más humilde servidor de una paraestatal u organismo autónomo, hace que muchos piensen en soluciones extremas; la desesperación empieza a ganar terreno frente a la prudencia y la legalidad. La problemática ha sido tan severa que hasta parlamentarios europeos exigen que en México se acabe la corrupción; esto demuestra el terrible alcance que ha logrado acompañada de su hermana gemela, la impunidad, siempre a su lado alentándola y sobretodo, motivándola.
El exgobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, soñaba regresar a México para poderse burlar de la ley y de los mexicanos; ahora ya con un pie en la calle, Duarte resultó un auténtico Autólico; aquel hijo del dios Hermes a quien se le otorgó el poder de robar sin ser jamás castigado. Aquello de los niños con cáncer y los periodistas asesinados, son fantasías y por ello, los priistas "merecen la abundancia". Ejemplo idéntico es Roberto Borge, exgobernador de Quintana Roo a quien un juez federal congeló toda orden de aprehensión en su contra. En otros estados se viven circunstancias precisamente similares.
Las declaraciones de la Conago contra Javier Duarte deben entenderse como la costumbre de ciertos piratas que castigaban a sus congéneres que robaban lo robado, haciéndoles beber el oro que tanto ambicionaban.
Parodiando una democracia de caricatura, el alto INE, no supo, no pudo y no quiso resolver los conflictos poselectorales de Coahuila; su marcada incapacidad intentó salvarla hablando de organización de elecciones; ellos, el Consejo General, no saben absolutamente nada de organización electoral, las normas que usan las heredaron del primer IFE. Es el bajo INE quien las realiza realmente; son las juntas y consejos distritales y locales, las que hacen el trabajo directo con el pueblo: arman casillas; capacitan funcionarios que luego el IEC frustra, amenaza y provoca la pérdida de veracidad de la elección, sin embargo, esa leonina institución si es creída por el alto INE, ya que ambos son cómplices. Ese daño se ve reflejado en la actitud del ciudadano ante el bajo INE, insultando a los pobres CAEs cuando los buscan para que sean funcionarios de casilla.
¿Cómo podrá una institución corrupta y sin la más mínima credibilidad ciudadana organizar las elecciones de 2018? Las personas honestas se niegan a estar en las casillas; ¿para qué? Por ello su lugar lo ocuparan los miembros de los partidos; esos que firmaron un mes después de la elección que no habían percibido pago por ser representantes de su partido, cuando ellos mismos saben que si cobraron: tan deshonestos como sus dirigentes. Imposible prever una elección presidencial seria en 2018 con una camarilla de corruptos como árbitros de ella; miembros del mismo cártel del ejecutivo federal y sus secuaces en el gabinete y en el partido. Una vez más, se han confundido ejecutivo y dirigencia del PRI, exactamente igual que los nazis y los soviéticos.
La deshonesta pausa del alto INE solo ha servido para que los corruptos de la pasada elección se aprestan a defender sus marrullerías; esconder sus suciedades con palabras y amenazas, ambos son exactamente iguales. Pero más aquel que se atreve a calumniar a los ciudadanos que se manifestaron contra el fraude en la más pavorosa elección de Coahuila. No se engañe Sr. Anaya; quienes marcharon por las calles coahuilenses, estaban demostrando su absoluto rechazo al moreirato, no defendiendo su deshonesta candidatura; intentaban salvar la dignidad de los electores. Se confunde al creer que le perdonaban sus depravadas prácticas de enriquecimiento y ansias de poder; que olvidaban que sacrificó a su partido y correligionarios en 2013 en la elección de Torreón; ciudad a la que condenó al fracaso por su envilecida visión y que entregó a la podredumbre que aún padece. Del otro candidato, nada más que decir, la comunidad lo conoce muy bien, por ello no ganó ni en la casilla de su colonia; claro, ahí, menos que en otro lugar de esta sufrida urbe, saqueada y mutilada por él y su necio "carácter" golpeador. Por cierto: ¿Alguien sabe si ya funciona el "Coahuila seguro"? porque se siguen cometiendo a diario muchos crímenes culposos en este estado.
