Triste. Jesús Lara López (izq.) se despidió de sus familiares en el aeropuerto de Cleveland.
El mexicano Jesús Lara López, originario de Chiapas, se convirtió ayer martes en una más de las caras de la política de deportaciones que impulsa el gobierno de Donald Trump que termina con la separación de una familia tras años de trabajar y vivir en Estados Unidos.
Lara López, de 37 años, llevaba 16 años en territorio estadounidense. Tiene cuatro hijos de entre 6 y 13 años, todos nacidos en EU, a quienes dejará atrás junto a su esposa.
El aeropuerto de Cleveland (Ohio) fue el escenario de la despedida familiar, estampa marcada por las lágrimas y las emociones a flor de piel. De nada sirvió la movilización comunitaria, las peticiones a congresistas ni las protestas y marchas contra su deportación.
Lara López llegó en 2001 a Florida para trabajar en la recolección de fruta, pero rápidamente se mudó al norte, donde se estableció. Se casó e, incluso, compró una casa para su familia.
A pesar de contar con una orden de deportación por haber circulado en automóvil sin licencia en 2008, y de que las autoridades ordenaran su expulsión en 2011, las autoridades migratorias le habían otorgado varias prórrogas e incluso permisos de trabajo sin ningún problema. El pasado marzo, sin embargo, todo cambió.