Columnas Social

ENSAYO SOBRE LA CULTURA

José Luis Herrera Arce

CLAMOR DEL PUEBLO

Independientemente de los partidos, el pueblo es quien ya no soporta todas las irregularidades que los señores en el poder han cometido y siguen cometiendo en contra de los ciudadanos. Nunca antes, tanta gente de todas las clases sociales se había dado cita en las plazas para protestar. Si las personas que detentan el poder o que tienen una función dentro del estado no poseen la sensibilidad para escuchar esos gritos; la únicas solución al problema será el enfrentamiento; es cuando se sabe que ya no se tiene nada que perder más que la dignidad. No creo, que a estas alturas, los ciudadanos inconformes quieran dar marcha atrás. Se han tirado gobiernos en circunstancias similares; si piensan que en Coahuila no puede suceder pues yo creo que piensan mal.

No nos equivoquemos; la lucha no es por el apoyo de un político ni de un partido, es por el respeto a la ciudadanía. Ahora hay unión en torno a Memo Anaya por ser el paso a seguir, no porque sea un líder indiscutible. De lo que estamos hartos es de lo que tenemos y no por cambiar de nombres nos daremos por satisfechos del cambio sino que también, si llega a suceder, el que venga detrás sentirá la misma presión para que se hagan las cosas correctamente.

Tampoco son movimientos para que políticos nefastos la quieran encabezar y volver a su favor; digo esto por declaraciones del propio Humberto Moreira en contra de su hermano y la promesa de reunir gran masa de gente a protestar en las plazas. (Por si no te has dado cuenta, el movimiento es contra ti, tu hermano y todo lo que representan. Si tu partido tuvo ínfimos votos es el único apoyo con el que puedes contar.)

No sé si se trate de un rumor o sea cierto, la declaración de Riquelme en el sentido de que Saltillo seguirá siendo el privilegiado en las acciones de gobierno y que Torreón, por haberlo repudiado, no obtendrá mucho en cuanto a desarrollo. Por principio de cuentas, Torreón paga impuestos y lo hace para tener servicios y desarrollo. El dinero es del pueblo y no del señor gobernador. El congreso quedó en su contra puede ser un punto de presión. Se corre el riesgo de que los políticos se vuelvan mercancía; o sea, que se dejen comprar. En su futuro político lo hallarán, en su dignidad y credibilidad. Eso también enoja a las masas sobre todo cuando ya es insoportable lo que han tenido que soportar.

Una de las tantas opciones con las que se pueden contar es meterle más leña al fuego para que se retome la idea del estado de La Laguna; vuelvo a la historia: ¿Por qué Inglaterra perdió sus colonias americanas? Por no escucharlos, fueron razones comerciales. ¿Por qué Fernando VII perdió toda Latinoamérica? Lo mismo, por no escucharlos, por no darle la libertad de comerciar quererles mantener en sumisión con la máxima que el pueblo debe de callar y obedecer. Ser un gobernante no es convertirse en dueño de los hombres; y menos en la democracia. Si los reyes perdieron ante la voluntad popular (algunos, como Luis XVI, hasta la cabeza) mucho más los presidentes y los gobernadores.

Desgraciadamente, los políticos saben que la carne del cañón es el pueblo, los de abajo, los que menos tienen, los que por hambre aceptan las migajas condicionadas que les dan y por el miedo a perder lo poco que obtienen se prestar a servir a un amo. A ese grado han llevado al pueblo bajo en el cual se apoyan, porque si no les dan el apoyo, pierden la despensa o los quinientos pesos. Eso, de todos modos, lo pagan los impuestos. No es dinero de un partido ni de un político. Son programas establecidos a los que todo ciudadano que llene los requisitos, tiene derecho, aunque en la práctica no sea así.

El ciudadano debe de recuperar su dignidad. Ante la testarudez de cualquier tipo de dictadura se necesita la unidad. Esa es la idea. No se puede permitir que nadie se aproveche de esta lucha, es por nosotros, por nuestros hijos.

Si pagamos impuestos, si cumplimos con nuestras obligaciones, exigimos servicios, calles en buen estado, reactivación del centro comercial, reactivación de la vida industrial, la dignidad en los programas sociales, en los de salud, seguridad.

Somos humanos y tenemos derechos. No se puede estar a disposición de si quiere o no quiere; su obligación es hacerlo.

Estamos a la expectativa de hasta donde se quiere llegar.

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