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Crónica gomezpalatina

El sabino centenario de la Plaza de Gómez Palacio 1917-2017

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MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO

No sabemos si todavía exista algún privilegiado habitante de nuestro terruño que pueda superar en edad al Centenario Sabino de la Plaza de Armas de Gómez Palacio, lo que nos permite valorar la enorme trascendencia de contar con este símbolo de vitalidad, orgullo y supervivencia, que con su amable y generosa presencia representa una motivación especial y significativa en la existencia de una comunidad que creció en paralelo a este magnífico ejemplar forestal, ya que la fundación oficial de la ciudad y municipio se remontan al 21 de diciembre de 1905.

Con toda justicia, este árbol de la variedad “Ahuehuete” ocupa un lugar de privilegio en la estima de nuestra población y luce galano y altivo en el paseo público, presidiendo todos los actos que se desarrollan en nuestro tradicional lugar de reunión y presenciando desde su sólida atalaya como se han desarrollado los acontecimientos cotidianos de un activo conglomerado de gentes que desde siempre han concurrido a fortalecer sus prácticas religiosas católicas en el Templo de Guadalupe, como lo hacían los creyentes cristianos en el Templo Presbiteriano, ubicado a dos calles al oriente.

Mirando al sur, vigiló la distinción del monumento al Padre de la Patria don Miguel Hidalgo y Costilla, que fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910 con motivo del Primer Centenario de la Independencia, precisamente en la esquina de Hidalgo y Centenario, que también ese mismo día recibió el nombre que ostenta, sitio donde permaneció por algunas décadas.

Bajo su sombra cobijó en diferentes épocas, a los miles de concurrentes que en aquellos sencillos tiempos de 1900, en grata convivencia se reunían a escuchar la música de las bandas de las grandes empresas, integradas por trabajadores de “La Amistad y la Jabonera La Esperanza”, y daban vueltas a contra dirección para encontrarse de frente las muchachas con los jóvenes y así poder relacionarse entre sí, con los resultados que ya conocemos, probablemente tú, estimado lector desciendes de algunas de esas parejas que allí se conocieron. Estoy seguro que al compás de las melodías y la belleza y prestancia de la juventud de todos los tiempos, el sabino se alegraba y mecía sus ramas y todavía más cuando a fines de los años 40´s, ya contó con la gratísima actuación de nuestra queridísima Banda No. 2 del Estado, que desde entonces se incorporó definitivamente a los símbolos de nuestra ciudad.

Igualmente conoció a los beligerantes e inconformes, que en el viejo kiosco de columnas de granito se congregaban tarde a tarde a lanzar diatribas a las autoridades y partidos, opuestos y belicosos a las conductas públicas, siempre intolerantes y contrarios a todo y a favor de nada. Sin lugar a dudas, estos gritos y aspavientos causaban molestias y enfado a nuestro ahuehuete pues su definición en la lengua náhuatl significa “viejo sabio”. Desde luego que las voces de los luchadores sociales también lanzaban sus justas proclamas, recordamos a don Guillermo Zamudio, luchador social, a don Alejandro J. Nápoles, honesto líder campesino, a Jaime Vargas con la tendencia democrática y su famoso grito “este puño si se ve”, al Partido Comunista con ese gran e indomable personaje don Enrique Ochoa Gutiérrez y su lucha ferrocarrilera con el lema de: “Con Vallejo, hasta el pellejo”.

Todas esas peripecias se vivían en el entorno de nuestro amado sabino. Tenía primera fila al paso de los desfiles cívicos que anteriormente marchaban por la avenida Hidalgo, de sur a norte, con templete en el Cine Palacio. Se relamía sus hojas con el olor de los aromas frescos y deliciosos de las aguas de don Tranquilino Rivera, “El Indio Mangas Mochas” y también con las aguas de celis y nieves del siempre bien recordado Mingo Casillas, cuyos establecimientos aún permanecen. En los momentos de desastre y de necesidad, como en la inundación del 68, a los alrededores del árbol se han reunido los materiales de ayuda y las aportaciones populares de los hermanos gomezpalatinos, solidarios y nobles en la tragedia y la carencia. Quizá a veces no volteamos a verlo, pero sabemos que allí está y con el favor de Dios allí estará, pues su longevidad es reconocida y supera los cientos de años de existencia, desde luego que tenemos que cuidarlo, darle de beber con abundancia y regularidad, creo que por el momento solamente requiere una pequeña poda de formación en las ramas que dan a la avenida Independencia para que ahora que se terminen los trabajos de hermoseamiento de esa calle, luzca más hermoso y esplendoroso. Últimamente le ha tocado vivir buenos tiempos, a su vera luce majestuosa la alegoría a los padres de familia, día que se festeja en nuestro país gracias a la labor de la gomezpalatina Carmelita Tostado Gamboa (+) primera promotora nacional del “Día del Padre” en México. Luego ha presenciado a las grandes bandas de la Marina Armada de México, las mejores orquestas y artistas nacionales y grandes espectáculos que se presentan en la explanada y en el bello kiosco ornamental y ahora, desde que nos amanece hasta que nos anochece, escucha a nuestros artistas locales aficionados, cantando con mucho sentimiento pero poca entonación, salvo excepciones, claro.

Varias versiones circulan sobre quién y el año que se plantó ese árbol. Se dice por ejemplo que fueron miembros de la Junta Popular Agraria en 1921, como uno de los actos para celebrar el inicio de esa organización campesina.

Igualmente se señala que lo hicieron alumnos de la escuela oficial número 1, ahora Primaria Bruno Martínez, y hasta hay una historia de que lo hizo un soldado villista en un descanso tomado en nuestra plaza.

Nada de lo anterior concuerda con el informe oficial de los especialistas en ecología, que basados en estudios científicos determinaron que el espécimen forestal fue plantado en 1917, es decir que en este año cumple su primer feliz centenario de existencia. ¡Por supuesto que se merece nuestros pensamientos de reflexión y agradecimiento! A propósito de celebrarse el Día del Árbol, el pasado miércoles 28 de junio el Instituto Municipal de Ecología convocó a un evento conmemorativo para festejar ese acontecimiento y lo realizó precisamente al pie del sabino monumental de la Plaza Juárez de Gómez Palacio. Durante el desarrollo del programa tomaron la palabra algunos responsables regionales en cuestiones forestales y nos hicieron saber interesantes datos relativos a esos ejemplares, como ejemplo nos señalaron que con motivo del Centenario de nuestra Independencia, el ahuehuete fue seleccionado como el “Árbol Nacional de México”, por su esplendor belleza, longevidad, dimensiones y tradición, atributos que desde tiempos prehistóricos le han ganado fama de tener cualidades sagradas y ser parte de leyendas y tradiciones.

Comentaron que el sabino al que nos hemos venido refiriendo es un ejemplar joven y sus condiciones actuales son muy saludables y convenientes, que solamente resta que le prodiguemos las atenciones que necesita a fin de que se conserve en buen estado. Por otra parte señalan que en el municipio tenemos un déficit de 400 mil árboles, por lo que nos invitan a todos poner nuestra parte para plantar ejemplares adecuados a la región, cuidar y hacer lo necesario para disminuir esa grave deficiencia.

En el acto procedieron por parte del Instituto de Ecología a donar ejemplares a todas las personas que los requirieron, recomendándoles su cuidado y protección.

Revisando las múltiples situaciones que se han dado en el regazo del hermoso ahuehuete de nuestra Plaza Juárez, que ha sido testigo de primera línea en los innumerables acontecimientos de nuestra ciudad en épocas pretéritas, presentes y seguramente lo será del porvenir, hacemos la propuesta que a iniciativa oficial o popular, se adopte la figura del sabino en la promoción de la identidad de Gómez Palacio, retratando su bella efigie, misma que felizmente ya aparece en el recientemente elegido Escudo de Armas del Municipio como lo que es: ¡Símbolo Centenario de nuestro amado terruño!

El sabino, símbolo de vitalidad, orgullo y supervivencia, nació a
la par con el municipio de Gómez Palacio, fundado al 21 de diciembre de 1905.
El sabino, símbolo de vitalidad, orgullo y supervivencia, nació a la par con el municipio de Gómez Palacio, fundado al 21 de diciembre de 1905.

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