¡Lo que nos faltaba!
Un llamado de alerta, un grito de alarma, es la información que a manera de denuncia hace Julio César Ramírez en su columna Yo río libre, en la sección editorial del sábado 21 de julio; intitulado el artículo: “Fábrica de cianuro en La laguna”; bien documentado, sin duda, hace cronología de los variados intentos de la fábrica de cianuro The Chemours Company, corporación estadounidense, por establecerse en algún lugar de nuestro territorio; pero ni en Salamanca ni en San Luis de la Paz, Gto.,fue aceptada, gracias a la difusión de los “pro” (mínimos) y los (muchos) “contra” de esta compañía, y de la comprobación de los altos y letales niveles de contaminación a cielo abierto.
¡Bien! Por las organizaciones ambientalistas y del sentido común de los responsables de la Secretaría del Medio ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), quienes entraron en razón (o cedieron a la presión de la ciudadanía ambientalista), y decidieron dar marcha atrás en el proyecto de instalación de tan nefasta compañía.
El artículo en cuestión, da santo y seña de todos los daños que provocaría a los seres vivos, (plantas, animales y seres humanos), y es el momento para reflexionar y decidir si dejamos que la empresa se instale, minimizando los riesgos costo-beneficio; o mejor aún, como sociedad civil, despertar la conciencia ecológica y pensar en la salud de nuestros hijos; y en general, en los daños que sufriría nuestro ecosistema, por demás frágil, hoy por hoy.
El Porqué se instalaría esta planta química productora de cianuro de sodio en terrenos del Ejido el 7, de Gómez Palacio, se desconoce y desconcierta, pues tal “arreglo” pareciera ser propio de gobiernos priistas coludidos con los paradójicos verde ecologistas, quienes justificarían tal aprobación con la anhelada creación de empleos, como medio para aliviar la pobreza; y obviamente el supuesto desarrollo industrial de la región lagunera de Durango. Pero, insisto: desconcierta que el proyecto (en comento) haya sido aprobado por el gobierno panista, a menos que la aprobación haya sido heredada por Herrera Caldera; sin embargo, no olvidemos que localmente tenemos a una alcaldesa priista de pura cepa, a quien le interesaría hacer puntos para abonar su carrera política como sucesora del actual gobernador duranguense.
Se les olvida a las autoridades estatales y municipales, que en la Comarca Lagunera sufrimos de escasez de agua, y que la poca que hay contiene arsénico; se les olvida que los mantos acuíferos están sobreexplotados, y que ambientalmente estamos siendo dañados por la termoeléctrica de Cd. Villa Juárez, de Lerdo, Dgo. Se les olvida a nuestras autoridades, que el viento “normal” y las tolvaneras propias de la región, no tienen rumbo fijo ni palabra de honor, y que la contaminación ambiental afectará no sólo a los gomezpalatinos, sino a toda la Comarca Lagunera; es por ello que, desde esta tribuna hago un llamado a la sociedad civil, a los grupos ambientalistas, a las organizaciones ecologistas y al Centro Pro de Derechos Humanos, para que hagamos todo lo posible por evitar que se instale esa planta de alto riesgo para la salud, en tanto que es productora de cianuro, el que sin duda traerá graves afectaciones a la salud de todos los seres vivos.
Me pregunto: ¿Vale la pena, la generación de empleos, al costo de la salud y el deterioro de todo un ecosistema? ¿Y, alguien ha pensado en la salud de nuestros hijos, nietos y biznietos? Dada la situación de corrupción e impunidad, ¿Quién asegura que la ahora denominada planta The Chemours Company Mexicana S de R.L. de C.V. cumplirá con los estándares de protección al Medio ambiente? ¿Quién puede asegurarlo, si la planta es a cielo abierto, y los deshechos volátiles son altamente tóxicos, que mezclados con el oxígeno se inhalan, se ingieren en alimentos y se absorben por la piel, con efectos crónicos e irreversibles? Me pregunto: ¿Vale la pena el costo-beneficio?
Héctor García Pérez
Gómez Palacio, Dgo.
